lunes, 23 de junio de 2014

Colaboración de curanderos y psiquiatras en Guyana

A continuación presento una rica experiencia de colaboración entre dos formas de curar: la occidental y otra de origen hindú en tierras sudamericanas. Cada una reconociendo sus alcances y limitaciones:

"Métodos modernos de terapia psiquiátrica se han integrado con técnicas tradicionales en África, especialmente en Nigeria y Ghana. Una revisión de la psiquiatría latinoamericana no muestra actividad en esta área. Una excepción parece ser la Guayana Británica. Este país ha sido a veces llamado una isla rodeada por tierra, debido a su singular composición étnica y la persistencia de la identidad cultural de origen, (51% de las Indias Orientales, el 31% de África, el 11% "mixto", el 4% Amerindio y el resto entre portugueses, chinos y "otros" europeos).

Un sistema integrado (tradicional y moderno) de tratamiento y seguimiento para pacientes de la India, principalmente del Este, se ha desarrollado a partir del trabajo de campo y la colaboración de antropólogos, el Director del Hospital Psiquiátrico y curanderos del Templo de Kali. La importancia de esta interacción es amplia por el hecho de que sólo hay un psiquiatra en este país de alrededor de 624 000 personas y sólo un hospital mental general.

Los pacientes internados del hospital mental varían entre 500 a 800 pacientes, de los cuales alrededor del 37% son de las Indias Orientales. Cinco clínicas ambulatorias dispersas a lo largo de la costa tratan unos 2.000 pacientes al mes, 90% de los cuales son de las Indias Orientales. En general, los hindúes del este muestran reacciones neurótico-depresivas, incluyendo depresiones somatizadoras e histerias de conversión. Desde 1964 se ha producido un marcado aumento de los ingresos de hindúes orientales en el Hospital Mental, así como un aumento en el número de pacientes ambulatorios. Esto se debe en gran parte a una activa colaboración entre los curanderos indo-orientales de Kali y el director del Hospital Psiquiátrico.

Los curanderos Kali ahora hacen rondas frecuentes en el Hospital Psiquiátrico con el Director, quien asiste a los principales festivales de curación religiosa (pujas) y a algunos de los períodos ordinarios de sesiones de curación dominical.

En la práctica, tanto los curanderos como las personas hacen ahora una distinción entre "Kali Work" y "Dactah Work"("work" se puede entender aquí como "tratamiento"). Kali Work se refiere a las reacciones afectivas que responden a la catarsis, liberación de tensión y la importancia de reforzar las técnicas Kali, que incluyen el trance, la preparación de alimentos rituales sagrados, paliza al paciente poseído, análisis de los sueños, involucrando a la familia y la comunidad.

El "Dactah Work" se refiere a los trastornos orgánicos y emocionales resistentes a tratamiento, que requieren hospitalización, quimioterapia y electroshock. Tanto la quimioterapia como la terapia de electroshock han sido recibidos con entusiasmo por los curanderos y pacientes en consonancia con sus propias creencias acerca de la magia y la energía. "Dactah Work" y "Kali Work" se unen con eficacia en el tratamiento del paciente y en el retorno y cuidados de su familia y comunidad."

Tomado de:
Singer, Ph. et al (1967). Integration of Indigenous Healing Practices of the Kali Cult with Western Psychiatric Modalities in British Guiana. En: Aportaciones de la Psicología a la Investigación Transcultural. México: Trillas.

sábado, 21 de junio de 2014

Algunos efectos de la falta de Apego

Numerosas investigaciones en monos nos han acercado, etológicamente, a una mayor comprensión del comportamiento humano y a un acercamiento biológico de la timidez, la procrastinación, el comportamiento sexual, etc. El siguiente estudio resalta la importancia del contacto afectivo como base de un adecuado desenvolvimiento social. Curiosamente lo intelectual no se ve radicalmente afectado, aspecto que permite entender que haya mucha gente "inteligente" pero pobremente afectiva.

"Los monos rhesus se han estudiado bajo variadas condiciones sociales y de estimulación sensorial. Algunos animales han vivido en completo aislamiento, en un mundo sensorial inmutable, no teniendo contacto con otros animales, por 3, 6, 9, y 12 meses después del nacimiento. Otros monos han vivído en jaulas de alambre por los mismos períodos de tiempo, teniendo contacto visual y auditivo, pero no físico, con otros monos. Grupos menos deprivados vivían con sus pares en jaulas de alambre, y en jaulas con madres-mono reales y compañeros. Las pruebas de conducta intelectual, respuesta a la estimulación no social, y la conducta social revelan importantes efectos sobre el desarrollo por el tipo y duración de las deprivaciones desde su nacimiento.

Algunos de estos hallazgos se resumen de la siguiente manera:

  • Ni la deprivación sensorial ni la social parece afectar la conducta intelectual cuando se dan las pruebas en un ambiente familiar. Sin embargo en caso de que la prueba se realice en un ambiente extraño, los monos deprivados se niegan a realizarla. Animales criados en condiciones menos pobres también exhiben algunos déficits, pero no en forma total, en el rendimiento de pruebas de aprendizaje.
  • El desarrollo de conductas sociales y de exploración puede depender de la experiencia ambiental necesaria antes de un período de maduración crítica. La evidencia sugiere que los 3 meses de aislamiento no perjudica más tarde el desarrollo, pero 9 ó 12 meses retrasa seriamente el ritmo y nivel final de la conducta de logro.
  • Otros efectos a largo plazo incluyen el deterioro de la salud materna y comportamiento sexual, la falta de voluntad en animales privados a exponerse a estímulos nuevos o complejos, falta de voluntad para interactuar con otros animales, y comportamiento personal anormal. Muchos de estos efectos pueden tener importantes implicaciones para la conducta humana después de períodos de privación cultural y / o social."
Y algo más sobre el apego, el contacto, en un blog que me ha gustado. http://latrincheradecolores.blogspot.com/2013/03/la-maquina-de-estrujar.html

