Las Caricias son un concepto que propuso Berne para explicar que todos necesitamos sentirnos vivos y para eso requerimos estimulación: de afecto, contacto físico, miradas y palabras. "Caricia" no significa sólo lo agradable, también incluye lo desagradable, a condición que nos permite saber que estamos vivos. Por eso muchas personas prefieren vivir en el maltrato que separarse, en la creencia que no encontrarán nadie más y mejor.
Muriel James nos comparte su experiencia de cómo cambió su relación con su madre:
"Mis padres eran muy cariñosos y responsables, pero no preguntaban nunca como me sentía, sino más bien pensarían que me sentía como ellos creían. No acostumbraban dar caricias.
Hace algún tiempo mi Adulto resolvió que esto no es un buen sistema de educar a los hijos. Mi estado del Yo Niño influyó en mi Adulto para llegar a esa decisión. Todos los Niños, incluyendo el mío, quieren que les pregunten como se sienten, y que los acaricien. Empecé a preocuparme más de los sentimientos de la gente, daba caricias a mis hijos frecuentemente y busqué amistades cariñosas y demostrativas, además de intelectualmente estimulantes.
Al principio esta nueva actitud se me hizo muy difícil, pero luego se hizo automática en mí, y formó parte del Nuevo Padre en mi estado del Yo Padre. Esto agradaba a mi Niño y mi Adulto pensaba entonces, y sigue pensando, que es mejor así.
Yo probé este sistema con mi propia madre. Estaba en el hospital con una influenza grave. Nuestras relaciones habían sido siempre amistosas pero un poco frías. Pensé utilizar mis nuevas luces para eliminar las tensiones existentes y aumentar el cariño. Mi Adulto hizo un plan y lo siguió.
Al principio la visitaba por minutos varias veces al día. Me sentaba junto a ella en la cama. Le hacía un cariño en la cara o el brazo cada vez que entraba o salía de la habitación. Al principio sentía que ella se me retiraba instintivamente. No hacía ningún comentario de las caricias, sino que hablábamos del hospital, de los niños y temas así. Después de algunos días, procuraba besarla cuando entraba y cuando salía.
Un día hice una prueba: no la toqué y en lugar de sentarme junto a ella en la cama, me senté en la silla. Repentinamente me llamó y me dijo que me sentara junto con ella, y luego me acarició y dijo: "Que gran persona eres". Y me sentí gran persona. fue una caricia incondicionada tan maravillosa que el Gran Cañón de soledad que yo sentía se llenó. Me sentí feliz. El Nuevo Padre mío había creado un Nuevo Padre en ella, y el afecto fue recíproco." (p. 99s)
¿Cómo logro las caricias que necesito?
Pues, "¿Cuáles son las caricias que necesitas? ¿Necesitas caricias positivas por tu aspecto, por tus triunfos, y cuáles? ¿De quién las quieres? ¿De mucha gente o de poca? ¿De tu familia? ¿De los amigos? ¿De "los contactos"? ¿Específicamente qué necesitas para sentirse acariciado?
Ahora, el siguiente asunto es: ¿qué debes hacer para recibir las caricias que deseas? ¿Cómo debes cambiar tu conducta? ¿Y qué harás después que recibas las caricias? El otro día oí la conversación de dos adolescentes. Una dijo: "Muero porque alguien me diga que soy bonita". Y la otra respondió: "Tú eres bonita". Sorprendida contestó: "Me has dado un dolor de cabeza". Las personas que reciben caricias positivas cuando esperan negativas, no saben qué hacer con ellas". (26s)
Entonces, ¿Qué vas a hacer para recibir las caricias que deseas?
Entonces, ¿Qué vas a hacer para recibir las caricias que deseas?
Adaptado de:
James, M. (1979). ¿Qué hacemos con ellos ahora que los tenemos? Bogotá: Fondo Educativo Interamericano, p. 26s. 99s