LA PRÁCTICA DE LA PSICOSÍNTESIS.
El que emprende la obra de exploración del inconsciente, con frecuencia se siente detenido desde el principio por una extraña resistencia y renuencia que puede manifestarse de diversas maneras en la consciencia, con una vaga sensación de incomodidad, de turbación, o bien con un sentimiento más definido de temor, de extravío, a veces incluso de angustia. Es una impresión semejante a la del niño que se halla a oscuras en su cuarto que desconoce, lleno de objetos que ignora, o bien en un bosque lleno de sombras y de rumores. En realidad, el hombre moderno, tan fuerte, audaz y seguro de sí mismo en el mundo exterior, en general se conduce como un niño ignorante y atemorizado al verse obligado a dirigirse hacia su interior, para enfrentarse al abismo oscuro y tumultuoso de su mundo interno. No cabe duda que en la renuencia a hacerlo hay... fuga de una tarea que se presenta ardua, dolorosa, fatigosa. Pero hay también un sentimiento justo de defensa propia, la intuición de carecer de la preparación necesaria (p. 103)
La exploración del inconsciente y su dominio pueden efectuarse de un modo sano, seguro, armónico, satisfactorio, con tal que se tenga la preparación adecuada y se sigan las normas oportunas. En el pasado se hacían viajes aventurados de exploradores solos que se lanzaban a tierras por completo desconocidas, sin preparación, sin instrumentos científicos, con armas insuficientes. Pero estos audaces solían pagar con su propia vida ese arrojo. O bien regresaban si haber podido lograr el objetivo, al menos por completo. (p. 106)
1. La primera tarea consiste en estudiarnos y conocernos a nosotros mismos, reconociendo nuestros aspectos bajos y elevados (Inventario). Este autoconocimiento puede darse a través de diversos medios:
- Tests y pruebas proyectivas,
- Autobiografía, Diario de sucesos (reacciones, síntomas, lapsus).
- Expresión artística libre,
- Asociación Libre de palabras y Palabras Estímulo (Jung)
- Mano libre (Escritura automática)
- Sueños y Fantasías. [interpretación y/o drasmatización]
2. Para poder ensanchar el campo de la conciencia, extendiendo su periferia, para poder asimilar y dominar otros "contenidos", es preciso que el Self esté bien arraigado. ... Es menester hacer al mismo tiempo la exploración del inconsciente y una labor de refuerzo del centro consciente.
El método para lograrlo, base necesaria para el uso de todos los demás, es el del desprendimiento, de la objetivación, de la no identificación... La lucha está dentro de nosotros. Aquí está el campo de batalla, aun cuando ésta se proyecte al exterior... Este desprendimiento ha existido entre todos los maestros espirituales, son ellos los que lo enseñan.
Cito a Filippo Burzio, quien propone una nueva especie de hombre moderno, "demiurgo", cuyo carácter sería precisamente la universalidad, el desprendimiento y el poder sobre sí mismo, sobre el mundo, sobre los hombres.
Nuestra civilización, cuando era cristina, tuvo a los santos. Su lema era: renuncia. Al volverse pagana, ha inventado al superhombre. Su lema es: posesión-gozo. Éste sigue siendo el lema actual. Pero no evita a nuestros contemporáneos el malestar. Con el ritmo secular de la civilización, con el rápido ir y venir, los individuos oscilan entre los extremos de las cosas ansiadas e insatisfactorias. ¿No será posible detener el péndulo en una posición exacta? El demiurgo piensa que sí. Su lema es: posesión con desprendimiento. Su idea consiste en que el error está en el tumulto contradictorio de la psique: una vez codiciosa, otra santa; ora ilusionada, ora decepcionada, y que es preciso dominar ese tumulto, situándose más allá de los sentimientos; que asceta y superhombre son los términos pasionales de una antítesis que espera su síntesis... (p. 108s)
¿Cómo se adquiere la sabiduría? Con la visión espiritual de la vida que nos viene del descubrimiento del propio centro superior, de la observación atenta y desinteresada de toda la vida en nosotros, en los demás, en el cosmos, de la experiencia de la vida.