Tomado de:
Sagkett, Gene (1967). Some Effects of Social and Sensory Deprivation During Rearing on Behavioral Development of Monkeys. En: Aportaciones de la Psicología a la Investigación Transcultural. México: Trillas.

viernes, 20 de junio de 2014

Autoestima y Exclusión Cultural

En un país como el nuestro, con tal diversidad cultural y migratoria, la discriminación (real o sentida) es un problema a resolver. Unos apuntes al respecto, tomados de Eugene Brody sobre la realidad norteamericana:

"Los problemas de un niño en la formación de la identidad y del amor propio pueden provenir de la fragmentada naturaleza de la adquisición de sus padres de los valores y conocimientos del sistema dominante. Hemos observado las ambiciones que madres negras de la clase baja de Baltimore adquieren para sus hijos jóvenes del mundo social blanco, sin el conocimiento necesario de cómo se pueden obtener dichas ambiciones. Esa unión de valores trasplantados y la ausencia de técnica para conseguirlo, pone al niño en conflictos, que solamente pueden resolverse cuando el niño rechaza a la madre y a los valores del sistema dominante que ella representa; o de nuevo, sustituyendo un objeto (o meta) inmediatamente asequible, por una distante. Igualmente importantes son los mensajes contradictorios, potencialmente paralizantes, que estas madres les daban a sus hijos; en el plano verbal, que ellos tenían todas las mismas oportunidades que los miembros del sistema dominante; y en el plano no verbal, que sus esfuerzos para triunfar eran inútiles, pues sus posiciones sociales ya estaban bien definidas.

Estas son algunas de las consecuencias del comportamiento individual de pertenecer a un sistema subordinado, a cuyos miembros no se les permite una completa participación en la cultura de la sociedad a la cual pertenecen. El efecto del proceso que he llamado exclusión cultural se ejerce directamente sobre individuos e indirectamente por medio de la familia o del sistema social. El concepto de exclusión cultural se ofrece como una ilustración de un tipo de abordaje al problema de integrar factores políticos, económicos, sociales y psicológicos, dentro de un marco teórico que pueda producir percepciones clínicamente útiles, así como hipótesis que puedan probarse."

Algunos otros ejemplos de efectos de esta exclusión cultural (social):

  • En 1940, Kluckhohn & Leighton escribieron, refiriéndose a los Navajos: "Cuando eran jovencitos, los profesores y otros les premiaban por su comportamiento como blancos, pero de adultos se les castigaba por haber adquirido habilidades que les hacían competencia a sus contemporáneos blancos... Rechazados por el mundo blanco, al cual han hecho tantos sacrificios emocionales para entrar, algunos tratan de hacer una amarga retirada al mundo Navajo. Otros, en triste desilusión, abandonan todos los códigos morales."
  • Brody refiere un estudio realizado por él en Rio de Janeiro en cien personas de clase baja. Se les clasificó según su educación, color, estado migratorio y sexo. Resultó que los menos educados, los negros y morenos, los inmigrantes (de menos de cinco años de migración) y las mujeres mostraban una frecuencia mayor que sus pares contrarios respecto a ansiedad, tendencias paranoicas, distinta percepción temporal, etc. Estos grupos mostraron un grado de exclusión de la corriente cultural mayor de su comunidad.
  • Diversos estudios señalan los problemas de identidad en aquellos que tienen un pie en su cultura original y el otro en el sistema dominante. Un ejemplo de esto es el caso del hindú "ex intocable" (paria o dalit) -ex intocable al menos en la ciudad-. Frecuentemente preocupado por "pasar" por miembro de una casta más alta es, por lo menos, en los aspectos públicos de su vida, intensamente sensible a las actitudes de otros hacia él. Su susceptibilidad es en parte adaptativa, puesto que las actitudes y el comportamiento de los que se encuentran a su alrededor, cambiaría desfavorablemente tan pronto como descubran su origen.
DISCRIMINACIÓN INTRAGRUPO
"El escalamiento social puede también venir acompañado de sentimientos de odio o de reacción en contra de las características del grupo de origen, como el color de piel, manera de hablar, gesticulaciones, el modo de vestir y las preferencias de comidas. Este menosprecio puede conjeturarse como un esfuerzo para disociarse de la fuente de perturbación. Emparentado con esto, está el esfuerzo para identificarse con rasgos obtenibles de la cultura dominante, incluyendo sus prejuicios. Ejemplos de ello: los chinos intelectuales asilados en U.S.A. se referían a los chinos norteamericanos de menor educación como "la gente del chop suey". Los mestizos mexicanos pobres llamaban "indios" a sus hijos cuando se portaban mal. Los estudiantes negros en Baltimore aceptaron muchos estereotipos comunes antinegro, así como antisemitico y antioriental de la población blanca cristiana." Un caso más paradójico aún: el de los judíos nazis.


La hostilidad contra el propio grupo de origen está inevitablemente ligada al odio a sí mismo, a lo que se es (menospreciado), en contraposición a lo que se quiere llegar a ser (representado por el grupo dominante)... como el miedo no permite que la hostilidad pueda ser dirigida al grupo dominante, hacia afuera, se dirige a hacia adentro, hacia el propio grupo. Esto me hace pensar en el chiste de Facundo Cabral acerca de Michael Jackson: "un hombre negro convertido en mujer blanca".


Brody también menciona como los esquizofrénicos estarían reflejando estas contradicciones, alterando la percepción, alimentando pensamientos intrusivos hostiles, generando perplejidad y confusión. Los mecanismos de represión y negación se hacen cotidianos, dificultando la formación de conceptos y la simbolización consensuales, el empobrecimiento semántico y la dificultad de desarrollar una confianza básica. En términos culturales, por ello es importante favorecer la presencia de pares en los medios de comunicación masiva, aspecto que además a demostrado ser efectivo en la construcción de una identidad. Telenovelas como "Los de arriba y los de abajo" en la década de los 90, y "Al fondo hay sitio" en la actualidad, son buenos ejemplos de ello. Otro aspecto, menos cuidado, es el de los juguetes (muñecas de diferentes color de piel y fisonomía), la literatura (con nombres y personajes locales), etc.


