viernes, 26 de agosto de 2016

Terapia de Juego. Aspectos técnicos

Las fases de la Terapia de Juego, según Nystul son (p. 188):
  1. Establecer el ambiente. El orientador debe tener una variedad de material creativo para los niños (Ver más abajo: Materiales para la terapia de juego). Debe ser sensible a cualquier salida creativa que el niño pueda tener.
  2. Señalar con ejemplos. Si un niño se resiste a participar en la sesión de artes creativas, el orientador puede estimular su involucramiento mediante el modelaje social. Por ejemplo, si desea que el niño intente una expresión musical, él mismo puede interpretar o cantar una canción primero.
  3. Participar sin juicios. El orientador no debe ser evaluativo cuando el niño está involucrado en una expresión creativa. Si hace juicios acerca de las habilidades creativas de este, el resultado puede ser que se reprima por temor de no satisfacer las normas del orientador. Por otra parte, si intenta encontrar significado psicológico en la expresión creativa mientras está en progreso, el niño puede crear una buena obra, con lo que evita la autenticidad.
  4. Obtener una comprensión fenomenológica del niño. Después de que se han terminado las expresiones creativas, pueden emplearse sus creatividades para desarrollar una comprensión del niño desde su perspectiva.

En la primera sesión se le indica al niño que él tiene un archivador para conservar todos sus dibujos y creaciones, que ningún otro niño puede verlo y que los padres o el maestro podrán verlo solo si él concede el permiso. Al terminar el proceso de terapia el archivo se devuelve al niño o el terapeuta lo conserva, si así lo prefiere aquel.

El niño puede guardar sus dibujos después de cada sesión o mirar el archivo cuando lo desee durante el proceso. El terapeuta o el niño escriben en la parte de atrás del dibujo la historia relacionada con este, el título y la fecha.

Cuando el niño desea sacar el dibujo del cuarto de juego, se analizan con él sus razones, se le otorga el permiso y se guarda una fotocopia. Si el niño pide ver su archivo, puede aprovecharse la oportunidad para hacer una revisión autodirigida del material, lo cual parece tener un efecto integrador y estabilizador en la vida interior del niño, especialmente al concluir el proceso de terapia, cuando el terapeuta muestra al niño sus creaciones en orden cronológico. (p. 197)

Un aspecto importante en el establecimiento de relaciones con el niño, según Kottman y Johnson (1993), es poner límites, los cuales pretenden básicamente evitar que el niño se hiera a sí mismo o a otros, destroce juguetes o cualquier otra propiedad y cualquier otra conducta destructiva. Ninguna de las expresiones del niño se limita, por cuanto uno de los propósitos de la Terapia de juego es justamente promover la expresión de sentimientos. Inicialmente, el orientador establece los límites de una forma no autoritaria, después refleja los sentimientos del niño y hace suposiciones sobre su comportamiento y, por último, lo ayuda a generar comportamientos alternativos. Estos autores ofrecen el siguiente ejemplo:

Jill: Voy a tirarle este borrador.
Orientador: Es contra la regla de la sala de juego tirar objetos a alguna persona.
J.: Tú no me vas aparar de hacer esto.
O.: Eso suena como que a ti no te gusta que las personas te digan qué hacer. Te enojas mucho cuando yo te digo que esto va en contra de las reglas.
J.: Sí. Tú no me vas a poner reglas. Yo no tengo que hacer lo que tú me digas que haga. Yo puedo tirar el borrador a donde yo quiera.
O.: Aquí las personas no están para maltratarse. Si el borrador me golpea, me va a doler. Apuesto a que puedes pensar en tirar el borrador en un lugar donde no va a golpear a nadie.

Si el niño continúa quebrando los límites establecidos, el orientador puede usar alternativas para volver a establecer un pacto con el menor o establecer consecuencias lógicas para la próxima vez que este trasgreda los límites.

Si se emplean las elecciones, el orientador entonces le permite al niño tomar una decisión entre aceptar el límite o una consecuencia negativa. Por ejemplo, si Jill continúa amenazando al orientador con el borrador, él puede decirle "tú puedes escoger entre no tirar el borrador o no jugar con el borrador".

