jueves, 29 de mayo de 2014

¿Freud era freudiano?

La "técnica clásica" psicoanalítica de mucho silencio y poca interpretación podemos verla descrita en el texto de Theodor Reik "La significación psicológica del silencio" y como práctica usual de los psicoanalistas ya alrededor de 1939, evidenciada en un cuestionario que E. Glover llevara a cabo en Gran Bretaña.

¿Así trabajaba Freud? Nos dice Racker:
En "El Porvenir de la terapia psicoanalítica", por ejemplo, (Freud) expresa su satisfacción de poder interpretar mucho más que antes, gracias a la adquisición de nuevos conocimientos, y hace entrever su esperanza en futuros progresos en la misma dirección. Pero la mejor visión de lo que Freud pensaba la obtenemos si miramos lo que hacía. En sus historiales clínicos sobre "Dora" y "El hombre de las ratas" encontramos algunas sesiones, reproducidas casi literalmente, que nos permiten ver cómo trabajaba. Muestran, ante todo con cuánta libertad Freud desplegaba toda su personalidad genial en su labor con el analizado y cuán activamente participaba en cada acontecimiento de la sesión, dando plena expresión a su interés. Hace preguntas, ilustra sus afirmaciones citando a Shakespeare, hace comparaciones y hasta realiza un experimento (con Dora). Pero lo que aquí más nos interesa es que Freud interpreta constantemente, hace interpretaciones detalladas y a veces muy extensas (habla más o menos tanto como el paciente), y la sesión es un franco diálogo. El que conecta el concepto de "técnica clásica" con predominio del monólogo por parte del analizado y con pocas y generalmente breves interpretaciones por parte del analista, tendrá que concluir -como ya he dicho- que en este punto Freud no era un analista "clásico".
No puedo aquí discutir en detalle el pro y contra de todo este proceder de Freud, pero sí quisiera referirme a una posible objeción de índole histórica. Tal vez alguien señale que estas sesiones datan de antes de 1905 y 1909, y afirme que más tarde Freud haya cambiado su técnica. Sin embargo, no conozco ninguna palabra de Freud que autorice tal afirmación y que señale tal cambio, ninguna expresión que indique que Freud se haya retractado en este aspecto, que haya pensado que este proceder no haya sido bueno y que más tarde haya actuado e manera diferente. Mientras no se nos demuestra lo contrario, no tenemos pues, motivo alguno para pensar de otra manera y en cambio si tenemos algunos para mantener la formaciones arriba expuestas.
Años después, Paul Roazen entrevista a varias personas, varios de ellos psicoanalistas, que fueron analizadas por Freud. Publicó el resultado en 1995: "Cómo trabajaba Freud", donde podemos ver a un Freud poco ortodoxo. Otros testimonios también son reseñados por Moguillansky. Y Braunstein nos recuerda a un Freud que hasta organizaba colectas para ayudar a sus pacientes no solventes.
Yo me quedo con la imagen de Freud atendiendo con su perro a los pies.

Referencias:
  • Racker, Heinrich (1960). Estudios sobre técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Paidós.
  • Moguillansky, Rodolfo (2010). Algunas reflexiones sobre la regla de abstinencia en el siglo XXI. Rev. Aperturas Psicoanalíticas (online)
  • Braunstein, Néstor (2008). La memoria, la inventora. México: Siglo XXI. . Disponible en: http://books.google.com.pe

lunes, 26 de mayo de 2014

Aspectos técnicos en psicoterapia de orientación dinámica

SOBRE EL MOTIVO DE CONSULTA
¿Cómo llamar a la persona que viene a psicoterapia? En el siguiente artículo utilizaremos el término consultante, previa explicación. Cliente es un término fuertemente asociado a una transacción comercial, donde el dinero está por delante de lo humanitario. Un paciente, como el nombre sugiere, tiende a ser pasivo frente a quien ayuda, es una relación asimétrica, vertical, donde el profesional "sabe" y quien pide ayuda acata.  El primer paso en una atención psicoterapéutica sería convertir a un paciente en un consultante, en una persona que requiere un servicio, que "consulta" deseando una solución específica, la que puede identificar, poco más o poco menos, dentro de una relación horizontal.

