miércoles, 26 de febrero de 2014

Espiritualidad y psicología (+lista de reproducción)

martes, 25 de febrero de 2014

ciencia y espiritualidad lo cuántico en lo cotidiano (+lista de reprodu...

domingo, 23 de febrero de 2014

Jung: sueño, símbolo, arquetipo y lo divino

EL SOÑAR (p. 121-125)
En la terapéutica de Jung, el soñar ocupa un lugar central. Algunos aspectos que él considera:
  • Los sueños, a lo largo de los días, expresan una temática, pero no necesariamente en orden secuencial sino, más bien, "giran" alrededor de un tema. Por ello, se recomienda llevar un diario de sueños para su análisis en conjunto.
  • La interpretación según las expectativas del soñante suele ser falsa.
  • Los sueños puede ser interpretados de manera subjetiva, considerando sus contenidos como expresiones de tendencias o funciones psíquicas (simbolismo). Y también de manera objetiva, tomando a los personajes concretamente. 
El sueño tiene tres funciones principales:
  1. Función Compensadora: expresa la totalidad de la conciencia al manifestar en el contenido del sueño los opuestos de la vivencia consciente.
  2. Función Reductiva: el contenido del sueño evidencia los instintos básicos desatendidos (sexuales, agresivos). La interpretación freudiana enfatiza esta función.
  3. Función Prospectiva: como entrenamiento de un evento por venir, que se viene gestando en el inconsciente (a esto las personas suelen llamarlo equivocadamente "sueños premonitorios", de los que no dudamos, pero que tienen otras características). Caracteriza la interpretación jungiana.
SIMBOLO
"Un símbolo auténtico jamás puede ser interpretado íntegramente. Su parte racional podemos inferirla de la conciencia; su parte no-racional, tan sólo "representárnosla". Por ello un símbolo expresa también siempre la totalidad de la psique, su parte consciente e inconsciente, así como todas sus funciones" (Jacobi, p. 150). Por ello representarlo con todos los sentidos posibles es la mejor forma de acceder a su significado (aquí, por ejemplo, puede entrar el significado de los colores). Un símbolo que se entiende pierde su fuerza.

ARQUETIPO
Jung nos plantea los arquetipos como tendencias, potenciales, las plantillas de las cosas. En el lenguaje actual, sería el equivalente a lo que habita el campo morfogenético. El acceso a lo arquetípico es posible a través de las imágenes arquetípicas, que pueblan el inconsciente colectivo. Otra forma es notoria en el uso de movimientos y posturas físicas, que al realizarlas, nos conectan con determinadas actitudes y emociones (los gestos de adoración, por ejemplo) (p. 78ss).

MANDALAS
Los mandalas, tanto orientales como occidentales, revisten un gran interés en la psicología jungiana. Son considerados como autorreguladores de la psique al expresar y sintetizar la totalidad. Realizarlos o contemplarlos facilita que internamente nuestro psiquismo se integre, los aspectos opuestos confluyan.

LO DIVINO
""El hecho de que Jung se contente con lo experimentable psíquicamente y que en su teoría rehúse los puntos de vista metafísicos no significa gesto alguno de escepticismo hacia la creencia o la confianza en fuerzas superiores. "Debe evitarse severamente -dice Jung- toda afirmación acerca de lo trascendente, porque tal afirmación es siempre ridícula pretensión del espíritu humano, el cual no tiene conciencia de su limitación. El hecho de llamar a Dios o a Tao emoción o un estado del alma, expresa sólo algo acerca de lo cognoscible; pero no acerca de lo incognoscible, sobre lo cual decididamente nada puede afirmarse" (p. 215)"".

Cunado Jung habla de Dios como arquetipo, no pretende reducirlo a ello, sino que a nivel de la ciencia sólo podemos llegar hasta allí. Más allá, le corresponde a la teología o la metafísica.

Tomado de: Jacobi, Jolande (1963). La Psicología de C. G. Jung. Madrid, Espasa-Calpe.

sábado, 22 de febrero de 2014

Jung: el complejo y el alma

EL COMPLEJO
Define Jung los complejos como grupos de contenidos psíquicos que se han separado de la conciencia y funcionan autónomamente, "llevan una existencia aparte en la oscura esfera del inconsciente, desde la cual, en cualquier momento, pueden inhibir o estimular producciones conscientes... el complejo es una fuerza psíquica, frente a la cual, de cuando en cuando, cesa la intención consciente, la libertad del yo" (Jung, citado por Jacobi, p.71.73). "El origen del complejo es con frecuencia un ...shock emocional o algo análogo que encapsula o escinde una parte de la psique" (Jacobi, p. 73).

