En relación al autista y al como vivencia su contacto con el mundo, dice A. Anzieu:
"La envoltura cutánea externa del cuerpo está realmente "agujereada" por los órganos de los sentidos, el ano y el orificio uretral. Se puede construir la hipótesis de que la sensibilidad de estos orificios, orientados hacia el exterior del cuerpo por el objeto que pasa por ellos, provoca en el niño pequeño una confusión: el contacto interno del cuerpo y de su contenido con la pared cutánea que le dan sus límites, no está diferenciado del contacto cutáneo externo con los objetos que le rodean. Esto viene a decir que el niño está penetrado por las imágenes visuales, por los sonidos y los olores, y que se convierte en continente y lugar de paso, como sucede con las heces, la orina, la leche o su propio grito. La envoltura interna, puede, pues, ella también ser atacada y perforada por las percepciones-objeto. Algunas situaciones de angustia hacen de este fenómeno fantasmático una persecución permanente, que violenta y agita el interior corporal del lactante contra la cual se hace necesario cerrar, por cualquier medio, todos los orificios controlables."
Por otro lado, D. Anzieu, comentando a Grand (1982), señala que la disfunción del pensamiento en la esquizofrenia encubre una alteración profunda en la organización (articulación) del Yo corporal, en la incapacidad precoz de darle sentido coherente a los datos sensoriales, ante la falta de un buen holding. Esta falta de cohesión interna dificulta la distinción clara entre experiencia interna y experiencia externa. (166s)
Esto también nos permite comprender los vacíos, huecos, interrupciones, transparencias, solapamientos, que se muestran en las diversas técnicas proyectivas.
Referencias:
Anzieu, D. (1998, 1974). El Yo-piel. Madrid: Biblioteca Nueva. p. 142. 166s
Anzieu, A. (1978). D la chair au verbe, en Anzieu, D. y col. Psychoanalyse et langage, París: Dunod. p 129
Grand, S. (1982). The body and its boundaries: a psychoanalytic study of cognitive process disturbances in schizophrenia, Internat. Rev. Psycho-Anal., 9 p. 327-342.
Anzieu, citando a Barrie Biven, hace algunas observaciones acerca de la piel y su influencia en el psiquismo (p. 31):
La piel proporciona un núcleo fantasmático a las personas que han sufrido privaciones tempranas. Por ejemplo, pueden buscar el suicidio como restablecimiento de una envoltura común con el objeto de amor.
La piel que el recién nacido aprende a conocer mejor es la de las manos y la de los pechos de su madre.
Helene Keller y Laura Bridman, sordas y ciegas, aisladas del mundo, aprendieron a comunicarse por la piel.
Las mutilaciones de la piel -a veces reales, más a menudo imaginarias- son tentativas dramáticas para mantener los límites del cuerpo y del Yo, para restablecer el sentimiento de estar intacto y cohesivo. Ejemplos de esto lo encontramos en artistas como Rudolf Schwarzhogler (1940 - 1969), quien decía que "el arte es el purgatorio de los sentidos" (su arte representaba escenas de mutilaciones, sangrado. Nota al margen: Parece ser que se suicidó a los 30 años). O en los dibujos hechos para libros de anatomía en el siglo XVII, como este de Van Der Spieghel
"En la fantasía masoquista la piel (cf. La Venus de pieles, de Sacher-Masoch) aporta la representación figurada de la vuelta a un contacto piel-piel, aterciopelado, voluptuoso y oloroso* (no hay nada más fuerte que el olor de una piel nueva), a este abrazo de los cuerpos que constituye uno de los placeres anexos de la satisfacción genital. El que la Venus flagelante esté desnuda bajo unas pieles, confirma el valor primario de la piel-pieles como objeto de apego antes de adquirir un valor expresivo del objeto sexual. ¿Hay que recordar que las pieles, en la realidad, son una piel de animal y que su presencia remite a un animal desollado y despellejado?" Las pieles significan a la vez la fusión y el desgarramiento en la díada madre-niño, el desgarro de la separación y el anhelo de recuperar la fusión. (p. 53)
"S. Consoli ha expuesto el caso de un paciente (masoquista) que se complace imaginándose víctima de humillaciones impuestas por una mujer en las siguientes condiciones: ella está de pie, revestida con una piel de carnero o de vaca, y él, a cuatro patas a los pies de la mujer, se identifica con el carnero o la vaca. Existen, pues, representaciones de una piel común al hombre (transformado en animal) y a la mujer que le doma, portadora de la piel del mismo animal, en una complementariedad de papeles que acentúa la ilusión de una continuidad narcisística. En su cuerpo a cuerpo, cada uno es una de las dos caras respectivas de esta interfaz cutánea común", estando presentes la fusión y el desuello.