Referencia:
Brody, Eugene (1967). Exclusión cultural y el comportamiento desviado. En: Aportaciones de la Psicología a la Investigación Transcultural. México: Trillas.

miércoles, 18 de junio de 2014

Orígenes de la psicología clínica en EE. UU.

La Psicología Clínica tuvo como uno de sus orígenes el empleo de las pruebas de inteligencia, usadas masivamente en la clasificación del personal militar estadounidense. El psicometrista norteamericano de 1930 generalmente era una doctora en Psicología, aunque podía ser una magister en psicometría. Eran estudios predominantemente prácticos, con un promedio de seis años de duración, que solían incluir pruebas de inteligencia y algunas de personalidad. Quizá haya que recalcar aquí que los sistemas educativos universitarios de U.S.A., de Europa y de Latinoamérica suelen ser "algo" diferentes en forma y concepción.

En ese entonces el campo psicológico estaba dominado por los médicos, y ejercían una influencia importante las trabajadoras sociales, siendo los primeros quienes muchas veces prescribían, administraban e interpretaban las pruebas, bajo auspicio de la ley. Incluso mientras escribo esto, me da la impresión que aún algunos no han clarificado las responsabilidades profesionales, al permitir que docentes, técnicos, ingenieros y, un largo etc., hagan uso de pruebas psicológicas (intrusismo).

Con ese panorama en el ámbito hospitalario, paralelamente en el ámbito educativo los psicólogos tuvieron mayor libertad para desenvolverse, aplicando tests para aportar a la orientación vocacional y el desempeño. Entonces, se juntó la la labor experimental de validación de las pruebas y la experiencia en la orientación que, poco a poco, se fue nutriendo con la aplicación de las nacientes escuelas psicoterapéuticas. Por otro lado, la psicología infantil fue creciendo, de la mano de la modificación de la conducta.

La psicología, hasta ese entonces, tan de la mano de la filosofía, se fue desligando de ésta y adquiriendo su propio perfil, incorporando definitivamente la experimentación, la fisiología, la estadística y los estudios comparativos, delineando así una psicología clínica de carácter menos filosófico y más científico (aunque, debo decir, echo en falta que haya tan poca filosofía actualmente).

Si la I Guerra Mundial impulsó el desarrolló de los test de inteligencia, la II Guerra Mundial dio el espaldarazo a la psicología clínica al requerir de ella la selección por personalidad, la mejoría del rendimiento y la intervención por los efectos del combate ("neurosis de guerra", "síndrome de la bala de cañón", etc.). Los conocimientos acumulados y esta experiencia con los combatientes hicieron que los clínicos se ganaran un espacio entre la población general.

Parte de ello fue debido a la Secretaría de Salubridad (ministerio de salud), que estableció un programa de becas de entrenamiento a estudiantes de psicología. Pero fue la Asociación de Veteranos de Guerra de EE. UU. la que ha tenido un papel determinante, pues ante la necesidad de psicólogos entrenados, la asociación también tomó la responsabilidad de apoyar a estudiantes de psicología clínica bajo convenio con las universidades, previa acreditación por la Asociación Psicológica Americana (APA). Lo que condujo a un efecto dominó: las universidades iniciaron procesos de autoevaluación, de mejora académica y de actualización de los currículos, se contrataron más profesores y se mejoraron los honorarios. Otras instituciones estatales y privadas también aumentaron sus requerimientos de psicólogos.

Este nuevo panorama condujo a la Conferencia de Boulder, Colorado (1949), destinada a sistematizar el entrenamiento a los clínicos. En ella participaron 71 personas, la mayoría psicólogos, pero también trabajadoras sociales, psiquiatras y enfermeras psiquiátricas, reunidas en pequeños grupos de trabajo por catorce días. La conferencia llegó a conclusiones en diferentes áreas: entrenamiento, formación docente, selección de estudiantes, ética, relaciones con otras profesiones, etc. Aquí se plasmó el perfil del psicólogo clínico como alguien que debe tener una formación tanto en intervención como de carácter científico. Desde aquella época ya surgió la discusión de lo apropiado de dicho perfil, pues difieren los intereses académico-científicos de los intereses prácticos-terapéuticos. Un tema vigente, aunque poco o nada discutido, y que se trasluce en el sólo reconocimiento de programas de maestría (área académica-investigación) y no de las formaciones psicoterapéuticas (área profesional-práctica). Y algo que ya preocupaba hace más de 40 años: los magísteres no hacen más investigaciones después de su tesis.

En 1965 se realizó una segunda conferencia en la ciudad de Chicago, que configuró una nueva perspectiva en desarrollo: la clínica - comunitaria. También se recomendó que las facultades contrataran psicólogos dedicados a la práctica clínica, con una paga adecuada, de modo que sirvieran de modelo a los estudiantes (en contraste con los psicólogos-docentes, con bajo nivel de práctica real cotidiana). Otra recomendación de la Conferencia fue el desarrollo de clínicas psicológicas docentes, que si bien en ese momento respondía a una mayor autonomía de la profesión respecto a médicos y trabajadores sociales, también ha provocado un distanciamiento del trabajo multidisciplinario y una psicologización de problemáticas multifactoriales (un ejemplo lastimoso es el de algunos profesores de escuela, que han encontrado en la psicologización un argumento para no asumir su rol de liderazgo, derivando a los "niños-problema" sin buscar alternativas pedagógicas antes).