Es el consultante quien determina el tema a tratar y que lo que a él no le interesa no debe forzársele. No hay que caer en la trampa de lo que dice el consultante, sino más bien estar atentos a su lenguaje paraverbal, pues el consultante determina el tema también, y sobretodo, con lo que calla, la forma con la que se expresa, o con lo que hace pues allí se expresa la emoción latente, aunque el consultante no lo identifique. (Fenichel, p. 77)

Freud decía: "Debo saber mucho de usted antes de poder decirle algo" (La iniciación del tratamiento, 1923), lo cual reforzó fuertemente la idea de que había que hablar y escuchar mucho y durante mucho tiempo. En el otro polo oímos decir a Enric Corbera: "No me diga nada, sólo su síntoma".

Las personas suelen llegar a la consulta psicológica con una actitud de confesionario. En este caso, la confesión es como un vomitar, como un cague, en que el terapeuta se convierte en un recipiente: "papá, mamá, te regalo mi caca, mi tesoro"; como parecen querer decirnos los niños pequeños al mostrarnos sus heces. Cuando la consulta se convierte en eso, en un confesionario, al terapeuta no le queda más que "andar limpiándose", y el paciente volverá para "hacer su catarsis". Esta actitud se halla flotante en el silencio empleado como técnica por Th. Reik, quien andaba a la búsqueda de "más confesiones", a través de que el terapeuta quedara en silencio para forzar más asociaciones. "Cuanto más el analizado "confiesa", tanto más el analista se convierte en el superyó moral, el que constituye, en un aspecto, la parte buena del analizado, ya que el superyó moral nace -como mostró Freud- del amor del hijo por el padre (o bien: por los padres). Pero cuanto más el analista se convierte en esta parte buena del analizado, tanto más éste se disocia, quedando más y más identificado con su parte censurada, es decir "mala", mientras que el analista se transforma más y más en objeto idealizado (y al mismo tiempo perseguidor)." (Fenichel, p. 46). Por tanto, ni un silencio coercitivo ni una verborrea defensiva deben apoderarse de la consulta.

El terapeuta debe hacer uso de sus conocimientos sobre la psicodinamia de la vida psíquica, a fin de evitar que el consultante, en un estado de resistencia, de evitar el dolor emocional, le presente una discusión de conceptos como sustituto de vivencias. Hay que considerar el peligro de hablar en vez de experienciar. Por lo general las palabras suelen ser el mejor medio para comunicar las experiencias, empero, es bien sabido que también pueden emplearse para fines opuestos, es decir para ocultar algo "por medio de rodeos".

Otto Fenichel (1897-1946) 
Cuando se realiza un señalamiento, el "sorprenderse" del consultante es un buen indicador de una toma de conciencia genuina, en contraposición con un entendimiento intelectual. Cuando lo que antes estaba reprimido pasa a ser concienciado (y no solamente consciente) se produce una extraordinaria sensación de sorpresa, la que de por sí, es efectiva, tanto en la dinámica como en la economía psíquica, tal como lo expresara Reik en Surprise and the psychoanalyst (1937), donde nos da un sustento teórico de la intuición y la sorpresa, texto que, lamentablemente, parece no tener edición en español.

Fenichel, desde el psicoanálisis, ilustra la toma de conciencia, la sorpresa, la vivencia de un concepto teórico (en este caso la envidia del pene), en el siguiente caso (p. 11-21):