Esta descripción es la que actualmente usamos para entender los programas bajo los que estamos funcionando inconscientemente, generalmente instalados durante nuestra gestación o a nivel trangeneracional, y que se activan o evidencian cada cierto tiempo obedeciendo a gatilladores como ciclos temporales (síndrome de aniversario), circunstancias análogas (convertirse en padre) o patrones de vida (elección de pareja).

EL ALMA
Jung no pretende hablar del alma en términos metafísicos. Nos habla del arquetipo del alma, esa parte esencial que se evidencia como nuestro contrario sexual (ánima en los varones, ánimus en las mujeres). La llamada "imagen del alma", se manifestará en los sueños como mujer, si somos hombre (por ejemplo, Beatriz en relación a Dante), o como varón, si somos mujeres (el príncipe azul de los cuentos) (p.172s). Si la persona es intelectual, la imagen del alma tenderá a ser sentimental.

El ánima puede manifestarse como: doncella, mendiga, prostituta, compañera, etc. Ejemplos en el arte:
Kundry en la leyenda de Parsifal.
Andrómeda en el mito de Perseo.
La She de Ridder Haggard
Antinea de La Atlántida de Benoit.

Manifestaciones del ánimus:
Dionisio, Barba Azul, el cazador de ratas, Sigfrido, un galán de cine o un luchador significativos, o personajes históricos como el Ché Guevara.

Cuando no se ha desarrollado la psique, suele manifestarse de forma primitiva como objetos o animales. El ánima puede representarse entonces como vaca, gata, tigresa, un barco una cueva; y el ánimus como águila, toro, lobo, lanza, torre, etc.

Tomado de: Jacobi, Jolande (1963). La Psicología de C. G. Jung. Madrid, Espasa-Calpe

viernes, 21 de febrero de 2014

Jung, el proceso de individuación y la terapia

LA INDIVIDUACION
"El proceso de individuación es, en su totalidad, realmente espontáneo, natural y autónomo; le es dado a todo sujeto potencialmente dentro de la psique, aun cuando en su mayor parte es inconsciente. Constituye, como "proceso de maduración o de despliegue", el paralelo psíquico del proceso de crecimiento y transformación del cuerpo con la edad, siempre que no sea impedido, inhibido o encubierto por algún trastorno. En ciertas circunstancias, así en el trabajo práctico-psicoterapéutico, puede, por diversos métodos, ser estimulado, intensificado, hecho consciente, vivenciado y elaborado conscientemente, ayudando así al hombre a una mayor "completación", a un "redondeamiento de su ser" (p. 163).

"El ser humano tiene dos finalidades que cumplir: la primera es una finalidad natural, la procreación de la descendencia y todos los quehaceres que lleva
consigo la protección de la prole, a los cuales pertenece la adquisición de dinero y de posición social. Cumplida esta finalidad, comienza otra fase: la finalidad de la cultura" (p. 218s).

Individuarse significa independencia y, al mismo tiempo soledad, la soledad del ser humano "interiormente libertado", soledad que no lo aleja del mundo, sino que crea la distancia exacta (p. 184). Entonces, el inconsciente queda al servicio de la conciencia.

LA TERAPIA
La terapia jungiana se adapta a los dos momentos del proceso de individuación: el primero corresponde a la exploración del inconsciente personal y a la integración de los conflictos infantiles, lo que corresponde a todos aquellos que no han alcanzado aún la madurez o se conocen poco a sí mismos. Una vez logrado esto, es posible adentrarse en el inconsciente colectivo y en el problema de los contrarios, y lo visto anteriormente, plantearse desde una perspectiva mayor. Este es el camino que lleva  a la activación de los arquetipos, a la unificación de la psique, a la "curación" (p. 128s, 157).