Tanto la conferencia de Boulder como la de Chicago han estado a favor de una formación ecléctica y de  solidez en el área de los conocimientos básicos, de modo que se reciben habilidades técnicas con su respectivo sustento teórico.

Referencias:
Hathaway, Starke (1967). El entrenamiento académico de los psicólogos clínicos en los Estados Unidos. En: Aportaciones de la Psicología a la Investigación Transcultural. México: Trillas.
Landa, Patricia (1998). Algunas consideraciones acerca del qué y el cómo de la psicología conductual aplicada. Rev. electrónica de psicología Iztacala. Vol 1 No. 2, Noviembre. Tomado de:   http://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/numerodos/queycomo.html

lunes, 16 de junio de 2014

La Hipnosis aún asusta

En 1937 el neurólogo e hipnotista Ludwig Mayer publicó un libro relacionado con la hipnosis y el delito donde, entre otros casos, menciona a una mujer que habría sido inducida a intentar asesinato, suicidio y a sufrir vejaciones sexuales a lo largo del tiempo*. Incluso publicó filmes mostrándola bajo efectos de la sugestión.

Gracias a estas películas se pudo entender mejor la situación. La mujer involucrada reúne las características de alguien que padece trastorno conversivo o histeria, entre cuyas características se encuentran el exhibicionismo y la alta sugestionabilidad. La narración que hace de lo acontecido semeja, en su estructura, a las historias de abducidos y de los abusados por sectas satánicas. ¿Qué tienen en común estos tres tipos de eventos? Que los tres fueron "descubiertos" bajo efecto de la hipnosis. Pero ya en la actualidad se sabe que son producto de un proceso llamado "implantación de memorias", en que, debido a una mezcla de creencias de la persona y del reforzamiento del hipnotizador a dichas creencias, y de su sutil entrega de información (por ejemplo hacer preguntas como: ¿ve una cruz?, ya sugiere que "hay que ver" una cruz), el sujeto va recreando situaciones y armando una historia (Para una revisión detallada vea Pinchanski).

Sin embargo, como tantas otras ideas falsas, perdura en la creencia general que la hipnosis es peligrosa per se y que los hipnotizados quedan a merced del hipnotista. Existen riesgos mínimos relacionados con una actitud malintencionada del sugestionador y con una predisposición psicopatológica en el sugestionado (Lynn). Aspectos presentes en cualquier otra actividad humana.
La relación hipnótica viene a ser un "convenio", en que se establece un vínculo de confianza, producto de lo que se denomina en PNL acompasamiento. Ambos han entrado en "sintonía", a un objetivo en común. Quien ladra frente a cámaras ya estaba advertido (implícitamente) de esa posibilidad al aceptar ser hipnotizado. Sin embargo, ante una orden de realizar algo que vaya en contra de los valores del sugestionado, éste tiende a "despertar", a desconectarse, o simplemente se rehúsa a cumplir la orden, pues se ha roto la confianza, ha ocurrido un abuso de confianza. Veamos un ejemplo sencillo, tomado de Wellek:
Una joven recibió la orden poshipnótica  de ponerse una flor en el cabello, es decir, de hacer algo aparentemente inocente. Despierta, tomó, después de cierto titubeo, una rosa preparada ya al efecto y la deshojó despacio y pensativamente. Preguntada por qué había hecho esto, no supo responder. Una vez que le fueron explicados los pormenores, respondió que en toda su vida no se había puesto una flor en el cabello y que ello no le agradaba...
Fíjese que en este ejemplo no se ha pedido nada en contra de la moral, empero, para la joven, va en contra de "sus propios valores". Una especie de "ideal personal" desempeña un gran papel en este caso: una idea más o menos determinada de la impresión  que se hace sobre los otros y también de lo que "le sienta a uno o no" (presentación social). Una "flor en el cabello" es considerada por muchas mujeres como vulgar. Pero basta también el convencimiento fundado o no de que a ella no le sentaría bien. A otro nivel las flores, a decir de Freud, representan el órgano sexual femenino, lo que llevaría implícito que ponérselas en el cabello es ofrecerlo públicamente.

La hipnosis sería un estado en que las cosas se toman literalmente, sin sentido del humor, las sugestiones "se toman en serio", por lo que órdenes que van en contra de los propios valores se desestiman "seriamente". Wellek nos comenta otro caso, de una viuda a la que se le pidió, estando consciente, que escribiera: "yo no pienso nunca en mi fallecido esposo", lo cual hizo sin inconveniente. Pero, ya en estado hipnótico, ante el mismo pedido: "ella presentó una resistencia perceptible; escribió únicamente la primera letra e hizo un gran borrón. Entonces arrojó la pluma y gritó: Pero yo pienso siempre en mi marido muerto".

Así que no hay razón para asustarse. Cuando termine de leer este post despertará y ud. irá aumentando su confianza y valía personal...

* Extracto del libro de Mayer puede ser visto en: http://www.hypnotism.org/MrsE.htm

Referencias:
Lynn, S. & Kirsch, I. (2004). Teorías sobre la Hipnosis. Papeles del Psicólogo, Diciembre, N° 28. Disponible en: http://www.papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?id=1181
Pinchanski, S. et al (2004). Memorias impuestas. Med. leg. Costa Rica vol.21 n.2 Heredia. En: http://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1409-00152004000200004
Wellek, Albert (1967). El hipnotismo bajo el aspecto caracterológico. En: Aportaciones de la Psicología a la Investigación Transcultural. México: Trillas.

viernes, 13 de junio de 2014

Abandono del tratamiento psicológico

Se realizó una investigación en 2011, en un centro de psicoterapia en Argentina, de orientación cognitivo - conductual y sistémico, para evaluar el tema del abandono del tratamiento. Sobre una base de 125 personas, se encontró tasas de abandono de entre 20% y 50%, con un promedio de 2 sesiones de asistencia. Tomando en cuenta que los consultantes son mayoritariamente mujeres, se halló que los que más abandonan son mujeres, jóvenes, con bajo nivel educativo y de estado civil soltero. Los hombres que acuden, siendo menos, muestran mayor adherencia.