Por otro lado, tenemos el cuento de Perrault: Piel de Asno, donde vemos a la princesa cargar con los proyectos incestuosos de su padre (¿y de su madre también?), representados en una culposa "piel de asno".
Abajo, un dibujo renacentista que ilustra esta noción de la piel como trofeo u ofrecimiento. "Me has arrancado de tu lado", dirá el des-pechado amante.
Dibujo atribuido a Gaspar Becerra para la Historia de la composición del cuerpo humano (Roma, 1556).
* Cf. El Perfume, de Patrick Süskind
Esta película, basada en una historia real, ilustra la dinámica de la piel y el sado-masoquismo.
Referencias:
Anzieu, D. (1998, 1974). El Yo-Piel. Madrid: Biblioteca Nueva.
Biven, B. (1982). The role of skin in normal and abnormal development, with a note on the poet Sylvia Plath. Int Rev Psycho-Anal. 9, 205-228
Seguimos reflexionando con Anzieu:
Montagu señala tres aspectos fundamentales en la relación con la piel y el tacto (Anzieu, p. 29):
"La influencia temprana y prolongada de las estimulaciones táctiles en el funcionamiento y el desarrollo del organismo: lameteo con la lengua, peinado de la piel con los dientes, despioje con los dedos, tocamientos y caricias humanos. Estas estimulaciones favorecen la iniciación de actividades nuevas que son, en el momento del nacimiento, la respiración la excreción, las defensas inmunitarias, la vigilancia y después la sociabilidad, la confianza y el sentimiento de seguridad.
Los efectos de intercambios táctiles sobre el desarrollo sexual (búsqueda de pareja, disponibilidad para la excitación, placeres preliminares, desencadenamiento del orgasmo o de la lactancia).
El gran abanico de actitudes culturales hacia la epidermis y el tacto. El bebé esquimal (por ejemplo) es llevado desnudo contra el centro de la espalda de la madre, con el vientre contra su calor rodeado por el vestido de piel de ésta, sostenido por un chal anudado en torno a los dos cuerpos. La madre y el niño se hablan por la piel. Cuando tiene hambre, el bebé rasca la espalda de su madre y chupa su piel, ella lo pasa hacia adelante y le da el pecho. La necesidad de moverse se satisface por la actividad de la madre. La madre va por delante de todas las necesidades del niño que adivina de forma táctil. Es raro que el niño llore. Ella le lametea la cara y las manos para limpiarle porque es caro hacer fundir el agua helada. De aquí la serenidad ulterior de los esquimales frente a la adversidad; su capacidad de vivir con una confianza básica fundamental, en un medio físico hostil; su comportamiento altruista, sus aptitudes espaciales y mecánicas excepcionales". A diferencia de nuestras sociedades, donde se establecen tabúes del tacto para proteger de la excitación sexual y/o para evitar el desarrollo de la ternura (y, por el contrario, el desarrollo de la dureza).
Cuando hemos sufrido una pérdida nos podemos sentir desgarrados, perdemos el con-tacto con la persona amada. Surge entonces la necesidad de recontactar. La prueba de las manchas, el Rorschach, muestra cómo las personas que han terminado una relación afectiva (también podemos considerar la muerte o el alejamiento de alguien cercano o un embarazo interrumpido) y aún no superan el duelo dan más respuestas de Textura (T), un tipo de respuesta relacionada con ver en las manchas elementos con características táctiles: "es suave", "peludo", "áspero", etc. (La mayoría de personas dan una respuesta de textura, pero las que no superan una pérdída dan como promedio cuatro).
