miércoles, 8 de enero de 2014

Somos lo que creemos

El aprendizaje por imitación (también conocido como modelado o aprendizaje observacional) tiene su base neurológica en las neuronas espejo. Cuando vemos o imaginamos a alguien realizar algo que nos emociona se activan estas neuronas, creando las redes neuronales necesarias. En parte, por esto, grandes maestros como Buda o Jesús han realizado milagros: para que veamos de lo que somos capaces. Sin embargo la creencia de polaridad nos conduce a una creencia específica de no poder: “él puede porque es divino, yo no puedo porque soy humano”. Los mismos maestros, previendo esto, nos han dicho: “…el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún…”  (Juan 14,12).

"Creencia" en inglés se dice "belief", que proviene del inglés antiguo "lief", que significa amar ("love"). Por lo tanto aquello en que se cree es aquello que se ama, como cuando decimos que creemos en cierta persona. Y si esa persona nos falla dejamos de creer en ella, decepcionados.

Amamos nuestras creencias, nos aferramos a ellas con uñas y dientes, Somos lo que creemos que somos, cambiar nuestras creencias es cambiar nuestra identidad… por eso se nos hace difícil cambiar nuestras creencias, tememos perder nuestra identidad. En la vida tendemos a experimentar aquellas creencias con las que nos identificamos.

En una investigación longitudinal se encontró que las mujeres que CREIAN tener tendencia a sufrir enfermedades del corazón ofrecían el cuádruple de posibilidades de morir que aquellas que con factores de riesgo similares no tenían esas creencias[1].

Nuestra reacción emocional se basa en nuestras creencias. Cuando se usa el sistema de “Afirmaciones”, es decir repetir una frase que expresa un deseo vivido en presente, suele pasar que ciertas afirmaciones nunca dan un resultado positivo para nosotros, tener resultados efímeros o simplemente no resultar. Lo que suele ocurrir es que la persona que afirma, sólo repite las palabras pero sin la emoción subyacente. O si hace presente la emoción, ésta no dura o se ve interferido por pensamientos (y emociones) contrarias. Es aquí cuando hay que prestar atención a nuestras creencias, creencias de no poder o de no merecer.

Referencias: 
Bohm, D. (1993). Discernimiento, conocimiento, ciencia y valores. En: Dentro de la mente. Bs. As.: Kier.
Braden, G. (2009). La Curación Espontánea de las Creencias. Málaga: Sirio.


[1] Para ver sobre esta y otras investigaciones relacionadas visita: http://www.framinghamheartstudy.org/fhs-bibliography/index.php