Para la admisión todas las personas pasan por tests de screaming, encontrándose como principales diagnósticos Trastorno Depresivo Mayor y Moderado, y Trastorno Adaptativo, y como manifestaciones relevantes dificultades en las relaciones interpersonales, obsesividad e ideación paranoide.

Este informe es muy importante ya que refleja una realidad poco evidenciada: el abandono. Se reporta rara vez puesto que es más halagador hablar de los logros y no de los fracasos. Sin embargo, sólo investigando las razones del fracaso podremos mejorar y reducirlo.

Esta investigación muestra lo que cualquier psicólogo clínico conoce: las mujeres son las que más acuden a los servicios psicológicos. Desde ya, esto amerita un conocimiento de la psicología femenina, de sus necesidades y de su forma de vincularse con la realidad. El segundo elemento que resalta es que son "jóvenes, de bajo nivel educativo, solteras", lo que nos debe llevar a pensar en la evaluación de costo-beneficio que realizan las usuarias dado su nivel de ingresos económicos y los egresos que tendrán que realizar para sostener la psicoterapia.

Shantal Savatier, citada por Ginger y Ginger, menciona que en su práctica un tercio de los atendidos no vuelven luego de la primera consulta. Otro tercio regresa regularmente, una u otra vez. Y el tercio restante emprende una psicoterapia continua, ya sea en individual o en grupo (a veces ambas), a razón de una vez por semana o cada quince días.

Un estudio más antiguo, de Sole Garfield en 1986, mostraba que en los Estados Unidos la asistencia a psicoterapia tenía una mediana de 5 a 8 sesiones y Howard et al (1989) determinó que el 44% de clientes acudía a menos de 4 entrevistas (citados por Beyebach, 2006).

Entonces, un tercer elemento, subrepticio, es la concepción del psicólogo o psicoterapeuta del tiempo que "debe" tomar un tratamiento. Dicha concepción se instaura en la forma cómo se recibe la formación profesional, enfatizando el hacer largas anamnesis sin que quede claro para qué toda esa información recopilada, evaluando con múltiples baterías de pruebas que no guardan necesariamente relación con el motivo de consulta y, finalmente, bajo la creencia que resolver un conflicto "toma tiempo". Las investigaciones citadas nos está invitando a que sepamos aprovechar esas cuatro primeras sesiones, a que mostremos que el costo vale el beneficio, y a que nos centremos en las capacidades del cliente (recursos) y no en sus problemas.

Pensar en términos de terapia breve (10 a 15 sesiones) e incluso de terapia ultrabreve (1 a 4 sesiones)

Referencias:
Beyebach, M. (2006). 24 ideas para una psicoterapia breve. Barcelona: Herder.
Brenlla, María Elena (2011). Estrategias de investigación en psicoterapia: abandono de tratamiento (drop-out). Ponencia presentada en el I Congreso Internacional de Psicoterapia, Universidad César Vallejo. Trujillo, Perú.
Ginger, S. y Ginger, A. (1993). La Gestalt: una terapia de contacto. México: Manual Moderno, p. 265

jueves, 12 de junio de 2014

Apuntes en Psicoterapia Grupal

LA IDENTIDAD GRUPAL
¿La buena integración grupal es sinónimo de la curación de sus miembros? En este aspecto mi opinión es negativa, pues un grupo se consolida en función de "pactos" entre las fantasías inconscientes de sus miembros, a través de un acuerdo generalizado en relación con el desempeño de roles necesitados por los grupos internos de sus integrantes.

La integración del grupo supondría de esa manera cierto grado de equilibrio que no es conveniente para un proceso terapéutico. Una terapia debe estar asentada, sólidamente asentada, sobre situaciones críticas, límites. La organización grupal supone su institucionalización y como tal, la anulación y aquietamiento de las ansiedades y resistencias más comprometidas. (p. 86s)

(En el proceso del grupo se van instalando unos referentes que le otorgan identidad, una historia que le da continuidad.) En un grupo se produjo el abandono brusco e imprevisto de dos de sus miembros por causas que aun hoy no puedo explicarme... dicho grupo se "acostumbró" a ese tipo de abandonos, como si sus integrantes tendieran a repetir la escena traumática (...) (Esta) es una de las vallas que todo miembro nuevo debe sortear: "¿De qué se habla cuando se recuerda aquella vez que Fulano hizo esto o aquello?". Es allí desde donde también a veces son rescatadas aquellas sombras de quienes fueron dados de alta o abandonaron el grupo: "Me haces acordar a Zutana". (p. 106)

La "Escena básica", grupal o personal, es una escena que simboliza o representa algún aspecto nodal del conflicto, por lo que representarla no corresponde a un hecho sino a la "realidad" de lo imaginario, que determinan las "conductas básicas". (p. 59), un repertorio de conductas que estructura la personalidad. Para dilucidarlas, se pueden hacer dos cosas (p.48):
  1. A través de la serialidad, es decir, de la aparición y reaparición de una unidad conductual, recortable de la totalidad de conductas de dicha persona, que se presenta como denominador común ligado a un estímulo identificable que aparece como situación-gatillo que pone en marcha un modelo perceptual y/o reaccional. Puede definirse, además, como un argumento estable que es representado en distintos escenarios y con diferentes actores. Forma los mecanismos básicos de una personalidad... En la posibilidad de detectar ese repertorio de conductas básicas o escenas fundamentales en toda personalidad estriba el potencial de articular adecuadamente los recursos terapéuticos.
  2. A través de las "conductas reaccionales", las que emergen con una intensa carga afectiva, y se denuncian por su desmesura, lo que apunta a su condición de vínculo objetal interno conflictivo.
Es importante poder registrar los dos niveles clásicos de comprensión de una conducta: su genética, es decir el por qué, y su intencionalidad, es decir el para qué. Ya he señalado que la psicoterapia grupal es particularmente apta para este último nivel, mientras que la individual lo es para el primero. (Nota 14, p. 166)

