viernes, 17 de febrero de 2017

La Vulnerabilidad

Marcela nos habla de la importancia de ser vulnerables. Lo contrario es eso en lo que tan fácilmente solemos caer: ponernos "duros", "cerrarnos", para no sufrir, pero lastimosamente también nos cerrarnos a sentir lo bueno y lo maravilloso de la Vida.

Buenas noches, Piel de Seda. La abuela se va con el corazón inundado de vida nueva. Mañana seguramente me robaré un poco de tiempo para darte un masaje Chantala, con aceite vegetal de Esalen. Puede ser que cabalguemos hasta Buzios o volemos por el Amazonas visitando al abuelo buscador de oro. También puede ser que nos vayamos a París, cantando "Frére Jacques". O tal vez te duermas, mientras te tengo alzada, dejándome sentir tu vulnerabilidad que descubre la mía a través de tu cuerpo tibio.

Sentir esta vulnerabilidad mía, mezcla de blandura, ternura, compasión y empatía, como lo más básico de mi ser profundo, fue un descubrimiento de la relación con Sofía.

La vulnerabilidad es una cualidad ontológica, esencial en la naturaleza humana. Me pregunto: ¿Por qué, entonces, tenemos que enmascararla, disfrazarla y hasta encerrarla con varios candados, en la vida de todos los días?

Sofía, Piel de Seda: ¿cuánto tiempo seremos capaces de protegerte, sin que tengas que formar tu propia coraza defensiva?



Precisamente porque nos sentimos demasiado vulnerables aprendemos muy temprano a protegernos con una máscara que nos permite una distancia del mundo.

En nuestra cultura, hasta la palabra suena peyorativa; vulnerable es alguien sin poder, fácil de herir, fácil de sacar del medio.

Sin embargo hay otra lectura de la vulnerabilidad básica, esencial, ese centro sensible, blando y receptivo que escondemos cada uno de nosotros. Su respuesta natural es la gentileza, la ternura, el amor, la compasión. Sólo la desnudamos frente a lo menos amenazador: el recién nacido, el dolor de alguien, el amigo gravemente enfermo. También nos fuimos acostumbrando a nunca manifestarla con nosotros mismos.

Los budistas describen el ejercicio y la función de esta vulnerabilidad básica, como "corazón tierno" o "corazón abierto", un estado de crecimiento personal en el que se alcanza enorme poder. Para asistir, para curar, para amar. Para tirar por tierra las barreras que nos separan de otros seres y para unir adentro de nosotros partes fragmentadas.

En la mitología griega, Cupido, el amor, se representa con arco y flecha. Sugiere el poder de traspasar con las flechas corazas protectoras y tocar la vulnerabiilidad. Esto significa tocar nuestra verdadera naturaleza y nuestros verdaderos sentimientos.

También como terapeutas, sólo podemos asistir a alguien si somos vulnerables a su persona.

Sentir mi vulnerabilidad como la capacidad de conectar partes mías, fue el principal aprendizaje de mi aventura amorosa con Sofía.

Tomado de:
Miguens, M. (1993). Gestalt Transpersonal. Buenos Aires: Era Naciente, p. 60ss