miércoles, 6 de enero de 2016

Catatonía: un caso de Perls

Se ha visto que la técnica no frustrante empática es muy útil en el tratamiento de la fase inicial de psicosis. Algunos terapeutas como Fromm-Reichmann, Rosen y Steinfeld, utilizan precisamente este enfoque. Tanto su intuición sobre los deseos del paciente como su capacidad de contacto con ellos es bastante alta. Y en el caso de la psicosis, la frustración ya está presente en tal grado que el terapeuta no tiene necesidad de engendrarla. El contacto con el paciente de por sí puede facilitar la transformación del apoyo. Pero en primer lugar el paciente deberá darse cuenta de sus necesidades y en lo posible encontrar el suficiente autoapoyo en la comunicación como para permitirle expresarlas, a pesar de que habla con un lenguaje que resulta incomprensible para la gran mayoría de nosotros. Al tratar con psicóticos tenemos mucho cuidado de no usar demasiado la herramienta de la frustración. También tenemos cuidado de dejar que nos guíen ellos mismos y su conducta, antes que nuestras fantasías y teorías de la psicosis.
En una oportunidad se llevó a efecto una demostración de la terapia guestáltica en un gran hospital mental con una paciente que había estado años en un estado cercano a la catatonía. Nadie ni nada había sido capaz de llegar hasta ella. Cuando lograba comunicarse era para decir que no sentía nada. Cuando comencé a trabajar con ella, me percaté que tenía los ojos discretamente humedecidos. Ya que esto podría ser indicativo de un deseo de llorar le pregunté si estaría dispuesta a repetir varias veces la frase "No voy a llorar"... Ella aceptó. Repitió la frase varias veces en forma monótona e inexpresiva. Advertí sin embargo que mientras repetía la frase mecánicamente, se golpeaba una cadera con la mano. Le pregunté que le recordaba ese movimiento. Entonces se puso a hablar.

"Es como mi mamá golpeando a un niño..., lo único que puede hacer mi mamá por mí es rezar".
"¿Tú puedes rezar por ti misma?", le pregunté.

Un tanto más animada que al comienzo de la sesión, pero aún bastante apática, comenzó a recitar algunas oraciones. Esto siguió durante un tiempo. Un momento las oraciones eran comprensibles, luego se hacía ininteligibles. Súbitamente lanzó un grito suplicante "Dios, dame salud". Y se convirtió en torrente de lágrimas.

Esta fue la primera vez que mostró algo de emoción. Pero algo aún más significativo, su oración era una forma de autoexpresión. Fue por primera vez un enunciado de sus necesidades. Fue la apertura hacia ella misma. Y al igual que el neurótico que transforma una represión o una resistencia en una expresión está demostrando algún grado de autoapoyo, así también esta psicótica comenzó a descubrir en sus explosiones que tenía apoyo y energía suficiente como para dar a conocer sus necesidades. (p. 107s)

Extracto de:
Perls, F. (1976, 1973). El Enfoque Guestáltico. Santiago de Chile: Cuatro Vientos.