"Cuando una mujer manifiesta claramente un conflicto entre su deseo de lucirse y una opuesta modestia, y cuando básicamente es el temor a la humillación lo que se opone al exhibicionismo, es decir, la idea de que, si se deja ver, su inferioridad se hará manifiesta; entonces propendemos a esperar, de acuerdo con la experiencia analítica, que se trata de envidia al pene, del temor a que su falta de pene se haga evidente. Sin embargo hay una gran diferencia entre este concepto y la vivencia de la realidad psíquica que hay tras él. Por ejemplo, a una mujer de este tipo la afectaba principalmente el temor a volverse loca. Con el tiempo se aclaró que para ella volverse loca era tener alucinaciones; en otras palabras, tenía una duda compulsiva de sus propias percepciones y temía que algo que ella creía haber visto fuera sólo imaginado. Posteriormente nos enteramos de que deseaba eso. Ella deseaba que algo que sí había ocurrido, fuera sólo imaginario. En este caso el significado del miedo a la locura se modificó. El que estuviera loca, entonces, significaba perder el control de la motilidad, percatarse de súbito de que ella, en efecto, ya había hecho algo sin haberlo querido. Nosotros aceptamos que el temor motivador era algo así: "Impulsada por un loco deseo, una vez, de pronto, hice algo que entonces deseé que sólo fuera imaginario. Por lo tanto desde entonces he sido muy cuidadosa y ya nunca me doy rienda suelta".
¿Qué clase de acto fue? Gradualmente se fue esclareciendo. Temía tirarse delante de un automóvil o arrojarse por una ventana si no se dominaba continuamente. Por lo tanto el acto era bastante violento. El temor as la humillación llegó a ser una grave angustia social. Se sintió como una paria, que no encajaba, que sus ropas eran más pobres que las de los demás. La angustia se reducía notablemente cuando llevaba dinero en el bolso. Temía que la despreciaran cuando no llevaba dinero y ropa elegante: y eso quiere decir también que en esas circunstancias temía una repentina acción violenta de su parte.
Desde este punto, nuestro conocimiento progresó de una manera muy distinta e indirecta. Cuando leía se sentía perturbada por pensamientos compulsivos sobre la manera en que el autor del libro lo había escrito: si había sido con máquina de escribir, pluma fuente o lápiz. Desarrolló una enorme curiosidad por los métodos empleados por hombres dedicados al trabajo productivo, e intentó en vano una y otra vez, identificarse con los hombres productivos. Resultó que el observar a un hombre productivo significaba hacerle algo: cuando tenía dinero, no necesitaba hacer nada; cuando no tenía, quería quitarle el dinero a un hombre productivo, es decir, a uno que ganara dinero.
La acción terrible que había realizado sin querer, era masturbarse cuando niña; esto había desaparecido completamente y lo negaba porque le era intolerable la sensación de no poder masturbarse como los hombres; por tanto esta sensación siempre había aparecido con fantasías de robo de un pene. Ahora, por primera vez, la paciente reconoció con "sorpresa" que la envidia al pene que siempre había sabido en teoría era una realidad psíquica."

SOBRE EL ENCUADRE
Desde las primeras palabras que se pronuncian en una sesión psicoterapéutica ya se está orientado a demostrar los "derivados", las manifestaciones del inconsciente, y al principio los más superficiales. Se le va mostrando al consultante las conexiones entre los sucesos, los sentimientos y las actitudes intencionales; conexiones que él no había notado anteriormente, aunque eran obvias. El esfuerzo se centra en el entendimiento de la "realidad psíquica", con la que vamos a trabajar. Mostramos, siempre que es posible, que el consultante en la realidad lleva a cabo activamente hechos que parece experimentar pasivamente... Empezaremos mostrándole al consultante su propia responsabilidad en experiencias que nos trae como meros incidentes ..."En general, el propósito de una terapia psicodinámica es hacer accesible el inconsciente al Yo, es decir, ayudar al Yo a comprender que algo que ha experimentado pasivamente, en realidad está activamente producido por una parte de sí mismo." (Fenichel, 62s)

"Hacer consciente lo inconsciente" es la vieja máxima del psicoanálisis que se presta a confusiones, pues el inconsciente es tan vasto que pretender hacerse consciente de todo él es imposible. También puede confundirnos haciéndonos creer que siendo conscientes de lo que antes era inconsciente será suficiente para estar mejor o curarnos. Por esto preferimos la máxima: "Ser consciente del inconsciente", es decir, reconocer su omnipresencia, reconocer nuestros limites racionales y volitivos frente a su actuar permanente. Reconocer no es resignación, reconocer es fluir con Ello (si se me permite el juego de palabras).

