jueves, 3 de abril de 2014

El Loco y su digna función (1)

"Loco" es una palabra usada comúnmente para designar a alguien que hace cosas irracionales, sin sentido, peligrosas. Haley, uno de los representantes de la terapia estratégica, le devuelve la dignidad al loco. Define él "un acto loco como una manera de prestar un servicio a los demás, a menudo a expensas de un considerable sacrificio personal" (1995)*. Este servicio se brinda a la familia pues, con su comportamiento, los otros miembros pueden más fácilmente evitar otros asuntos pendientes (problemas en la pareja, con los propios padres, etc.).

"La desobediencia constituye de hecho un problema con los jóvenes excéntricos, pero antes de considerarlo, el terapeuta debe aceptar, como premisa fundamental, que la conducta excéntrica y loca es, básicamente, una conducta protectora (del clan). No importa lo extraña, violenta y extrema que sea esa conducta, su función es estabilizar una organización. Desobedecer es en sí una manera de obligar a un grupo a que se organice en forma más estable".

"Frente a un joven loco, la primera premisa del terapeuta ha de ser que él responde adaptativamente a una situación social loca; la segunda, que tiene la capacidad potencial de convertirse en una persona normal (...). La habilidad del joven excéntrico radica en parte en persuadir a los especialistas de que tiene algún defecto orgánico o una tara congénita (...) Existan o no dolencias orgánicas, una conducta menoscabada (...) cumple una función en la familia". Y el loco, en su inmenso amor a la familia, hará lo que tenga que hacer para mantener el status quo, se pondrá más loco, aceptará el tratamiento de dopaje o, si es necesario, dejará que lo encierren o se irá, todo para seguir siendo ""el loco"".
Siguiendo a Haley, podemos decir que el comportamiento del loco cumple "dos funciones principales:


  1. Función social: Con su conducta excéntrica, el joven estabiliza a un grupo de personas de su entorno íntimo.
  2. Función metafórica: Cada acto anómalo es también un mensaje dirigido a los miembros del grupo y a los extraños. Puede considerárselo una metáfora (a menudo una parodia) de un tema que al grupo le resulta importante. Por lo general ese tema crea conflictos en el grupo.

Un joven que se hace un agujero en la mano quemándola con un cigarrillo puede estar expresando algo relacionado con la religión de su familia. Si se le da una escupidera para orinar y se la pone de sombrero, tal vez exprese algo que tiene que ver con ser un payaso. Un excéntrico que camina como un robot puede estar indicando la excesiva rigidez de las normas grupales. Un muchacho agresivo está marcando la presencia de la violencia entre los íntimos con quienes vive. (...). Ni la familia ni el personal del hospital verán con buenos ojos la traducción del mensaje expresado por la conducta excéntrica (...) los familiares saben qué significan las acciones del excéntrico, por más que aseguren que lo ignoran. Pero como no les gusta dicho significado, lo señalaran como carente de sentido, o le achacarán la culpa a algo orgánico, bioquímico o genético.

Las metáforas ponen al terapeuta sobre aviso, además, acerca de ciertas eventualidades que podrían producirse si amenaza con un cambio. Si un joven intenta infructuosamente suicidarse, es decir, comete lo que los demás llaman un "amago" de suicidio, el terapeuta debe interpretar ese amago como revelador de que el suicidio es un problema relevante para esa familia; si el joven amaga incendiar la casa, interpretará que hay cuestiones explosivas en la familia".

Haley dice que la metáfora no debe ser revelada porque la familia no lo reconocerá ("hará resistencia", dice él). Aquí surge una diferencia con la metodología de la Biodescodificación, donde la metáfora es concebida como una realidad distorsionada, a la espera que la verdad familiar salga a la luz, se libere y libere. Para evitar la resistencia, la Biodescodificación propone una actuación lo más rápido posible, no dando tiempo para el repliegue defensivo, y también rápidamente ofrecer recursos para generar el cambio, en lo posible a varios niveles: personal, familiar y transgeneracional (entiéndase "rápidamente" como focalizado en el tema e interviniendo directamente en un enfoque de tiempo limitado, lo cual puede tomar varias sesione, tambiéns).

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*En adelante, donde aparezcan comillas normales cito a Haley textualmente.

Referencias Bibliográficas:
Haley, Jay (1995, 1980). Trastornos de la emancipación Juvenil y Terapia Familiar. Amorrortu: Bs. As. Cap. 2.