lunes, 21 de abril de 2014

Psicoterapia Integral y Shamanismo

Por Psicoterapia Integral consideramos a aquella que no sólo toma en cuenta el cambio de conducta, sino y sobretodo el cambio emocional, empleando para ello todos los caminos posibles: el cuerpo, el pensamiento, la emoción, insertas en un contexto familiar y cultural. Los psicoterapeutas tenemos como antecesores a los shamanes, en nuestra labor de aliviar el sufrimiento humano, acompañar a resolver las dificultades personales y a restaurar el equilibrio familiar y comunal. Sin embargo, pareciera que aún permanecemos en la adolescencia profesional, al no reconocerles dicho lugar. Es como el chico que dice: "mi viejo está en nada, está fuera de moda".

Nuestra profesión, adolescente, busca su lugar en la sociedad y para ello ha tenido que tomar distancia de sus progenitores de la peor manera, renegando de sus raíces, avergonzándose. A veces es el único camino para encontrar la propia identidad hasta que, ya asentados, volvemos a mirar de donde vinimos, generalmente urgidos por la responsabilidad de la adultez. Ya nos habían advertido nuestros padres: "Cuando seas padre comprenderás".

Quizá también tenga que ver que en el imaginario colectivo, la figura del shamán está muy distorsionada.

Pero las cosas han empezado a cambiar. Han ido emergiendo nuevas propuestas que compatibilizan el conocimiento ancestral con los avances científicos. Han ido expandiéndose suavemente en los últimos cincuenta años: desde Milton Erikson y la inducción del trance natural, el enfoque sistémico en las familias y la sociedad, las influencias transgeneracionales desarrolladas por Abraham, Torok, Schutzenberger; el acceso al campo de información a través de las Constelaciones Familiares de Bert Hellinger, los descubrimientos de Hamer sobre el origen emocional de las enfermedades, y las demostraciones de la psiconeuroinmunología del funcionamiento del cuerpo-mente. Ya en los 70s Bandler y Grinberg (desarrolladores de la PNL) habían titulado a uno de sus primeros libros "La estructura de la magia", para referirse que detrás de una intervención exitosa hay una estructura, unos pasos, que cualquiera puede aprender si los identifica.

Dentro de estos desarrollos se encuentra la revalorización de la sugestión como agente terapéutico. La ciencia positivista pretendió ser objetiva e impregnó fuertemente la cultura con esta posición, al punto que es moneda corriente hablar que ciertos procedimientos son "placebo" o "sugestión" como manera de descalificarlos. Lo interesante aquí es que logran un efecto, y esto ya de por sí es digno de ser investigado y aplicado. Por otro lado, la ciencia más actual, ya no pretende ser "objetiva", tras la confirmación que el ojo del observador influye en lo que se observa.

Volviendo al papel de los psicoterapeutas, suele oírse quejas de parte de algunos de ellos "que la gente espera soluciones mágicas". ¿Y por qué no dárselas? En realidad la sociedad nos ve como shamanes, creen que con sólo verles ya sabemos cómo son y qué les pasa ¿Nos piden demasiado? Yo creo que no, creo que existen las herramientas, como el Análisis Bioenergético (para la lectura corporal), la Programación Neurolinguística para establecer vínculos poderosos, las "Técnicas de Avanzada" basadas en las neurociencias, que logran resultados en cortísimo tiempo, y la Bioneuroemoción, que establece con gran exactitud el conflicto subyacente tras una enfermedad o trastorno. Por mencionar algunas cuantas herramientas. Todo lo cual exige no sólo un replanteamiento de lo que la Universidad y los institutos de formación deben priorizar sino, y sobretodo, el trabajo personal del futuro terapeuta.

Jacques Mabit, médico e iniciado en el shamansimo amazónico, nos dice algo que creo es válido también para la formación de psicoterapeutas integrales:
"El verdadero shamán se inicia mediante técnicas precisas y rigurosas en las cuales se compromete totalmente, utilizando su propio cuerpo como receptor del macrocosmos y de las fuerzas que lo animan y a la vez inductor de una auto-exploración de sus bloqueos personales ligados a su historia personal, sus herencias familiares, culturales, colectivas: en suma, del microcosmos del cual es portador.., mediante técnicas cuya finalidad es provocar modificaciones de estados mentales, que dan al alumno la capacidad de percibir directamente, sin intermediario, los aspectos de la realidad que generalmente escapan a su conciencia ordinaria...".
(...)
...el enfoque sumamente pragmático del shamán considera que el cuerpo es el mental localizado, que el pensamiento, los afectos, las emociones, están ubicados dentro del espacio-tiempo en la materialidad del cuerpo. Más bien el espíritu es inmaterial, inalterable, trascendental y por lo tanto permanece cuando desaparecen cuerpo y mente." (Mabit, 1988)

Es decir, no sólo un trabajo personal "analítico" e intelectual, sino también sintético, que incluya al cuerpo, y una visión de los aspectos trascendentes de la vida, en comunicación permanente entre lo racional y lo transracional.

El psicoterapeuta integral, para acceder más fácilmente al mundo del otro, necesita recorrer caminos a veces solitarios, a veces peligrosos, reconocer su sombra, mirar a los ojos a la muerte, puesto que él/ella, sólo pueden acompañar hasta donde conoce en sí mismo. Esto, a los ojos de los demás, puede parecer extraño, fascinante o atemorizante.
"En primer lugar, el mago -en todo sentido- era un ser de tipo extraño. Paul Radin presume que probablemente fuera un ser solo y aislado que atribuía mucho valor a la necesidad de soledad, para adquirir sabiduría, y a los efectos educativos del sufrimiento. Debe de haber sido un individuo inadaptado, que podía pensar por sí mismo y no colectivamente, y que no tomaba parte en la búsqueda de alimento para la vida comunal (Radin, P. sin año. Music And Medicine. Schuman, New York, citado por Alvin).
(...) Por muchas observaciones en diferentes países, cabe deducir que el hechicero debe de haber poseído algunas características psíquicas tales como habilidad para entrar en trance, para tener visiones o para hipnotizar a la gente... con seguridad, sería muy sensible al sonido y a la música.
(...)
El mago poseía los conocimientos mágicos necesarios y ha de haber sido muy bien mirado por eso, pero, también como consecuencia de su poder, habrá sido muy temido y, probablemente, odiado. Schneider lo considera como un hombre ""honrado en público pero a quien se esquiva en privado. Su habilidad para mediar con el mundo de los espíritus hacía de él una figura algo siniestra, y cuanto más intensamente la comunidad sentía su poder, más procuraba tenerlo lejos. Ya que también lo necesitaba, no podía privarse de él completamente; por eso lo admitía en secreto o en público, pero lo rechazaba pues no podía perdonarle sus poderes superiores"" (Schneider, Marius. sin año. Primitive music. New Oxford History of Music, vol I p. 41, citado por Alvin).
Como dice Mabit, se necesitan Shamen, hombres y mujeres iniciados en la Vida.

Referencias:
Alvin, Juliette (1967). Musicoterapia.  Buenos Aires: Paidós, pp. 35-41
Mabit, Jacques (1988). El cuerpo como instrumento de la iniciación shamánica. Lima: Anales del II Congreso Internacional de Medicinas Tradicionales.