"El paciente se entera poco a poco de que lo que él creía que padecía pasivamente, de hecho lo provoca él mismo activamente. Después, se da cuenta en orden: de que esta actividad suya tiene un propósito; que el propósito es eludir [evidenciar sería mejor decir] ciertas cuestiones; que lo que desea eludir [evidenciar] está determinado históricamente, y que también es la causa por la que efectúa la evasión [la puesta en evidencia] precisamente de esa manera. Al fin averigua de qué manera, equivocadamente [o como la única forma que conoce] arrastra el pasado en el presente, por no haber aprendido la diferencia ente uno y otro" (Fenichel, p. 131).

Al lograr todo esto, la persona ha llegado a un nivel mejor de funcionamiento, lo que suele conducir a un nuevo nivel con otras resistencias, producto de aspectos más profundos, de activadores externos (reactivación de anclas)  o de su combinación. En este punto, pareciera que lo logrado fue efímero pero es la oportunidad perfecta para llegar más hondo e identificar los programas aún vigentes.

La toma de conciencia llevará a la persona a ir reconociendo cómo sus programaciones se actualizan en diferentes contextos y en diferentes etapas, debido a las huellas mnémicas o relés, que puede ser expresado, como dijera Fenichel, como: "Ahí también ocurre" y "otra vez ahí, también". (p. 132ss)

Referencias:
Fenichel, Otto (1973). Problemas de Técnica Psicoanalítica. Argentina: Control.

lunes, 19 de mayo de 2014

Homeopatía y Hamer

A continuación he seleccionado algunos parágrafos del Organon de Samuel Hahneman que considero valiosos para cualquier sistema de curación, pero sobretodo que coinciden o se aproximan a nuestros conocimientos actuales gracias a los aportes del doctor Hamer.

SOBRE EL PROCESO DE SALUD - ENFERMEDAD
Parágrafo 2: El ideal más elevado de una curación es restablecer la salud de manera rápida, suave y permanente, o quitar y destruir toda la enfermedad por el camino más corto, más seguro y menos perjudicial, basándose en principios de fácil comprensión.

P. 6: El observador exento de prejuicios... no puede notar en cada enfermedad individual nada más que los cambios en la salud del cuerpo y de la mente (fenómenos morbosos, accidentes, síntomas), que pueden ser percibidos por medio de los sentidos... Este conjunto de signos perceptibles representa la enfermedad toda, es decir, juntos forman la verdadera y única imagen de la enfermedad.

Nota al P. 8: Cuando un paciente ha sido curado por un verdadero médico de manera que no quede huella de la enfermedad ni síntoma alguno persista, y hayan vuelto de modo permanente todos los signos de la salud ¿cómo podrá alguien, sin inferir un insulto al sentido común afirmar que en ese paciente aun existe la enfermedad en su interior?... (Sólo alguien que) considera la enfermedad como algo material, que después que la curación se realiza, puede permanecer oculto en algún rincón del interior del cuerpo, para presentarse algún día, a su antojo, aun durante un estado vigoroso de salud.

P. 31: Las fuerzas enemigas, tanto psíquicas como físicas a que estamos expuestos en nuestra existencia terrenal y que llamamos agentes morbíficos, no poseen incondicionalmente el poder de perturbar morbosamente la salud del hombre; solamente nos enferman cuando nuestro organismo está predispuesto y es susceptible a los ataques de la causa morbífica que puede estar presente, para ser alterado en su salud, perturbado y hecho a experimentar sensaciones y funciones anormales; de aquí que no produzcan la enfermedad en todos, ni en toda época.

Nota del p. 31: ...(las enfermedades) no son alteraciones mecánicas o químicas de la sustancia material del cuerpo, ...no dependen de una sustancia morbífica material, sino que únicamente son perturbaciones inmateriales (esenciales), dinámicas, de la vida (la negrita es nuestra).

Hahneman nos recuerda que las enfermedades no son absolutas, por lo que señala que es mejor decir: "se sufre una especie de -enfermedad tal-", a diferencia de decir "sufre de la enfermedad tal", pues cada enfermedad es idiosincrática, peculiar de quien la sufre (nota 79 al P. 81).

