sábado, 16 de enero de 2016

No sólo Oír, también Escuchar

"Jack simplificará demasiado cualquier cosa que se le diga, y perderá todo sentido de los detalles; en cambio, Marie no atenderá más que a las salvedades y contingencias. Hay gente que solo oye afirmaciones cuando se han formulado interrogantes, de modo que se hace imposible preguntarles nada, ya que invariablemente lo toman por una exigencia o una acusación. Otros suponen que si alguien les pregunta lo que están haciendo, trata de decirles algo sobre su conducta, y no simplemente de averiguarla [esto probablemente debido a que nuestros padres suelen utilizar las preguntas cuando en realidad nos están acusando, por ejemplo al decir. "¿quién rompió el vidrio? cuando lo que subyace es: "sé que tu rompiste el vidrio, eres un niño malo"].
(...)
Debido a estas disparidades, un medio de restaurar la atención del paciente enfocándola sobre el proceso mismo de escuchar es pedirle que no se concentre en las palabras que se digan, sino en otra cosa. ¿Qué oye en la voz del que habla? ¿es susurrante y suave, o áspera y agresiva? ¿cómo le impresionan su tono e inflexiones? ¿La encuentra fría, metálica, monocorde, o cálida y vibrante? Cuando la gente deja de escuchar las palabras para atender a algún otro rasgo, suele sorprenderse al captar mensajes nuevos o diferentes, en lugar de las viejas comunicaciones a que está acostumbrada.

Otro método para verificar si una persona escucha es hacer que repita lo que ha oído, antes de dar una respuesta". (p. 138)

Los terapeutas también tienen su selectividad al escuchar. Cada uno tiene un motivo o una temática más afín a su sensibilidad, lo cual explica por qué ciertos terapeutas tienen éxito con ciertas personas y con otras no, y crean poder ayudar a unos y a otros menos. (p. 139)

Referencias:
Polster, E. y Polster, M. (1974). Terapia guestáltica. Bs. As.: Amorrortu.