PSICOTERAPIA INTERMINABLE
Lo interminable de ciertas psicoterapias y de muchos "psicoanálisis" se debe a:
  • Que se estructura sobre el vínculo sometedor-sometido, reproduciendo esta patología social en lugar de introducir una alternativa transformadora.
  • La actuación inconsciente "psicopática", por parte del terapeuta del principio de la propiedad privada sobre "sus" pacientes; de poseerlos y no dejarlos escapar. En ese mismo sentido, incluyo el "orgullo" por la baja deserción que se relaciona con una habilidad para "captar" al paciente más que con la de captar su problemática y operar desde ella a fin de resolverla en el menor tiempo posible. Esto se vincula también directamente con el factor lucrativo que todo paciente significa para el psi.
  • Otro mecanismo de la terapia "interminable" remite a los encuadres dirigidos al fomento de la regresión, a nuestro entender justificados tan solo en casos de diagnóstico y pronóstico específicos, y que llevan a transformar al paciente en "niño" frente al terapeuta "adulto" que opera casi exclusivamente sobre núcleos conflictivos descartando los aspectos yoicos más maduros. De este modo se logra congelar al paciente en el rol de "enfermo", de "inmaduro", siéndole imposible modificarlo. (p. 36)
Pacho O'Donnell
DEL YO AL NOSOTROS
R. Laing opina que el psicoanálisis tiene un "yo", un "superyó" y un "ello", pero le falta el "tú". (p. 14). 

Volvamos a aquella mujer que balbueceaba "de estas cosas una tiene que salir sola" delante del individuo parapetado detrás de los gestos y voces solemnes que componen el rol social del psi. Aquí me creo en condiciones de sospechar una inoculación del individualismo burgués, coherente con el aserto de que la persona sana, fuerte, es capaz de bastarse a sí misma, sin ayuda de nadie. Esta es una de mis máximas deudas hacia los miembros de los grupos terapéuticos que he coordinado: haber aprendido que lo realmente valioso es desear y poder estar, sentir, pensar, sufrir, gozar, junto con los otros. Ante una dificultad, poder pedir ayuda, llorar, gemir "no puedo". Un criterio de "alta" alternativa: en vez de valorar que alguien esté en condiciones de arreglárselas solo, que se sienta capaz de arreglárselas acompañado. (p. 35)

El psicoanálisis habla mucho de sexo, lo sexualiza todo, pero, al igual que los histéricos, ello no le impide vivir el sexo como algo malo. Es así que no hay lugar de encuentro más asexuado que una sesión de psicoterapia grupal "ortodoxa". (p. 172)

...Lo elemental y lo no comprendido es que, mientras los psis se ocupen "pertinentemente" del cuerpo simbólico, el cuerpo real no podrá menos que someterse al rendimiento, la plusvalía, el bienestar ajeno. Es el mismo cuerpo que apila ladrillos, que sella expedientes, que perfora chapas, el que debe incluirse, "destacharse", en el campo terapéutico. (p. 24)


Mi impresión es que lo más rico de lo edípico, lo más real, es ese combate por someter, por evitar ser sometido; esa violencia microgrupal, esa lucha por la propiedad de lo deseado, esa batalla por la dominación que se libra dentro de las paredes del triángulo (edípico). Siempre, debajo del incesto, asoma la violencia. Ocuparnos obsesivamente del incesto es negarnos a ver la violencia. (p. 27)

Tomado de:
O'Donnell, Pacho (1974). Teoría y técnica de la psicoterapia grupal. Bs. As.: Amorrortu,

lunes, 9 de junio de 2014

EL ROL DEL PSICOTERAPEUTA (GRUPAL)

Toda conducta es una comunicación o intento de comunicación con objetos internos -grupo interno- pero el énfasis recae más bien en las relaciones internalizadas. Cuando nos relacionamos en otras situaciones, con objetos externos, no transferimos los objetos introyectados a esas situaciones, sino transferimos las relaciones, una matriz de dramas, de pautas de secuencias temporales y espaciales. (p. 46s)

Mi opinión: es inimaginable un vínculo que no se halle teñido de subjetividad. La comunicación interpersonal siempre incluye el nivel intrapersonal. Podría decirse que el nivel será interpersonal cuando lo intrapersonal no distorsiona la percepción de la realidad objetiva, cuando el grupo interno no "nubla" al externo. (p. 94)

Es tarea del psicoterapeuta grupal estimular y centrar la tarea en lo interpersonal cuando la dinámica del grupo lo aconseje. En mi caso, cuento con un repertorio de juegos... (para evitar caer en una verborreica de) "interpretaciones sesudas"... donde todo es explicado pero casi nada es sentido.

Por eso una de las propuestas del psicoterapeuta debe ser inculcar en los integrantes del grupo la utilidad de volcar en la "olla", no solamente lo que creen comprender, sino también el registro de lo vivenciado, aun de aquello que tal vez parezca trivial, como por ejemplo: "mientras escuchaba me distraje y me puse a pensar en lo que tengo que hacer más tarde", "a pesar de que estás triste, lo que yo siento es rabia, aunque no me doy cuenta por qué", "no puedo dejar de mirar tus zapatos deslustrados", etc. Suele ocurrir que a través de estas "trivialidades" emerge lo latente. (p. 95s)

(Uno de los más grandes retos para el terapeuta es el de) poder renunciar al sitial de poder que la sociedad le ofrece a quien ejerce el rol de terapeuta. Sitial en el que también es instalado ávidamente por los pacientes, los cuales muchas veces constituyen la barrera más infranqueable en un camino hacia el cambio, porque ellos son, asimismo, lo social, en ellos está internalizado un modelo terapéutico o, por lo menos, un modelo de relación con la "autoridad": padres, maestros, gobernantes, etc., que emerge como conducta transpersonal (el autor usa el término en sentido de "que atraviesa a las personas"). (p. 169).