Esto sugiere una necesidad de recuperar un piel-piel, reparar el desgarro, obtener el calor perdido. Quizá por ello un peluche o un abrigo de pieles sirvan de consuelo a nuestra tristeza. Quizá por ello la fetichización de la ropa de cuero, ante la insatisfacción temprana del contacto directo epidérmico.
Referencias:
Anzieu, D. (1998, 1974). El Yo-Piel. Madrid: Biblioteca Nueva.
Montagu, A. (2004, 1971). El tacto. La importancia de la piel en las relaciones humanas. Barcelona: Paidós.
Exner, J. (1994). El Rorschach. Un Sistema Comprehensivo. Vol. 1. Madrid: Prismática. p. 52.
"... Se sabe que el desencadenamiento del reflejo respiratorio, en el momento de nacer, resulta del masaje global del cuerpo del niño por las contracciones uterinas y por el envolvimiento vaginal; el mantenimiento de este reflejo requiere la repetición de las estimulaciones corporales globales de la lactancia y de los cuidados. El intercambio respiratorio con el medio físico depende del intercambio táctil con el medio humano. Esta dependencia se transforma con el intercambio sonoro que utiliza el aire como soporte de la palabra. (...)
Citemos uno de los resultados tomados por Margaret Ribble (1944) de la observación de seiscientos recién nacidos: "La respiración de un recién nacido es muy ligera, inestable e insuficiente en las primeras semanas después de su nacimiento. No obstante, esta función es estimulada automáticamente y de forma definitiva por la succión y por el contacto físico de la madre. Los bebés que no maman vigorosamente no respirarán profundamente, y aquellos a los que no se toma suficientemente en brazos, especialmente si son alimentados con biberón, presentan, a menudo, trastornos respiratorios y gastrointestinales. Terminan, a menudo, tragando el aire y sufren lo que se llama comúnmente cólicos. Padecen trastornos de la eliminación y a veces vomitan.
Una recensión detallada, aunque desgraciadamente antigua, de los trabajos de los psicosomatólogos y de los analistas sobre los trastornos respiratorios, se encuentra en el artículo de J. A. Gendrot y P. C. Racamier (1951): "Fonction respiratoire et oralité". Por razones de ortodoxia psicoanalítica, sin duda, estos dos autores ponen el acento en la relación entre la regulación nerviosa de la respiración y la de la digestión; privilegian la relación oral en detrimento de los intercambios táctiles, y descuidan las fallas precoces del pre Yo corporal (que yo prefiero llamar Yo-piel) en el establecimiento de los trastornos respiratorios. Por el contrario, distinguen juiciosamente los trastornos de la absorción y los de la expulsión respiratoria. Indican que el bloqueo de la expiración está en relación con un objeto malo interiorizado: "El asmático está condenado a no poder rechazar lo que absorbe progresivamente" (Gendrot & Racamier, p. 470). Señalan, en todos los casos de retención respiratoria, la necesidad de permanecer en plenitud y la angustia del vaciamiento (Anzieu).
Perls, por otra parte, destaca la relación respiración-llanto en el asma:
Supongamos que en varias oportunidades usted tuvo deseos de llorar pero no se lo permitió, contrayendo deliberadamente los músculos del diafragma. Supongamos más aún que esta forma de comportamiento, que originalmente surgió como un esfuerzo consciente por suprimir la necesidad de llorar, se convirtiera en algo habitual y automático. La respiración y la necesidad de llorar se confundirían y se harían confluyentes entre sí. Entonces habríamos perdido ambas actividades, la capacidad de respirar libremente y la capacidad de llorar. Incapaz de sollozar, nunca soltaría ni concluiría su pena; es incluso posible que luego de transcurrido un tiempo olvidaría el motivo de su pena [pero se obsesione con mantener el vientre plano, en un intento de mantener a raya la pena. N. del E.]. Tanto la necesidad de sollozar, por una parte, como la contracción del diafragma como defensa en contra de la expresión de esta necesidad, forman una línea de batalla única y estabilizada de actividad y contra-actividad. Esta lucha perpetua transcurre todo el tiempo y en forma aislada del resto de a personalidad... Esta confluencia patológica yace tras muchas de las enfermedades... Si la confusión entre la respiración y el sollozar que mencionábamos antes, se mantiene por el tiempo suficiente, puede resultar un asma (Perls, p. 48s).