EL CAMINO DE LA CONCIENCIACION (p. 129)

  1. "Descenso del umbral de la conciencia, a fin de que los contenidos del inconsciente puedan salir del inconsciente*.
  2. Los contenidos del inconsciente ascienden a los sueños, visiones y fantasías. (También son percibidos a través de los síntomas. Comentario personal).
  3. Los contenidos son percibidos y fijados por la conciencia.
  4. Investigación, aclaración, interpretación y comprensión del sentido de los diversos contenidos.
  5. Inserción de este sentido en la situación psíquica total del individuo.
  6. Apropiación, incorporación y elaboración del sentido encontrado por el individuo.
  7. Integración del "sentido", su empotramiento orgánico, haciéndose conocimiento instintivo."
* A muchas personas les causa temor el acceso a su inconsciente. Una manifestación de ello se da en el insomnio, como la forma de evitar dormir, y consecuentemente, soñar. En esta misma línea se encuentran aquellos que, con expresión de temor, anuncian: "he soñado" (pues, generalmente, "no sueñan", es decir, no recuerdan haber soñado).

Tomado de: Jacobi, Jolande (1963). La Psicología de C. G. Jung. Madrid, Espasa-Calpe.

jueves, 20 de febrero de 2014

Jung y las funciones de la conciencia

Jung considera que la conciencia -nuestra capacidad de vincularnos con el medio- tiene cuatro formas de funcionar ("las cuatro funciones de la conciencia"): A través del Pensar, Sentir, Percibir e Intuir. Estas funciones se encargan de abordar "la recepción y asimilación de los contenidos que nos son presentados en el exterior o en el interior. Se trata aquí, en principio, de un modo de captación y elaboración de las realidades psíquicas, sin consideración a su respectivo contenido" (Jacobi, p. 39). Veamos en qué consiste cada función:
  1. Pensar: Se intenta comprender el mundo y adaptarse a él por medio del intelecto y la lógica.
  2. Sentir: capta el mundo valorándolo mediante los conceptos de "agradable" o "desagradable" (sentimientos de aceptación o rechazo).
  3. Percibir: es una captación directa, sin juicios. La persona perceptiva identifica detalles en las situaciones, aunque sin buscar relaciones o enlaces.
  4. Intuir: es un tipo de percepción "interno", más de tipo inconsciente. Capta el sentido de las cosas sin entrar en los detalles, estableciendo relaciones.
A las dos primeras Jung las llama racionales pues se basan en la comparación (juicios de valor). Y las otras dos son no-racionales. Estas funciones se hallan presentes en todos pero generalmente una de ellas se hace dominante y se ve acompañada de una función auxiliar, la tercera rara vez es empleada por el ser humano promedio y la cuarta queda como parte de nuestra sombra. Con la función dominante uno se orienta y adapta a la realidad, siendo la base de nuestro temperamento.

Jung también nos habla de la forma como reaccionamos en relación con los objetos (objeto es todo aquello diferente a mi "yo"), sean estos internos o externos. Determina dos tipos de actitudes:
  1. Extraversión. La energía (libido) se halla en dependencia con las normas externas colectivas, con lo que predomina en una sociedad. El sujeto se halla en dependencia del objeto.
  2. Introversión. El introvertido parte de sí mismo, el sujeto es el centro del interés, y el  objeto es un elemento secundario.
Toni Wolf, citada por Jacobi, nos dice que el extravertido en su aspecto inconsciente suele ser introvertido (lo que puede evidenciarse bajo los aspectos del alcohol) y viceversa, lo que también puede notarse en la proyección de los aspectos negativos de, por ejemplo, un extravertido, sobre otra persona, en este caso introvertida. "La oposición de tipos constituye con frecuencia la base psicológica verdadera de los problemas matrimoniales, de las dificultades entre padres e hijos, de los rozamientos en las relaciones amistosas y profesionales, incluso de las diferencias sociales y políticas" (p. 51).

La modificación del tipo de actitud puede darse por un proceso biológico (como la llegada de la menopausia o andropausia, o una alteración fisiológica) o por un proceso de evolución psíquica (como un "análisis"). 

Nos dice Jacobi que la tarea fundamental de la juventud es la diferenciación y aislamiento de la función que disposicionalmente nos capacita del modo más seguro para enfrentar el mundo exterior. Sólo después de dicha diferenciación es posible hacerlo con las demás. No sería apropiado emprender conscientemente el camino al inconsciente sin antes haber desarrollado las funciones de la conciencia. Respecto a la actitud básica (extraversión o introversión), también es importante valorar su necesidad en la primera etapa de la vida, aunque quizá los introvertidos lo pasen con mayor dificultad al vivir en una sociedad de carácter extravertido. Al llegar a la mitad de la vida, el riesgo es quedarse fijado en la actitud hasta entonces predominante, e interrumpir el impulso a la totalidad que la conciencia anhela, lo que puede evidenciarse a través de diferentes trastornos, o el llamado "vacío existencial", o el "sinsentido de la vida". (p. 53s).

