sábado, 21 de abril de 2018

El sueño y el soñar

Soñamos todos, todas las noches. El sueño cumple dos funciones importantes: la de procesar la información del día, y a su vez del pasado que se encuentra en permanente actualización; y sirve también como un entrenamiento de lo que viene, de lo que esperamos o deseamos. Por ello luego nos da la impresión que tuvimos sueños proféticos, cuando en realidad soñamos lo que estábamos deseando que sucediera, o lo que estaba tomando forma en nosotros para su realización, de acuerdo a nuestro Destino*.


Nuestro patrimonio genético es "revisado" (verdaderamente "reajustado") cada noche durante nuestros sueños. A esto Jouvet llama reprogramación genética. Diariamente vamos asimilando la información del inconsciente colectivo, los aportes culturales de nuestra propia experiencia diurna. El sueño asegura la integración de nuestra memoria individual a nuestra memoria colectiva, una armonización del comportamiento social adquirido y el comportamiento instintivo básico. Se trata de una revisión de los comportamientos instintivos programados para la supervivencia de la especie. Por ello los gatos sueñan con caza y ataque y los ratones sueñan con huida. Cabe resaltar que hasta los esquimales sueñan con serpientes, aunque no haya ninguna en su ambiente.  Lo cual parece ser una manifestación arquetípica. Sueña el feto desde el séptimo mes de gestación, lo cual es interesante, puesto que aún no tiene -aparentemente- información visual que almacenar. Sueñan los ciegos de nacimiento.

Podría decirse que el sueño onírico es el encargado de la construcción, mantenimiento, revisión y perfeccionamiento de los circuitos neuronales de la información y de la emoción, propio de las especies superiores. El sueño no aparece, en efecto, sino en animales de sangre caliente, a partir de los pájaros, los cuales sueñan sólo un 0.5% de su tiempo de sueño, contra el 5% en los mamíferos herbívoros en libertad. Pero en la seguridad del establo, las vacas llegan a triplicar su tiempo de sueños, el cual es, en efecto, un tiempo de "grandes riesgos", ya que los estímulos necesarios para el despertar deben ser de dos a tres veces más elevados que durante un sueño sin sueños ¡donde estamos menos ocupados! Es verdad que el umbral del despertar varía según la naturaleza del estímulo: un ligero maullido despierta al gato, así como el cuchicheo del nombre de un individuo dormido puede llegar a despertarlo.

Los mamíferos se dividen en cazados y cazadores. Ginger cita a Descamps para explicar que "los cazados, herbívoros o granívoros, consumen gran parte de su tiempo nutriéndose, duermen poco y sueñan todavía menos (5% de su tiempo de sueño). Los cazadores carnívoros, en cambio, se nutren rápidamente, tienen un sueño largo y profundo con una parte de sueños más importante". Los carniceros que se nutren de presas vivientes sueñan hasta un 40% del tiempo del dormir, mientras que los carnívoros que se conforman con comer carne con cierta frecuencia, entre los que cuentan los homínidos como nosotros, sueñan en un 20%.

Siguiendo a Descamps: "El hombre, desde este punto de vista, está programado como un carnívoro... sus sueños son fundamentalmente sueños de agresión y sexualidad [siendo que la expresión sexual tiene un fuerte componente agresivo]. Revisa entonces sin cesar sus comportamientos de ataque y de seducción, llevado por sus dos instintos de combate y de reproducción".

La variación del tiempo del soñar también varía con la edad: 60% en el recién nacido, que tiene mucho que hacer para terminar la fabricación de sus circuitos neuronales, los cuales van a condicionar su potencial intelectual posterior; el 30% del tiempo de sueño a la edad de un año; el 20% a partir de los cinco años, y de 12 a 15 % solamente en las personas de la tercera edad.

La mujer encinta duplica su tiempo de sueño para acompañar al feto y prosigue ese sincronismo durante el período de lactancia. En cuanto a las personas (cualquiera que sea su sexo) que comparten la misma cama, también sueñan con frecuencia al mismo tiempo.