Tomado de:
Anzieu, D. (1998, 1974). El Yo-piel. Madrid: Biblioteca Nueva. p. 125s
Gendrot, J. & Racamier, P. (1951). Fonction respiratoire et oralité, L´Evol. Psychiat., 16, n° 3, p. 457-478.
Ribble, M . (1944). Infantile experiences in relation to personality development, en Hunt, J. Mc V., Personality and the behavior disorders, New York, Ronald Press, tomo 2.
Perls, F. (1976, 1973). El Enfoque Guestáltico. Santiago de Chile: Cuatro Vientos.
"La piel mantiene el equilibrio de nuestro medio interno contra las perturbaciones exógenas, pero en su forma, textura, coloración y cicatrices, conserva las marcas de esas perturbaciones. A su vez, este estado interno que ella debe preservar, en gran parte lo muestra externamente; a los ojos de los demás es un reflejo de nuestra buena o mala salud orgánica y el espejo de nuestra alma. A su vez, también, esos mensajes no verbales emitidos espontáneamente por la piel son intencionadamente desviados o invertidos por los cosméticos, el bronceado, las pinturas, los baños e incluso por la cirugía estética" (p. 28).
"El Yo-piel se encuentra en el origen de la envoltura táctil, forrada por una envoltura sonora y por otra gustativa-olfativa. Las envolturas muscular y visual son más tardías" (p. 233). Como "toda actividad psíquica se apoya en una función biológica"... el Yo psíquico se apoya en el Yo corporal que le antecede, y éste, a su vez, en las funciones que cumple la piel. ..."Señalo aquí tres de estas funciones:
Es el saco que contiene y retiene en su interior lo bueno y lo pleno que la lactancia, los cuidados y el baño de palabras han acumulado dentro de él.
Es la interfaz que marca el límite con el afuera y lo mantienen en el exterior, es la barrera que protege de la penetración de las avideces y agresiones que provienen de los demás, seres y objetos.
Al mismo tiempo que la boca, y por lo menos tanto como ella, es un lugar y un medio primario de comunicación con el prójimo y de establecimiento de relaciones significantes; es además, una superficie de inscripción de las huellas que ellas dejan".
En nuestra piel y cuerpo están inscritas nuestras experiencias
Con este origen epidérmico y propioceptivo, el Yo hereda la doble posibilidad de establecer barreras (que se convierten en mecanismos de defensa psíquicos) y de filtrar los intercambios (con el Ello, el Superyó y el mundo exterior). Según mi criterio, si la pulsión de apego está pronto y suficientemente satisfecha, aporta al lactante la base sobre la cual puede manifestarse lo que Luquet (1962) ha llamado el impulso integrador del Yo. Consecuencia ulterior: el Yo-piel proporciona la posibilidad del pensamiento". (p. 51)
Tomado de:
Anzieu, D. (1998, 1974). El yo-piel. Madrid: Biblioteca Nueva.
Luquet, P. (1962). Les Identifications précoces dans la structuration et la restructuration du Moi. Rev. Franc. Psychoanal., 26, p. 197-301.
"Los padres sensibles al feedback enviado por el recién nacido se guían por él para actuar, para cambiar de actitud y para sentirse seguros en el ejercicio de su función parental. Un bebé pasivo e indiferente (como consecuencia de un trauma intrauterino o de un fallo en el código genético) es la causa de la incertidumbre y del desconcierto de los que se ocupan de él; hasta el punto, como ha detectado M. Soulé (1978), de volver loca a su madre cuando esta madre no tiene ningún problema de esta clase con sus otros hijos"... En este sentido como diría Ajuariaguerra, el niño "es creador de madre".
(...)