LA PERSONA
La forma que adquiere la conciencia individual para relacionarse con los demás Jung la denomina "persona", que etimológicamente significa máscara. Es el mediador entre el Yo y el medio. Sería la función social que generalmente adoptamos. Requiere el equilibrio de tres factores:
  1. El yo ideal o imagen desiderativa que todo ser humano lleva dentro de sí.
  2. La imagen general que de este ser humano se forman los que le rodean.
  3. Las condiciones psíquicas y físicas dadas en el sujeto y que ponen límites a la realización del yo ideal y del ideal de los otros.
La persona sana es flexible, siendo consciente de su adaptación a las circunstancias, no se comporta igual si va a una boda que si va a un funeral.


Tomado de. Jacobi, Jolande (1963). La Psicología de C. G. Jung. Madrid, Espasa-Calpe.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Nuestra pareja como nuestra sombra

Todos los días gente en todo el mundo se está enamorando, se unen en convivencia, se están casando, pero formando pareja, ¿cuántos? Las parejas se hacen en el camino. Aunque muchos se quedan donde iniciaron. A veces se empieza tan sólo por salir de la casa paterna, por tener una empleada “cama adentro”, por el dinero, por el deseo, por la revancha, por cumplir, “por no vestir santos”, para olvidar. 

“Pareja” significa dos que están más o menos parejos, a la misma altura, mirando hacia el horizonte de su destino juntos. Se reconocen diferentes y complementarios. Discuten también, pero no se lastiman, porque recuerdan que el otro es parte de ellos mismos. El otro es su espejo, el otro es su sombra.

La sombra es aquello que no reconocemos en nosotros mismos. No es necesariamente lo malo, sino que abarca lo infantil, lo primitivo, lo penoso, incluso nuestro potencial negado. Toda persona tiene una sombra, y mientras menos reconocida es, más negra y grande se revela. Este concepto es uno de los más grandes aportes de C. G. Jung.

"Uno puede encontrar su sombra sobre todo en las propias acciones erróneas o cuando afloran en nosotros peculiaridades que solemos reprimir y dominar, pero también en una figura exterior concreta. En el primer caso aparece en el material del inconsciente como una figura del sueño que representa, personificadas, una o varias peculiaridades psíquicas del que sueña; en el segundo es una persona del mundo en torno la que, por ciertas razones estructurales, se convierte en portadora proyectiva de esa o esas peculiaridades ocultas en el inconsciente." (p. 168).


La Pareja como Sombra
Una de esas principales proyecciones es nuestra pareja, en donde depositamos, en sombra, los aspectos del sexo contrario de nuestra psique (ánima o ánimus). Por lo que podemos expresar que nuestra pareja no es nuestra "media naranja", que nos completa, sino, para ser más exactos, nuestra pareja es una parte real de mí mismo. A través de -no por- mi pareja, yo puedo verme completo, sentirme completo, ser completo. "...De ordinario elegimos nuestro cónyuge porque su naturaleza corresponde a la parte de nuestra personalidad psíquica inconsciente para nosotros desconocida. Si llegamos a tener conciencia de ella, entonces dejan de achacarse ya las propias faltas al cónyuge masculino o femenino, es decir, que la proyección se anula. A causa de ello, sin embargo, una cantidad de energía psíquica hasta entonces unida a la proyección es devuelta y puede quedar a disposición del propio yo" (p. 183s).

Así que las parejas no empezaron siéndolo. No importa cómo se empiece. Lo que importa es la decisión que se toma de “hacerse pareja”. Sólo allí puede surgir verdadera intimidad.

Un comentario, a propósito de todo esto: en quechua el hombre o la mujer llama a su pareja: mi "yana", palabra que significa negro, oscuro, es decir "mi lado oscuro, en sombra".