Hay un aumento del sueño paradójico (o tiempo de sueño) en la mujer durante la segunda mitad del ciclo ovárico, con un punto máximo justo antes de la ovulación, que corresponde al pico de secreción de la testosterona, hormona masculina que excita el deseo de la mujer. Es sabido que cualquier sueño está acompañado de una excitación genital: congestión del clítoris y erección del pene en más del 60% de los casos. Esta erección precede a la aparición del sueño en dos minutos más o menos y se mantiene de diez a veinte minutos, esto tanto en el recién nacido como en el anciano. Ésta es particularmente clara en el último período de sueños de la mañana; que es también el más largo (36 minutos en promedio, contra diez minutos al principio de la noche) y es, parece ser, independiente del contenido explícito del sueño mismo.

Notemos que la privación prolongada del sueño provoca, después de cinco días más o menos, la aparición del delirio paranoide y sexual, con irritabilidad, comportamiento bulímico e hipersexualidad. [Y es que la falta de sueño es un indicador de peligro. Si el peligro acecha no se debe dormir. Y si este peligro permanece, y la vida peligra, entonces el instinto de supervivencia se acentúa: se come más y la sexualidad reproductiva se incrementa (Apunte propio)] .

El alcohol puede llegar a suprimir el sueño, por lo que una intoxicación alcohólica aguda puede compensar el déficit de sueño a través de un delirium tremens. Los somníferos a base de barbitúricos disminuyen nuestra dosis normal y necesaria de sueño, por lo que su uso continuado no es recomendable.

Los esquizofrénicos en períodos de crisis han delirado tanto que sus sueños se reducen en cantidad, más no en calidad, es decir que son tan comunes como los de otras personas.

Habitualmente el sueño se olvida muy rápido, lo cual parece un fenómeno natural; así, 8 minutos después del final de la fase paradójica, sólo el 5% de los que sueñan se acuerdan haber soñado cuando se despiertan. Sin embargo, hay que tomar en  cuenta que  mucha gente cree que cuando uno sueña se está desgastando, que soñar es cansarse. Y otros, al no comprender su significado, lo consideran una experiencia descartable. Y otros tantos, temen sus imágenes. Quizá una o la combinación de todas ellas estén detrás de la dificultad de recordar lo soñado. Todo psicoterapeuta dinámico ha observado que sus pacientes aumentan su capacidad de recordar sus sueños conforme avanza la terapia, es decir, su capacidad de introspección y autoconocimiento. Una cosa que suele ser efectiva para empezar a recordar los sueños es darle valor a sus contenidos y junto con ello querer recordarlos. Cada noche, al acostarse, decirse que esta noche se soñará y se recordará, por algunos días, suele ser suficiente para empezar a recordar.


Picat, citado por Ginger, sugiere, respecto a los sueños repetitivos, que la reactivación de las situaciones traumáticas no tienen otra finalidad que la de mejorar su elaboración. El sueño mismo de la misma noche funciona con esta redundancia: si despertamos a un sujeto en cada uno de sus sueños al cabo de diez minutos, percibimos que toda la noche vuelve a hacer el mismo sueño, sólo las circunstancias aparentes varían, pero el tema permanece idéntico. La naturaleza, en su redundancia, multiplica las precauciones para lograr sus objetivos.

Volviendo a lo expresado al principio de este artículo, el sueño cumple dos funciones la de procesar la información pasada y la de buscar soluciones futuras. En este sentido tenemos las investigaciones de la Dra. Deirdre Barrett en que se realiza un procedimiento del tipo incubación de sueños, y quedó demostrado que el sueño ayudaba a encontrar soluciones a problemas planteados justo antes de dormir. A mi parecer esta es la base realmente científica de lo que propugna Jean Pierre Garnier con su "Desdoblamiento del Tiempo", que la ha adornado con explicaciones medio físicas, medio cuánticas, medio espirituales.

Dicho todo esto, el sueño puede ser visto y trabajado desde cinco perspectivas complementarias:

  1. El sueño mismo en sus funciones inconscientes (revisión genética, integración de la experiencia, digestión de los traumas).
  2. El recuerdo consciente eventual del sueño y sobre todo el efecto catártico vinculado a su simple relato verbal.
  3. La búsqueda de comprensión simbólica o de interpretación onírica.
  4. La continuación o terminación del trabajo iniciado en el sueño recordado, el cual pide sin duda una finalización cuando se remonta a la conciencia.
  5. El sueño usado como medio creativo.
_______________________________________________
* Entiéndase Destino como el pasado hecho presente.

Extractado de:
Ginger, S. & Ginger, A. (1987). La Gestalt: Una terapia de Contacto. Manual Moderno: México, pp. 234-241
Wikipedia: Incubación de sueños.