CÓMO FUNCIONA LA HOMEOPATÍA
En el P. 34 nos dice cómo funciona la homeopatía: la aplicación de un medicamento homeopático produce un conjunto de síntomas, que siendo lo más semejante  a la enfermedad que padece la persona (no igual, sino un poco menos, para evitar agravaciones), provoca que el organismo active mecanismos compensatorios que terminan restableciendo el equilibrio. Funciona como un aviso: esto se halla en exceso, esto en déficit, equilibremos.

Una forma parecida a la homeopatía, es la llamada Isopatía, aunque su mayor efectividad se verá en una aplicación de tipo homeopático, es decir, no ejerciendo el mismo estímulo, sino uno parecido que disminuye progresivamente. Ejemplos de ella son (Hahneman, Organon, págs. 77-79):

  • la aplicación de la colicostra (?) helada en los miembros que acaban de congelarse o bien se les frota con nieve.
  • la mano escaldada mejora al acercarla al fuego, sin atender el aumento de dolor inicial.
  • una quemadura por agua hirviendo mejora al aplicar agua caliente de al menos unos 60°C, que se va nivelando con la temperatura del ambiente.
  • el dolor y la tumefacción producidos por un golpe mejoran al aplicarse una presión vigorosa al inicio, que luego se va disminuyendo.

SOBRE EL DIAGNOSTICO
P. 83: "El examen individualizado de un caso de enfermedad... no exige al médico más que ausencia de prejuicio y sentidos perfectos, atención al observar y fidelidad al trazar el cuadro de la enfermedad".

P. 84: "El paciente detalla la historia de sus sufrimientos; los que lo rodean refieren de que se ha quejado, cómo se ha portado y lo que han notado en él; el médico ve, oye y observa con sus otros sentidos lo que haya de alterado o extraordinario. Escribe con exactitud todo lo que el paciente y sus amigos le han dicho con sus propios términos..." escribe en orden los síntomas (P. 85) ...busca la precisión de los síntomas: el desde cuando, el cómo, el con quien, el cada cuánto, en dónde exactamente (P. 86).

P. 91: Los síntomas y sensaciones del enfermo durante el tiempo que toma un medicamento no proporcionan la imagen pura de la enfermedad, pero, por otra parte, los síntomas y molestias que sufre antes del uso de los medicamentos o después que han sido suspendidos por varios días, dan la idea verdaderamente fundamental de las forma originaria de la enfermedad y el médico debe tomar especialmente nota de ellos...

P. 95: La investigación en las enfermedades crónicas... debe llevarse a cabo tan cuidadosa y circunstanciadamente como sea posible... porque los enfermos están tan habituados a sus largos sufrimientos que prestan muy poca o ninguna atención a los pequeños síntomas accesorios que son frecuentemente muy fecundos en significación... habiendo olvidado la sensación real de ellos en quince o veinte años de sufrimientos, y difícilmente llegan a creer que estos síntomas accesorios, estas grandes o pequeñas desviaciones del estado de salud, puedan tener alguna conexión con su enfermedad principal.

P. 100: Al investigar la totalidad de los síntomas de las enfermedades crónicas y esporádicas, no tiene ninguna importancia el hecho de que haya o no aparecido antes en el mundo algo semejante con el mismo nombre o con otro. La novedad o peculiaridad de una enfermedad de esta clase no influye ni en el método de examen ni en el tratamiento, puesto que el médico debe considerar la imagen pura de cada enfermedad reinante como si fuera algo nuevo o desconocido e investigarla completamente en sí misma, si desea practicar la medicina de manera positiva y radical, jamás sustituyendo la observación actual por conjeturas, nunca dar por supuesto que la enfermedad ya era antes de él total o parcialmente conocida, sino que debe examinarla cuidadosamente en todas sus fases. Este modo de proceder es de lo más indispensable en tales casos, pues un cuidadoso examen demostrará que cada enfermedad reinante es en muchos respectos un fenómeno de carácter único, difiriendo grandemente de todas las epidemias anteriores, a las cuales se han aplicado ciertos nombres falsos...

SOBRE LOS IMPACTOS EMOCIONALES
Nota 86 del P. 93: Cualquiera causa de carácter vergonzoso, que no quieran confesar el enfermo y sus amigos... debe el médico tratar de obtenerla...: intentos de suicidio, onanismo, los excesos..., amores desgraciados, celos, desdicha doméstica, preocupaciones, penas por alguna desgracia familiar, maltrato, venganza frustrada, orgullo agraviado, dificultades peculiares, temor supersticioso, hambre, imperfección de los genitales...