El rol de psicoterapeuta no supondrá un ejercicio dominador sino una conducta facilitadora de que, cuando la oportunidad así lo indique, sean por ejemplo los miembros de un grupo terapéutico quienes propongan dramatizaciones, acuerden la organización de una sesión prolongada, o aún, por circunstancias de enfermedad o viaje del terapeuta constituyan igualmente el grupo psicoterapéutico. (p. 62) En mis grupos es habitual que sean los mismos pacientes quienes propongan una dramatización y la dirijan, pudiendo necesitarme como yo auxiliar. O excluyéndome, lisa y llanamente, sin que esto suponga ninguna interferencia en la tarea grupal. Por el contrario, es muy claro, indiscutible, que la posibilidad de crecer en el grupo se relaciona en alto grado con la capacidad del terapeuta de "empequeñecerse" en el momento oportuno. (p. 185)

Lo único que diferencia al terapeuta de quienes lo consultan es el instrumento que posee, la teoría y prácticas psicoterapéuticas... Dicho rol social de ninguna manera implica que el terapeuta es una persona que se conoce y se realiza. O que es una persona sana... La zanja entre los "sanos" y los "enfermos"... permite, a quien se ubica detrás del escritorio, ...ocupar el lugar de "sano". Y, además, a creerlo.
Trampa miserable que es posible descubrir en esta frase de Slavson: "La manera en que el terapeuta hace frente a las situaciones en el grupo sirve de ejemplo a los pacientes. Su aire tranquilo y su porte seguro constituyen una demostración viva de la fuerza del yo y de su objetividad"*. ¿Por qué  ese aire tranquilo? ¿Seguro de qué? ¿Acaso todos los terapeutas gozan plenamente del acto sexual? ¿Acaso saben tener amigos? ¿O acaso lo reasegurador y lo tranquilizador será justamente ese rol social tan necesario para el mismo sistema de dominación que a cambio y como pago le permite, ante la platea de sus pacientes, hacer "como si" tuviera todos sus problemas resueltos y "como si" la vida y la muerte le hubieran abierto las puertas de todos sus secretos? (p 151s)

(Parafraseo), El grupo, en sus múltiples facetas reflectoras, otorga el máximo de seguridad del mensaje emitido, por lo que el terapeuta grupal debe ayudarse oyendo a los miembros del grupo, Por ello, al intervenir es importante expresarse con la convicción de no creer tener la razón o la verdad, pues siempre están actuando los propios filtros. Ello se reflejará en frases como: "me parece que", "quizá lo que esté sucediendo sea", "a lo mejor lo que Fulano haya dicho es", o un simple "Posiblemente". Un ejemplo:

B (mujer) relataba una escena hogareña en la que su marido aparece como muy débil y arruinado, a diferencia de lo que habitualmente sucedía. Yo he señalado, sintiendo que me apresuro, como si no pudiera dejar de hacerlo, que a lo mejor B se está dejando llevar por su envidia hacia los logros del marido y que por eso lo disminuye ante el grupo. Interviene entonces otro de los miembros para mostrar que B está refiriéndose en forma inconsciente a un diagnóstico presuntamente maligno que le hicieron a su marido hacía ya un tiempo y que ambos se empeñaban en negar. Negación con la que tendí a hacerme cómplice, y pude darme cuenta de ello gracias a la intervención correcta, pues al día siguiente yo debía concurrir a una consulta médica a raíz de unos problemas intestinales cuyo diagnóstico me tenía preocupado. Es obvio que esa situación grupal me sirvió para revelarme cuánto me perturbaba realmente dicha consulta. (p. 165)

(Otro ejemplo, pero representando a lo que nos oponemos:)

En una sesión J (varón) se quejaba de que no obtenía placer en su trabajo y que ello le preocupaba seriamente. Su exposición estaba bañada de angustia. Había sostenido un largo tratamiento "psicoanalítico" individual en el cual se le había interpretado reiteradas veces que dicha dificultad radicaba en que no se permitía superar a su padre por las fantasías censurables que tal situación acarreaba. Claro, como no podía ser de otra manera: superar a su padre significaba tener un pene más grande que el de él y apoderarse de mamá. Una interpretación "perfecta". Cuando J relató esto fue evidente que lo recitaba, que dicho módulo jamás había "prendido"  en él. La palabra"módulo" se me ocurre adecuada para designar aquello tan habitual de que un "psicoanalista" construya algunas hipótesis que devuelve a su paciente como certezas (las negritas son nuestras). Le inocula módulos de pensamiento a los que es muy común, desgraciadamente, que el paciente se someta y los incorpore, como "realidades" a las que comienza a regar y adornar, haciéndose cómplice con su psi para instituir un circuito autoverificador. (p. 157)

*Slavson, J. (1954). "A contribution to a systematic theory of group psychotherapy", Journal of Group Psychotherapy.