Referencia Bibliográfica:
Jacobi, Jolande (1963). La Psicología de C. G. Jung. Madrid, Espasa-Calpe.


miércoles, 12 de febrero de 2014

Los beneficios de la Meditación Zen

En 1989 Tomio Hirai estudió a un grupo de monjes budistas, observando las respuestas fisiológicas mientras ellos meditaban. Entre las cosas interesantes que identificó se encuentran: 

  1. Como producto de la meditación el ritmo respiratorio disminuye pero el volumen respiratorio aumenta y, paradójicamente, el consumo de oxígeno disminuye (25% por debajo de lo normal). Una inhalación corta (5 sg )y una exhalación larga (10 a más sg.) crean un ciclo respiratorio lento, que reduce de forma natural la velocidad de la transformación del oxígeno en dióxido de carbono. De lo que se desprende que por más tiempo se dispone de oxígeno, con los consecuentes beneficios para la salud física y mental.
  2. El metabolismo basal, es decir el gasto de energía diario que se necesita para vivir, disminuye. Esta disminución no tiene que ver con la respiración, pues en un grupo control el cambio respiratorio no afectó el metabolismo. La sospecha del decremento recae en la disminución del metabolismo energético cerebral, al desarrollarse la actitud de no-reacción frente a los contenidos mentales.
  3. A pesar de la postura meditativa (que en sesiones normales se mantiene por 45 minutos a más), se evidencia relajación muscular.
  4. Comparando la meditación Zen con la meditación Yoga, se encuentra que en la primera las ondas alfa (del estado relajado) se alteran ante estímulos sonoros corrientes, pero no se genera habituación, es decir que el meditador volverá a ponerse en un breve estado de alerta aunque ya haya oído antes el estímulo. Incluso nombres personales no hacen diferencia ¿Qué está ocurriendo? Pues lo que ocurriría es que cada vez se percibe el estímulo como nuevo. En cambio en la meditación Yoga las ondas alfa no se alteran ante los estímulos, lo que evidencia el carácter abstractivo de dicha práctica. La meditación Zen, por lo contrario, es una práctica de "atención plena sin juicio" (como un niño inocente, con capacidad de sorprenderse a cada paso).
  5. A través del electroencefalograma se identificaron los cambios en los estados de la conciencia encontrándose que al empezar a meditar se pasaba del estado beta (de vigilia normal) a estado alpha y mu (relajación con ojos cerrados y abiertos, respectivamente) en unos segundos. Luego aumenta la amplitud de las ondas alpha (esta amplitud está directamente relacionada con el nivel de experiencia meditativa). Al cabo de 30 minutos aparecen ondas tetha (comunes en la somnolencia, períodos hipnagógicos) por unos segundos. Estas ondas tetha difieren de las que aparecen durante el sueño, lo que hace suponer que cumplen una función semejante a las alpha. Mientras tanto continúan las ondas alpha como trasfondo, las que persisten incluso hasta dos minutos después de haber terminado la meditación. Es decir, relajación pura.
  6. Otro de los descubrimientos reveló un reflejo cutáneo galvánico aumentado. Este reflejo consiste en la activación de las glándulas sudoríparas. El sudor producido induce un cambio de la resistencia galvánica en la superficie cutánea ¿Qué sugiere esto? La existencia de un estado de alerta y a la vez relajado.
  7. Se encontró un caída de la concentración de lactato (ácido láctico) en la sangre, relacionado con la sensación de paz interior. (Schutzenberger, p. 174)


Los dejo con las palabras del monje Ashibé:

"Aunque soy un sacerdote Zen experimentado, la aparición de una hermosa joven en bañador y la caída repentina de una serpiente constituyen estímulos ante los que reacciono. Todo ello demuestra la claridad de la conciencia propia de la meditación Zazen. No obstante, fui capaz de volver a un estado de tranquilidad al cabo de pocos segundos. Ello no equivale a afirmar que la meditación Zazen libera a una persona de las nociones ilusorias. De hecho, aún conservo numerosas nociones ilusorias, pero ni me obsesiona ni estoy  totalmente ligado a ellas." - Kenzen Ashibé, sacerdote budista (p. 215).

El Dr. Hirai también ha publicado: Curarse con la meditación zen (la otra medicina) (2007)
Para ver el uso de la meditación en las cárceles véase: sobre la vida de Noah Levine

Referencias:
Hirai, Tomio (1994, 1989). La meditación zen como terapia. Barcelona. Océano Ibis.
Martínez Casanova, Cristina (2008). La meditación como herramienta para el crecimiento. En: www.escuelatranspersonal.com
Schutzenberger, A. (1980). Nuevas terapias de grupo. Madrid: Pirámide.