"El estudio experimental de los lactantes ha precisado la naturaleza de algunos de los bucles del feedback padres-bebé, que han sido posibles gracias a las etapas sucesivas de la maduración nerviosa y cuya experiencia realiza el bebé si el contexto le da la ocasión:
La mirada fija y prolongada del bebé dirigida hacia su madre entre las 6 semanas y los 4 meses aproximadamente (antes de los 3-4 meses, el bebé atrae la atención del adulto con la mirada, después de los 3-4 meses, por los contactos corporales, y después, las vocalizaciones).
La identificación precoz que realiza el bebé (de algunos días o semanas) de la melodía habitual de la voz materna, con efectos de cesación de la agitación y de estimulación de ciertas actividades.
Los mismos efectos se producen cuando se le presenta a la bebé una tela impregnada del olor materno.
La distinción refleja del bebé, seis horas después del nacimiento (¡!), entre un sabor bueno (azucarado), un sabor neutral (agua insípida) y un sabor malo (en tres grados crecientes: salado, ácido y amargo), las modulaciones progresivas de esas distinciones reflejas durante los meses que siguen, de acuerdo con los estímulos, las prohibiciones, las exhortaciones del entorno maternante y el bebé que aprende a leer en la mímica de la madre lo que ella considera como bueno o malo para él y que no corresponde siempre exactamente (incluso en absoluto) al esquema reflejo originario del bebé (Chiva, 1984).
La percepción de los sonidos verbales como distintos de otros sonidos y su diferenciación según las mismas categorías que los adultos desde los dos meses. (p. 66s)"
El papel de la piel en el desarrollo del psiquismo es enorme. "En el embrión, por no decir en el recién nacido, la sensibilidad táctil es la primera en aparecer y ahí está, sin duda, la consecuencia del desarrollo del ectodermo, fuente neurológica común a la piel y el cerebro (para ser más precisos, del córtex). El acontecimiento del nacimiento aporta al niño, en su momento, una experiencia de masaje de todo el cuerpo y de frotamiento generalizado de la piel durante las contracciones maternas y la expulsión fuera del envoltorio vaginal dilatado hasta las dimensiones del niño. Se sabe que estos contactos táctiles naturales estimulan el desencadenamiento de las funciones respiratorias y digestivas; en caso de insuficiencia son reemplazados por contactos artificiales (sacudidas, baños, envoltorios calientes, masajes). El desarrollo, después, de las actividades de las comunicaciones sensoriales por el oído, la vista, el olfato y el gusto resulta favorecido, en su momento, cuando las personas del entorno sostienen al niño, le tranquilizan apretando su cuerpo contra el suyo, sosteniendo su cabeza a su columna vertebral". (p. 71)
Para acotar, un niño nacido por cesárea ha perdido la experiencia arriba anotada, pero puede ser suplida por una "mamá canguro", en lo posible en contacto directo piel-piel, y también con lo que nos menciona Anzieu: "sacudidas, baños, envoltorios calientes, masajes". (Andrea Echeverri, de Aterciopelados, tiene una lindísima canción al respecto, óyela abajo)
"Como lo demuestra el lenguaje corriente que habla de "contacto" para todos los sentidos (se contacta por teléfono con alguien que se escucha a distancia, sin verle; se tiene buen contacto con alguien que se ve pero que no se toca), la piel es la referencia básica al que espontáneamente se refieren los distintos datos sensoriales. La piel, aún suponiendo que no posee la anterioridad cronológica, posee una primacía estructural sobre todos los otros sentidos, al menos por tres razones. Es el único sentido que recubre todo el cuerpo. En sí misma contiene diferentes sentidos (calor, dolor, contacto, presión..) cuya proximidad física entraña la continuidad psíquica. Finalmente, como señala Freud alusivamente (En "el Yo y el Ello", 1923), el tacto es el inicio de los cinco sentidos externos que posee una estructura reflexiva: el niño que toca con el dedo las partes de su cuerpo experimenta las dos sensaciones complementarias de ser un trozo de piel que toca, al mismo tiempo que de ser un trozo de piel que es tocado. Según el modelo de la reflexividad táctil es como se construyen las otras reflexividades sensoriales (escucharse, emitir sonidos, oler su propio olor, mirarse en el espejo), y después la reflexividad sensorial del pensamiento." (p. 72)
Tomado de:
Anzieu, D. (1998, 1974). El Yo-piel. Madrid: Biblioteca Nueva. p. 66s. 71s
Chiva, M. (1984). Le Doux et l´amer. París: P.U.F.
