viernes, 30 de septiembre de 2016

El Pentáculo, símbolo del Ser Humano

A continuación comparto extractos del texto de Ginger sobre el Pentagrama o Pentáculo, con mis anotaciones puestas entre corchetes.

Más allá del lenguaje verbal, que procede por signos, cuyo sentido responde a las convenciones con frecuencia arbitrarias, la representación simbólica, y principalmente cuando se manifiesta de una manera visualizable permite, por una movilización de nuestro hemisferio derecho, una visión sintética y unificadora, un enfoque polisémico del hombre y del mundo y de sus redes de relaciones, con frecuencia insospechadas.

El símbolo en efecto, nos permite escaparnos de la tiranía secular del principio del "tercero excluido", que funda la lógica conceptual clásica y según la cual, "de dos proposiciones contradictorias, si una es cierta, la otra es necesariamente falsa, y viceversa".

El simbolismo al contrario, presupone el principio del "tercero excluido", es decir una complementariedad posible de los contrarios, una infinidad de dimensiones en interdependencia, una multiplicidad de percepciones espontáneas, de "lecturas" o de interpretaciones que, lejos de excluirse una a la otra, se potencian mutuamente... [permite al inconsciente] franquear discretamente la frontera del consciente, es el "pasaporte de las represiones".

El pentagrama estrellado simboliza al hombre según una larga tradición, que se remonta a Pitágoras y es difundido principalmente por el célebre dibujo de Leonardo da Vinci [El hombre de Vitruvio]

¿Por qué una estrella de cinco picos? La polisemia del número cinco es particularmente rica y su significado simbólico es universalmente admitido, ya sea en China, India o en Japón, o en las tierras del Islam, entre los indios  americanos (aztecas, mayas, incas), o también entre los celtas, los antiguos griego o los fracmasones.

Por todas partes el cinco representa al Hombre, síntesis vital del principio de la vida, de la energía radiante y de la transformación de fuerzas complementarias: femenino (el dos, número par y femenino de equilibrio) y masculino (el tres, número impar y masculino de dinamismo).

Evoca también claro está, los cinco sentidos clásicos que vinculan al hombre el mundo, así como a los cinco dedos de la mano, que simbolizan la integración del individuo al grupo.

El cinco simboliza la realización, la unión equilibrada y la armonía. Es el miembro del centro, situado entre los cuatro puntos cardinales del mundo.

En el centro de la estrella de cinco picos que representan al Hombre se ubica, según las tradiciones, ya sea el corazón, ya sea el sexo, ya sea la letra "G" [Geo, God, Gnosis, Generación].

En el Islam el pentagrama es benéfico y los cinco dedos de la mano de Fátima (Jamsa en el Islam) alejan la mala suerte.

[La "mano milagrosa" es su equivalente en el mundo católico. Ambas son usadas en muchas casas o en los vehículos como forma de protección.]

Precisemos que, según la Tradición, el pentagrama "activo" con una punta en alto representa al Hombre parado, con su cabeza, sus dos brazos extendidos y sus dos piernas...


Sus dos brazos le permiten entrar en relación con "el otro" y con los otros, relación afectiva privilegiada con el brazo izquierdo (corazón) y relaciones sociales plurales, con el brazo derecho (más activo). [Con el primero protejo a los que amo; con el segundo me defiendo, enfrento el mundo, salgo al encuentro.] El lado izquierdo se relaciona con la vida interior (su cuerpo, su corazón) y el lado derecho con su medio cercano (familia, sociedad, cosmos).

[El Pentáculo representa al Hombre completo, simétrico, en armonía: el hombre simbólico. La punta superior, donde se representa la cabeza, indica la razón, pero no como la que manda, sino como culmen evolutivo. Los brazos se extienden al prójimo, las piernas le sostienen, son su cimiento: su ontogenia y filogenia; lo físico y lo metafísico. Lo espiritual no está arriba porque no es algo a lo que se llega, sino un aspecto inherente a nosotros, como vivencia transpersonal. En su forma más básica lo podemos ver como la influencia transgeneracional, lo que recibimos de nuestros ancestros.]