Tomado de:
O'Donnell, Pacho (1974). Teoría y técnica de la psicoterapia grupal. Bs. As.: Amorrortu

viernes, 6 de junio de 2014

El grupo terapéutico no es una isla

El grupo psicoterapéutico (microgrupo) reproduce -no puede dejar de hacerlo- las características del contexto socioeconómico (macrogrupo). Este postulado es uno de los pilares de mi concepción de la psicoterapia grupal y se opone a la difundida creencia de que los grupos, ante la actitud "pasiva", "no inductiva", del psicoterapeuta tradicional, se dan sus propias normas; como si un grupo significara un sistema cerrado de características que le son exclusivas, propias. De ahí derivan los malentendidos asociados a conceptos tales como "fantasía grupal", "ansiedad grupal", "proceso grupal", etc.
(...)
La postulación del grupo psicoterapéutico como inseparable del macrogrupo social lleva, necesariamente, a una definición de este último, a una toma de partido que, por ser tal, atenta contra la concepción aséptica, neutra, de la ciencia reaccionaria. Esta supone la posibilidad de no comprometerse y encubrir así su designio de sometimiento: es una ciencia que, al mantenerse ajena a la realidad, avala y favorece al dominador en desmedro del dominado. (p. 9)
(...)
Lo dicho nos lleva a afirmar que toda psicoterapia -y entendemos que la grupal es en ese sentido privilegiada-, debe proponerse hacer consciente no solo los dinamismos intrapsíquicos sino también los extrapsíquicos, los sociales, y su articulación con aquellos. Ello no significa "hacer política", ya que el terapeuta deberá evitar inoculaciones de su parte, sino, por el contrario, develar o desocultar lo que está disfrazado o disimulado detrás de la "realidad" y opera en una clandestinidad que, ella sí, es política. Tal es el caso de la ideología, estilo de decodificación y aprehensión de la realidad condicionado por los intereses del imperio y de la clase dominante, que acciona como contenido manifiesto de una intencionalidad latente, que es la de reproducir y conservar las características de un sistema de sometimiento.
(...)
(Otra de las celadas de la ideología dominante) es suponer la realidad externa como algo natural, inmutable. Una manifestación de ello es el criterio de "principio de realidad" como "principio", es decir, como una concepción que da origen y no que es originada. De él dijo W. Reich*: "Dicho principio se vuelve formalista cuando no toma en consideración el hecho concreto de que el principio de realidad, tal como existe actualmente, es el principio de realidad de la sociedad capitalista, es decir, de la empresa privada". (p. 11)

Damiani (citado por O´Donnell)**,  señala que "es difícil comprender -pero no por ello menos real- cómo profesionales cuya especificidad es encontrar los significados más ocultos tras los contenidos manifiestos (interpretación de lo real latente) abandonan esta práctica respecto de su propio accionar profesional, conformándose con tomar como real solamente los contenidos manifiestos" (y no los latentes, como una relación de sometedor-sometido, el tipo de silla diferenciada del del paciente, el diván, etc.) (p. 123)
La reproducción del macrogrupo en todo microgrupo incluido en él se da a través de:
  1. Los mecanismos estructurales y funcionales de la sociedad, explícitos e implícitos, que impregnan el contexto en que, por ejemplo, se desenvuelve la psicoterapia grupal: un psicoterapeuta con prestigio o fama gozará de una mayor demanda de sus servicios, lo que le permitirá abultar sus honorarios; en cambio, un profesional novato o no exitosos se verá obligado a ofrecer su "producto" a bajo precio  y deberá hacerse cargo de los casos "feos" (personas de inteligencia poco desarrollada y/o de bajos recursos económicos). Además, quizá no le quede otra alternativa que incorporarse con desgano a alguna obra social, con la consiguiente e inevitable desvalorización que internamente hará de su tarea en instituciones de ese tipo, situación que entrará en franca colisión con nuestra realidad social, ya que el grueso de la tarea asistencial en la Argentina está a cargo de instituciones no privadas.
  2. El modelo comunicacional y el interaccional inoculado por las matrices grupales en las que va estructurándose la personalidad: familia, escuela, medios de comunicación, etc. (p.17s)
Una de las trampas adaptativas en que puede caer el terapeuta (es) fomentar la estructuración y el funcionamiento del grupo como "isla" desalienada, donde sus miembros se aman, se tocan, se comprenden, mientras lo "malo" queda fuera de sus límites, en una típica negación maníaca. (p. 21)

En el grupo surgió claramente la manera en que L homologaba el ser un "buen padre" y un buen "esposo" con el deslomarse trabajando en dos empleos, privarse de gratificaciones de tipo personal  para comprar "lo que toda familia debe tener", hipotecando su vida en pos de un bienestar y un confort míticos y fetichizados, etc. Es decir, L "rendía" al máximo como padre y esposo, y ese mismo principio de rendimiento contaminaba sus vínculos familiares: su hijo "debía" ser un buen alumno (rol de "alumno aplicado") mientras su esposa "debía" tener la comida lista, las camisas planchadas, el piso barrido, etc. (rol de "ama de casa ejemplar"). Cualquier transgresión a estas normas detonaba su disgusto, su reproche.
L actuaba como el control social de sus familiares directos, de la misma manera en que estos lo hacían en relación con él, no sólo en la configuración del rol de "jefe de la familia" sino, además, y junto con ello, mostrándole su incapacidad de darles todo lo que hubiera sido posible. Porque es esta una de las características de una sociedad que reposa en el consumo, debe permanentemente mostrar lo que no se tiene, señalar con un dedo admonitorio lo obsoleto, lo ausente, forzando a una carrera demencial condenada al fracaso (y) es este mismo fracaso el motor de la "búsqueda".
(...)
L, con la solidaridad e impulso de sus compañeros de grupo, logró cambiar en alguna medida sus conductas de rol... Simultáneamente la familia modificó en algo su "coreografía" y pudieron permitirse integrar a su condición de padre, madre e hijo el dialogar menos recelosa y prescriptivamente, el interesarse por qué le sucedía al otro, qué pensaba, y no tanto en "cómo rendía".
(Pasaron del "debería" al vivirse, vivirnos, vivir para sí. Nota personal WOM). (p. 72-76)

*Reich, W. (1970). Materialismo dialéctico y psicoanálisis. México: Siglo XXI.
**Damiani, P. (1973). Salud y Enfermedad Mental. Bs. As.: Centro Editor de América Latina.

Tomado de:
O'Donnell, Pacho (1974). Teoría y técnica de la psicoterapia grupal. Bs. As.: Amorrortu,