P. 94: Mientras se investigan el estado de una enfermedad crónica, debe considerarse y escudriñarse muy bien, las circunstancias especiales del paciente respecto a sus ocupaciones ordinarias, su modo habitual de vivir y su dieta, su posición doméstica y así los demás, para averiguar qué hay en ellas que pueda producir o sostener la enfermedad, a fin de que su remoción favorezca el restablecimiento.

SOBRE EL CARÁCTER Y LAS ENFERMEDADES MENTALES
P. 208: ...del mismo modo su carácter y manera de pensar, para saber si presentan algún obstáculo al tratamiento o necesitan ser dirigidos, estimulados o modificados.

P. 209: ...las llamadas enfermedades mentales... no constituyen una clase marcadamente separada de todas las otras  (clases de enfermedades), pues en las enfermedades corporales siempre se modifica el estado mental (121)...

Nota 121: ¡Cuántas veces no se encuentran enfermos que a pesar de estar sujetos desde muchos años a afecciones muy dolorosas, han conservado sin embargo un humor apacible y complaciente, de modo que uno se siente lleno de compasión y de respeto para con ellos! pero cuando se ha triunfado del mal, lo que con frecuencia se logra por el método homeopático, se ve a veces presentarse un cambio de carácter el más terrible, y reaparecer, la ingratitud, la dureza de corazón, la maldad refinada; los caprichos repugnantes que formaban el carácter del individuo antes de que cayera enfermo... (Estos cambios se pueden comprender si consideramos las llamadas Constelaciones Cerebrales y los cambios de Polaridad Hormonal expuestos por Hamer).

P. 215: Casi todas las llamadas enfermedades mentales y emocionales no son nada más que enfermedades corporales en los que está acrecentado el síntoma de perturbación de la mente y el carácter, mientras que los síntomas físicos declinan (más o menos rápidamente), hasta alcanzar a lo último el aspecto notable de enfermedad parcial, como si fuera una enfermedad local situado en el órgano sutil e invisible de la mente o del carácter.

P. 218 y 219 (paráfrasis): las enfermedades mentales son un desarrollo posterior a una manifestación patológica física, cuyos síntomas ocultan la sintomatología corporal. Cuando lo mental retrocede, lo corporal se evidencia otra vez, pues nunca dejaron de existir, sólo se minimizaron (Véase en Hamer la relación entre enfermedad mental y enfermedad física, como una continuación compleja, que al mejorar lo mental hace emerger una sintomatología física).

Para cerrar esta recopilación:
"Los médicos de Europa y en otras partes, aceptaron este cómodo tratamiento de todas las enfermedades (se refiere al método antiflogístico que usaba sangrías), conforme a una sola regla, puesto que les libraba de toda reflexión ulterior (el más laborioso de todo trabajo en esta vida)..." (nota 1 del p. 60).
Un espíritu reflexivo que conduzca a los clientes plantearse la razón de su enfermedad, y a los tratantes ha desarrollar más investigación y reflexión teórica.

Referencias:
Hahneman, S. (1991, 1842). Organón de la Medicina. Buenos Aires: Albatros.
Hamer, R. (2005, 1994). Resumen de la Nueva Medicina. Málaga: Amici di Dirk.

HOMEOPATIA Y BIODESCODIFICACION

La homeopatía es un sistema médico cuyo fundamento se resume en la frase "lo similar se cura con lo similar", a diferencia de la medicina alopática (la usada comúnmente), cuyo principio es "curar por su contrario". Fue creada durante el siglo XIX por Samuel Hahneman y aunque sigue siendo incomprendida, está vigente en su empleo. Parece ser que el retraso en la publicación de sus últimos escritos generó una distorsión en su propuesta original que ha afectado su efectividad (véase Calatayud). 

En este escrito me he propuesto reflexionar y comparar algunas ideas de Hahneman con los actuales conocimientos plasmados por el doctor Hamer y los desarrollos en biodescodificación. Y empezaré citándolo respecto a lo que se considera nuclear de los descubrimientos de Hamer: el "Síndrome Dirk Hamer", Bioshock o Impacto Emocional.