[Ginger nos habla de cinco dimensiones de la actividad humana:]
  1. La dimensión física: el cuerpo, lo sensorial, la motricidad, la sexualidad.
  2. La dimensión afectiva: sentimientos, la relación de amor, el otro [en la dimensión de cuidados mutuos. Relación madre-hijo]
  3. La dimensión [Yo]: lo racional, [la voluntad], lo creador imaginario.
  4. La dimensión social: [Mis apoyos, la pareja en su dimensión de crecimiento compartido], la relación con los otros, el medio humano, cultural.
  5. La dimensión [transpersonal]: lugar y sentido del hombre en su medio cósmico: [Transgeneracional, parapsicológico, metafísico, espiritual-ideológico]


Walter Ojeda (2016)
[La  letra "G" al centro simboliza la interrelación de las cinco dimensiones fundamentales, nos dice Ginger. Y yo añadiría: representa a aquello subyacente a las dimensiones, que las gobierna y las guía, más allá del entendimiento, ya sea que le llamemos Dios o Mater Natura (God o Geo)].


Si pasamos de un pico a otro, encontramos sucesivamente:
  1. Mi relación con mi propio cuerpo, en el cual yo soy el único implicado (soledad).
  2.  Mi relación afectiva con una persona privilegiada [Madre. Relación de cuidado. Hijos].
  3. Mis intercambios intelectuales [Padre. Amigos]
  4. Mis intercambios sociales [Familia, Pareja, Comunidad]
  5. Mi pertenencia a un todo mayor [Religión, Patria, Etnia, mi lugar en la Vida, su Sentido].
es decir, una relación que se amplía progresivamente: uno, dos, diversos, muchos, todo. El hombre debe esforzarse así para mantener durante toda su vida un equilibrio entre los tiempos:
  • De relación consigo ([cultura física], meditación, reflexión, lectura)
  • De relación de dos (amistad, amor, sexualidad)
  • De relaciones en grupo (estudios, trabajo, cultura)
  • De relaciones con la sociedad (economía [doméstica], política [familiar])
  • De relación con el mundo (religión, espiritualidad, filosofía, ecología)

[Y cada uno de estos puntos conectados por una circunferencia, cuyo centro es el atractor que vitaliza el giro.] 

Es también el orden de la ontogénesis, sentido en el cual se produce el desarrollo del hombre, desde su nacimiento hasta su muerte:
  1. El lactante está concentrado sobretodo en su propio cuerpo.
  2. Después el bebé establece las relaciones afectivas privilegiadas con su madre.
  3. El niño pequeño amplía sus relaciones con el padre y con sus semejantes.esto en la escuela y en la "edad de la razón"
  4. Después, como adolescente y adulto participa activamente de la vida social.
  5. Finalmente, el hombre de edad, quien confrontado con su muerte, se interesa cada vez más por la vida espiritual [el sentido de la vida].


EL PENTAGRAMA INVERTIDO
...Invertido con la punta abajo representa al Diablo (hombre caído), bajo la forma de una cabeza de cabrito, con sus dos cuernos, sus dos orejas y su barba, es en este caso, considerado como "pasivo" y maléfico. [Más arcaicamente, está relacionado con Pan, un dios de los instintos naturales. En esta forma de representación es sólo una cabeza, desconectada de un cuerpo; la cabeza de un animal de cuatro patas.  La parte superior está dominada por lo físico y metafísico, es decir predomina instintivo, lo sensual, lo tribal, la espiritualidad mágica, una espiritualidad pre-personal, al decir de Ken Wilber. Y su base es un Yo frágil, impulsivo (la barba del chivo). Es el hombre diabólico, es decir, el hombre no integrado o en desarrollo, instintual, un sachahombre. El poder de la naturaleza sobre el ser humano].

Walter Ojeda (2016)

[Esta representación de la cabeza de chivo en el pentagrama invertido no hay que confundirla con el Baphomet de Eliphas Levi, un ser de cuerpo entero que está lleno de simbolismo esotérico trascendental, bastante alejado de un significado satánico.Sin embargo hay que reconocer que las influencias culturales "cargan" al símbolo en un sentido u otro. Para una revisión esotérica y desapasionada del Baphomet véase aquí. Para una revisión sobre la simbología de los cuernos, como aspecto de la conexión con el mundo-otro, ver El Moisés de Miguel Ángel]

Referencias Bibliográficas:
Ginger, S. y Ginger, A. (1993). Gestalt: Una terapia de contacto. México D. F.: Manual Moderno, p. 133-137