viernes, 6 de junio de 2014

El grupo terapéutico no es una isla

El grupo psicoterapéutico (microgrupo) reproduce -no puede dejar de hacerlo- las características del contexto socioeconómico (macrogrupo). Este postulado es uno de los pilares de mi concepción de la psicoterapia grupal y se opone a la difundida creencia de que los grupos, ante la actitud "pasiva", "no inductiva", del psicoterapeuta tradicional, se dan sus propias normas; como si un grupo significara un sistema cerrado de características que le son exclusivas, propias. De ahí derivan los malentendidos asociados a conceptos tales como "fantasía grupal", "ansiedad grupal", "proceso grupal", etc.
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La postulación del grupo psicoterapéutico como inseparable del macrogrupo social lleva, necesariamente, a una definición de este último, a una toma de partido que, por ser tal, atenta contra la concepción aséptica, neutra, de la ciencia reaccionaria. Esta supone la posibilidad de no comprometerse y encubrir así su designio de sometimiento: es una ciencia que, al mantenerse ajena a la realidad, avala y favorece al dominador en desmedro del dominado. (p. 9)
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Lo dicho nos lleva a afirmar que toda psicoterapia -y entendemos que la grupal es en ese sentido privilegiada-, debe proponerse hacer consciente no solo los dinamismos intrapsíquicos sino también los extrapsíquicos, los sociales, y su articulación con aquellos. Ello no significa "hacer política", ya que el terapeuta deberá evitar inoculaciones de su parte, sino, por el contrario, develar o desocultar lo que está disfrazado o disimulado detrás de la "realidad" y opera en una clandestinidad que, ella sí, es política. Tal es el caso de la ideología, estilo de decodificación y aprehensión de la realidad condicionado por los intereses del imperio y de la clase dominante, que acciona como contenido manifiesto de una intencionalidad latente, que es la de reproducir y conservar las características de un sistema de sometimiento.
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(Otra de las celadas de la ideología dominante) es suponer la realidad externa como algo natural, inmutable. Una manifestación de ello es el criterio de "principio de realidad" como "principio", es decir, como una concepción que da origen y no que es originada. De él dijo W. Reich*: "Dicho principio se vuelve formalista cuando no toma en consideración el hecho concreto de que el principio de realidad, tal como existe actualmente, es el principio de realidad de la sociedad capitalista, es decir, de la empresa privada". (p. 11)

Damiani (citado por O´Donnell)**,  señala que "es difícil comprender -pero no por ello menos real- cómo profesionales cuya especificidad es encontrar los significados más ocultos tras los contenidos manifiestos (interpretación de lo real latente) abandonan esta práctica respecto de su propio accionar profesional, conformándose con tomar como real solamente los contenidos manifiestos" (y no los latentes, como una relación de sometedor-sometido, el tipo de silla diferenciada del del paciente, el diván, etc.) (p. 123)
La reproducción del macrogrupo en todo microgrupo incluido en él se da a través de:
  1. Los mecanismos estructurales y funcionales de la sociedad, explícitos e implícitos, que impregnan el contexto en que, por ejemplo, se desenvuelve la psicoterapia grupal: un psicoterapeuta con prestigio o fama gozará de una mayor demanda de sus servicios, lo que le permitirá abultar sus honorarios; en cambio, un profesional novato o no exitosos se verá obligado a ofrecer su "producto" a bajo precio  y deberá hacerse cargo de los casos "feos" (personas de inteligencia poco desarrollada y/o de bajos recursos económicos). Además, quizá no le quede otra alternativa que incorporarse con desgano a alguna obra social, con la consiguiente e inevitable desvalorización que internamente hará de su tarea en instituciones de ese tipo, situación que entrará en franca colisión con nuestra realidad social, ya que el grueso de la tarea asistencial en la Argentina está a cargo de instituciones no privadas.
  2. El modelo comunicacional y el interaccional inoculado por las matrices grupales en las que va estructurándose la personalidad: familia, escuela, medios de comunicación, etc. (p.17s)
Una de las trampas adaptativas en que puede caer el terapeuta (es) fomentar la estructuración y el funcionamiento del grupo como "isla" desalienada, donde sus miembros se aman, se tocan, se comprenden, mientras lo "malo" queda fuera de sus límites, en una típica negación maníaca. (p. 21)

En el grupo surgió claramente la manera en que L homologaba el ser un "buen padre" y un buen "esposo" con el deslomarse trabajando en dos empleos, privarse de gratificaciones de tipo personal  para comprar "lo que toda familia debe tener", hipotecando su vida en pos de un bienestar y un confort míticos y fetichizados, etc. Es decir, L "rendía" al máximo como padre y esposo, y ese mismo principio de rendimiento contaminaba sus vínculos familiares: su hijo "debía" ser un buen alumno (rol de "alumno aplicado") mientras su esposa "debía" tener la comida lista, las camisas planchadas, el piso barrido, etc. (rol de "ama de casa ejemplar"). Cualquier transgresión a estas normas detonaba su disgusto, su reproche.
L actuaba como el control social de sus familiares directos, de la misma manera en que estos lo hacían en relación con él, no sólo en la configuración del rol de "jefe de la familia" sino, además, y junto con ello, mostrándole su incapacidad de darles todo lo que hubiera sido posible. Porque es esta una de las características de una sociedad que reposa en el consumo, debe permanentemente mostrar lo que no se tiene, señalar con un dedo admonitorio lo obsoleto, lo ausente, forzando a una carrera demencial condenada al fracaso (y) es este mismo fracaso el motor de la "búsqueda".
(...)
L, con la solidaridad e impulso de sus compañeros de grupo, logró cambiar en alguna medida sus conductas de rol... Simultáneamente la familia modificó en algo su "coreografía" y pudieron permitirse integrar a su condición de padre, madre e hijo el dialogar menos recelosa y prescriptivamente, el interesarse por qué le sucedía al otro, qué pensaba, y no tanto en "cómo rendía".
(Pasaron del "debería" al vivirse, vivirnos, vivir para sí. Nota personal WOM). (p. 72-76)

*Reich, W. (1970). Materialismo dialéctico y psicoanálisis. México: Siglo XXI.
**Damiani, P. (1973). Salud y Enfermedad Mental. Bs. As.: Centro Editor de América Latina.

Tomado de:
O'Donnell, Pacho (1974). Teoría y técnica de la psicoterapia grupal. Bs. As.: Amorrortu,