Hahneman ya resaltaba los impactos emocionales (aspectos dinámicos le llama él) como activadores de la enfermedad:
"...¿Cuántas veces no hemos visto palabras injuriosas ocasionar una fiebre biliosa que ponía en peligro, o una profecía indiscreta causar la muerte a la época predicha, y una sorpresa agradable o desagradable suspender súbitamente el curso de la vida? ¿Dónde está el principio morbífico material que se ha introducido en sustancia en el cuerpo; qué ha producido la enfermedad, qué la sostiene, y sin cuya expulsión material por medio de medicamentos se intentaría en vano toda curación radical? (Hahneman, 1842. p. 39)"

Y ya había observado que el cáncer de mama tenía que ver con la pérdida de un hijo:
 "La  muerte inesperada de un hijo único provoca en una madre delicada y atacada ya de la psora, o una supuración incurable de los pulmones o un cáncer de la mama... estas agitaciones del espíritu son las que con más frecuencia contribuyen a que aparezca la psora latente bajo la forma de enfermedades crónicas" (Hahneman, 1849, p. 179s).

Samuel Hahneman pensaba que las enfermedades se debían a tres miasmas (patrones de alteración): psora; sífilis, "que yo llamé otras veces enfermedad venérea"; y sicósis o enfermedad de las verrugas. Sin embargo le otorgaba preponderancia a la psora. Dice Hahneman:
“Siete octavos [88 %] de todos los males crónicos brotan exclusivamente de ella [la psora] en tanto que el octavo remanente [12 %] surge de la sífilis y del sicosis, o por combinación de dos de estas tres Enfermedades Crónicas miasmáticas o, lo que ya es raro, de la complicación de las tres”.(Hahneman, 1849, p. 49s)
Hahneman observó que durante el proceso de curación homeopático (ley de curación o de Hering) ocurría un movimiento de síntomas, como el desplazamiento hacia la superficie o la reaparición transitoria de síntomas antiguos, lo que ponía en evidencia que dichas expresiones del desequilibrio vital no habían sido curadas, sino solo localmente suprimidas.

Al final de este proceso, la mayoría presentaba una erupción en la piel que asemejaba a las primeras manifestaciones sufridas en la niñez, que habían sido de alguna manera suprimidas localmente. Finalmente la erupción desaparecía dejando libre al paciente de síntomas (Korovsky).

Entonces, la mayoría de las enfermedades se deben, según Hahneman, a esta enfermedad primigenia llamada psora (del griego: rascar), producto de un profundo desorden interno que se manifiesta como una erupción pruriginosa, que podía mantenerse en estado latente, e incluso trasmitirse por herencia, a "causa de la invasión al organismo de una energía desequilibradora de la Energía Biológica". Podríamos entender esa "energía desequilibradora" como un bioshock. Esto nos hace pensar que la psora sería la manifestación de una primera experiencia de pérdida, reflejada en la reacción cutánea, puesto que la piel evidencia conflictos de separación.

Si la psora es un bioschock primigenio por conflicto de separación, la sífilis y el sicosis (no confundir con la psicosis) lo serían por otros tipos de conflicto, en el caso del sicosis, relacionado con el endodermo o mesodermo antiguo, pues en estos casos los tejidos se acrecientan; y, en el caso de la sífilis, con el mesodermo nuevo o el ectodermo, pues aquí la enfermedad se manifiesta con necrosis.

Veamos lo que nos explica el homeópata Korovsky y notemos la analogía con las capas embriológicas que determinan la enfermedad según Hamer:

"Los miasmas crónicos son entonces, patrones persistentes de distorsión de la energía vital, que habitualmente se prolongan o profundizan en el tiempo. No necesariamente expresan enfermedades clínicas constituídas, puede tratarse de síntomas aislados, rasgos de carácter u otras cualidades que imprimen al sujeto una particular tendencia general.