Si se usan las consecuencias lógicas, se compromete al niño a procurar una consecuencia que esté relacionada con el comportamiento.

O.: ¿Qué piensas que pasaría si eliges tirarme el borrador?
J.: Tú puedes poner el borrador lejos de mí.
O.: Yo no puedo hacer cosas por ti. Necesitamos pensar en algo que puedas hacer, si escoges no quebrar las reglas.
J.: Puedo poner el borrador lejos, en el gabinete.
O.: Bien.

El terapeuta establece los límites mínimos y específicos para la terapia de juego:
a) limita la cantidad de tiempo para la sesión,
b) ofrece material de juego para usarse en la expresión creativa, indica que no es para destruir,
c) prohíbe al niño la conducta agresiva.

Hay tres pasos específicos, empleados para el establecimiento de un límite:
  • Reconocer los sentimientos y deseos del niño.
  • Comunicar el límite.
  • Intentar alternativas aceptables.
Si el niño persiste en romper un límite, el cuarto paso puede ser remover del aposento o del lugar el objeto causante del problema por el resto de la sesión.

Una vez que los límites son establecidos, el orientador tiene la responsabilidad de ayudar a observarlos. Además, solicita ayuda a los niños para determinar consecuencia lógicas apropiadas si los límites se rompen. Por ejemplo, si el material creativo es maltratado, el niño no podrá jugar con este durante un rato.

El orden también se puede mantener al emplear consecuencias naturales, las cuales le permiten al niño aprender del orden natural de la vida. Por ejemplo, si el niño espera hasta el último momento para realizar algo, el tiempo se agotará, esto le permitirá entender que el tiempo no permanece estático y que existe una cantidad limitada de él en la terapia de juego para realizar actividades. (p. 189)

Las siguientes son algunas razones por las cuales deben establecerse los límites en la terapia de juego (p. 194):
  1. Ayudan a mantener la seguridad física y emocional del niño. La seguridad física para que el niño no se haga daño. y la emocional porque se evitan conductas que posteriormente pueden hacer sentir culpable al niño.
  2. Proteger el bienestar físico del terapeuta y promueven la aceptación del niño. Si se permitiera al niño ciertas conductas, probablemente alentaría un sentimiento de rechazo aun del mejor terapeuta.
  3. Facilitan el desarrollo de la toma de decisiones, el autocontrol y la autorresposabilidad. Por cuanto se le permite al niño elegir entre el impulso original (por ejemplo pintar en la pared) o expresarse mediante una conducta alternativa (pintar sobre el papel).

Materiales para la Terapia de Juego

[Landreth] sugiere los siguientes juguetes y materiales, agrupados en tres grandes categorías:
  1. Juguetes de la vida real, por ejemplo, una muñeca pequeña y de cuerpo suave, una familia de muñecos flexibles, una casa pequeña con los cuartos marcados en el fondo, con puerta y ventana (que se pueda doblar); muebles para la casa de muñecas (por lo menos cuarto, cocina y baño); un botiquín plástico; dos juegos de tazas y platos (plásticos o de lata); cucharas (evitar tenedores por las puntas afiladas); un carro y un avión pequeños y un teléfono.
  2. Juguetes para la actuación o liberación de la agresividad: por ejemplo esposas (del tipo que se suelta sola, sin llave, debido a que es posible el desconcierto si el niño no puede quitárselas); una pistola de dardos; soldados (30 unidades son suficientes); arcilla y una espátula o cuchillo de plástico.
  3. Juguetes para la expresión creativa y la liberación emocional, por ejemplo: crayolas, papel periódico, tijeras con punta redondeada, títeres de mano [de dedo], una máscara simple (tipo llanero solitario), una bola que rebote mucho, una figura flexible sin género, cinta adhesiva, goma no tóxica, un recipiente vacío. Un juguete inflable para golpear (porfiado) podría ser una posesión especial si se cuenta con una habitación.
Deben evitarse los materiales altamente estructurados y los juguetes mecánicos.

Tomado de:
Naranjo, M. (2004). Enfoques humanístico-existenciales y un modelo ecléctico. San José: Universidad de Costa Rica, pp. 175s. 181-184. 188s. 194s. 197.