Soulé, M. (1978). L´enfant qui venait du froid. Mécanismes défensifs et processus pathogénes chez la mére de léenfant autiste, en Le Devenir de la psychose de l´enfant, París, P.U.F., p. 179-212
Los estudios de Harlow* en monos pequeños (usando madres artificiales) demostró que los primates se apegan a sus madres, en primer lugar, en función de la suavidad de su piel. De manera secundaria, surgía la lactancia (oralidad), el calor y el efecto de ser mecido. En algunos casos, el calor tuvo preponderancia sobre la suavidad, lo que nos debe hacer pensar en diferencias surgidas en la gestación. El contacto que buscan muchos niños al tocar a sus madres (pechos, lóbulos, cabellos) está lejos de ser de naturaleza sexual, y parece cumplir la satisfacción de sentir otra vez a la madre acogedora.
Por ello Bowlby sugiere que el primer estadío del desarrollo psicosexual freudiano, más que centrarlo en lo Oral se centraría en el Apego, por lo que podría llamársele "Cutánea", entendida como contacto piel-piel, agarrarse, prenderse. Pues, tras improntarse el ave o mamífero con su madre o su sucedáneo, le sigue a donde vaya. Cuando no está la busca y la llama con el mayor desconsuelo. Este fenómeno también es notorio en el bebé humano y es lo que suele llamarse "angustia de separación", que suele desaparecer en cuanto se restablece el contacto con la madre.
Las crías de los mamíferos se agarran a los pelos de su madre para encontrar una doble seguridad física y psíquica. La desaparición casi completa de pieles sobre la superficie del cuerpo humano facilita los intercambios táctiles primarios significativos entre la madre y el bebé y prepara el acceso de los humanos al lenguaje y a otros códigos, pero hace más aleatoria la satisfacción de la necesidad de agarramiento en el niño pequeño.
Winnicott (citado por Anzieu, p. 38) nos habla de la psicopatología del apego: "si la carencia sobreviene antes de que el bebé se haya convertido en una persona, provoca la esquizofrenia infantil, los trastornos mentales no orgánicos y la predisposición a trastornos clínicos mentales posteriores; si la carencia engendra un traumatismo en un ser lo bastante evolucionado como para considerarse susceptible de resultar traumatizado, produce la predisposición a trastornos afectivos y a tendencias antisociales; si sobreviene cuando el niño quiere conquista su independencia, provoca la dependencia patológica, la oposición patológica y las crisis de cólera."
"El apego de la madre al niño se modifica a medida que éste crece, pero la reacción de desconsuelo cuando lo ha perdido no varía. El niño soporta ausencias cada vez más largas de la madre, pero sigue trastornándose dela misma forma si no viene en el momento en que le espera. El adolescente conserva esta reacción interiorizándola, porque tiende a escondérsela a los demás, incluso a sí mismo." (madre interna). (p. 37)
Anzieu refiere que aquellos niños que tempranamente han sufrido enganchamientos excesivos y desenganchamientos bruscos e imprevisibles de forma repetida, luego presentan la llamada Personalidad Límite: personas que no están seguras de lo que sienten, más preocupados por lo que suponen que son los deseos y los afectos de los demás, viven sin mayor proyección de futuro y se comunican en forma de narración; no tienen la disposición para aprender por la propia experiencia, les cuesta desengancharse de las ideas, desarrollar un verdadero pensamiento abstracto; permanecen pegados a las sensaciones y a las emociones en su vida mental Temen la penetración, ya sea la de la vista o la del coito genital.
Referencia:
Anzieu, D. (1998, 1974). El Yo-piel. Madrid: Biblioteca Nueva.
*Este video nos muestra los experimentos de Harlow