Se consideran tres grandes miasmas crónicos o tendencias constitucionales:

1) Hacia la excitabilidad o hipersensibilidad funcional (miasma de la Psora).
2) Hacia la hipertrofia o neoformación orgánica (miasma del Sicósis).
Es oportuno aclarar que el término psicosis de la psiquiatría, que alude a la pérdida de criterio de realidad, no tiene que ver con el de sicosis utilizado en este caso. No obstante una crisis psicótica o delirante con elementos maníacos o de grandeza, muestra a su vez, un perfil miasmático sicótico, desde el punto de vista homeopático).
3) Hacia la destrucción o miasma de la Sífilis.
   Desde la úlcera genital de la enfermedad venérea sífilis, la emaciación o adelgazamiento extremo, así como toda manifestación de destrucción orgánica denota esencialmente la presencia del miasma destructivo.

-Fin de la cita de Korovsky-.

Los remedios antipsóricos serían aquellos que tratan el impacto inicial (conflicto de separación primigenio, incluso de origen transgeneracional), mientras los demás remedios homeopáticos tratan la enfermedad en su forma de manifestarse."...Para la curación estable, además del remedio antimiasmático similar, debe tratarse el fondo miasmático, la psora misma", nos dice Calatayud.

Desandar los patrones reactivos distorsionados (sifilíticos o sicóticos) hasta rencontrarse con las raíces psóricas, a pesar de que parezca en cierta medida una regresión, es una señal de buena evolución. Desde allí, el proceso curativo apuesta entonces a construir una condición de crecimiento más equilibrada y genuina  (Korovsky).

Si bien puede predominar una tendencia (miasmática) en particular, generalmente existen aspectos de los tres miasmas en todos los individuos. Ambas (sífilis y sicosis) son tendencias reactivas, pero distorsionadas, que mantienen en la profundidad la condición psórica inmodificada (ibídem).

Desde la biodescodificación podemos sugerir que estos "patrones reactivos distorsionados" serían parte de un complejo cuyas raíces se hunden en el ámbito transgeneracional. Aunque las enfermedades se originen en diferentes capas embriológicas, girarían en torno al tema del complejo, teniendo como base en muchos casos un conflicto antiguo de separación, o en lenguaje homeopático, un origen miasmático psórico.

Referencias:
1. Calatayud, Hugo (2011). La Homeopatía más allá de Hahneman. Argentina. Disponible en:
http://homeopatiasiglo21.com/3.%20VERSION%20ESPANOL%20FINAL%2022-7-2011.pdf
http://homeopatia8drpablokorovsky.blogspot.com/p/parte-9-miasmas.html
2. Hahnemann, S. (1990, 1849). “Enfermedades Crónicas”. México: Porrúa.
3. Hahneman, S. (1991, 1842). Organón de la Medicina. Buenos Aires: Albatros.

sábado, 3 de mayo de 2014

Investigar en Homeopatía y Terapia Floral

Samuel Hahneman, y luego Edward Bach, crearon sus sistemas por la experimentación directa, "clínica", observando reacciones. Es una lástima que, al menos en la terapia floral, los creadores de "nuevos sistemas" parecen preferir otras formas, en desmedro de la observación. Comparto lo que Hahneman recomienda: 

Parágrafo 108: No hay, por tanto, otra manera posible de averiguar los efectos peculiares de los medicamentos en los sujetos sanos; no hay camino más seguro y más natural de alcanzar este fin que administrar experimentalmente los diversos medicamentos, en dosis moderadas, a personas sanas, a fin de descubrir  qué cambios, síntomas y signos produce su influencia individualmente en la salud física  y mental...

P. 126: La persona que experimenta el medicamento deberá ser fidedigna en extremo y concienzuda, y durante todo el tiempo del experimento evitar todo esfuerzo exagerado mental y físico, toda clase de disipación y pasiones perturbadoras; no deberá tener negocios urgentes que le distraigan la atención; deberá estar en buena salud y poseer una dosis suficiente de inteligencia para ser capaz de expresar y describir sus sensaciones en términos exactos.

P. 127: los medicamentos deben experimentarse tanto en los hombres como en las mujeres, para que revelen también las alteraciones de la salud que producen en la esfera sexual.

Referencias:
Hahneman, S. (1991, 1842). Organón de la Medicina. Buenos Aires: Albatros.