3. Al conocimiento y a la comprensión de sí mismo debe seguirle un plan de acción interior. Es menester decidir qué queremos hacer de nosotros mismos, a qué queremos llegar, qué actitud hemos de tomar ante todo lo que hemos descubierto en nuestro ánimo. (p. 116)
4. Un modo rápido y oportuno de orientarse en nuestro mundo interno, de ver cuáles son las tareas más urgentes y escoger un plan de acción, es el de ordenar los diversos elementos y las múltiples fuerzas que se agitan en nuestro ánimo, en dos grupos principales: el de Eros y el de Logos. (p. 119)
Eros, que en griego significa amor en el sentido más amplio, indica el impulso vital, primordial, la tendencia que da origen a los instintos fundamentales de conservación, agresión reproducción, que luego se diferencia en los diversos impulsos y deseos humanos y se sublima en las aspiraciones más altas. (p. 119)
En cambio, el Logos es el principio directivo, ordenador, regulador de la vida. Tiende a recoger y a canalizar el tumultuoso caudal del Eros dentro de cauces rectos y seguros, encaminándolo hacia una meta prevista. El Logos es ley, disciplina, orden, armonía y belleza; es ritmo y medida, es inteligencia y razón, comprensión y luz. (p. 120)
CÓMO ELIMINAR EL EXCESO DE EROS (Cap. 13)
[En el campo psíquico] el caso más frecuente es el de la exuberancia, del exceso de Eros. Son muchísimos los que están dominados por una emotividad exagerada, que sufren por una afectividad en demasía, por la preocupación y el temor, por una impulsividad desbordante que no saben dominar... El medio más sencillo, fácil y espontáneo para eliminar los excesos del Eros es el del desahogo:
- Desahogo verbal [en particular, la verbalización de aquello que consideramos censurable socialmente, pero cuyo silenciamiento ha provocado un trastorno];
- Desahogo muscular [gestualidad, motricidad, "golpear almohadas". Ejercicios psicofísicos. Expresión corporal, en particular de lo deseado y no permitido, pero en fantasía o simbólico];
- Desahogo por escrito [diario personal, cartas simbólicas]
El otro tipo de medio, es el de aplicar el Logos, a través del raciocinio (uso de información, diálogo interno reflexivo) o a través de la actitud meditativa, desprendida. (cfr. p. 123-126)
5.1. TRANSFORMACIÓN Y SUBLIMACIÓN DE LAS ENERGÍAS PSÍQUICAS
(Cfr. Cap. 14 y apéndice)
El siguiente paso, dice Assagioli, es el de la transformación y sublimación de los impulsos y contenidos psíquicos. Él sugiere para lograrlo:
1. Por medios internos:
- El uso de imágenes sugerentes, que representan el ideal que se aspira realizar (Símbolo).
- Repetición de palabras y frases que afirman lo que deseamos obtener.
- Meditaciones en sus diversas clases: Concentración, Meditación reflexiva, Meditación receptiva, Contemplación.
- Vía devocional o mística.
- Desarrollo del sentido del humor.
2. Por medios externos:
- Contacto psíquico con quien haya realizado aquello que anhelamos obtener [segunda posición en PNL]
- Lecturas, sobre todo de biografías, autobiografías, diarios.
- El arte superior que es vehículo simbólico de fuerzas espirituales (Bach, Beethoven, Wagner, Dante, etc.).
- La acción. Escribir, la creación artística, la acción social y humanitaria. Servicio desinteresado.
- Actividades Grupales. Grupos terapéuticos.
Son pues varios los modos que hay para obtener la sublimación y es grande el bien que pueden acarrear. La sublimación elimina o atenúa conflictos penosos, utiliza energías que de otro modo permanecerían estériles o tendrían efectos nocivos y favorece la actuación de la psicosíntesis. Por eso una de las tareas más importantes de la voluntad es el uso decidido y sabio de esos métodos. (p. 130s)
5.2. TRANSFORMACIÓN Y SUBLIMACIÓN DE LAS ENERGÍAS SEXUALES (Cap. 15)
Sabemos poco del proceso psicológico de la sublimación, pero parece que, por una especial afinidad de naturaleza, las energías sexuales pueden transformarse con más facilidad en actividades creadoras que en manifestaciones de otra índole.
Condición previa e indispensable para cualquier tentativa de sublimación es antes que nada el crear en nosotros una actitud mental de sinceridad y de valor con respecto a la sexualidad.
Sí, según el punto de vista tradicional, consideramos de hecho el instinto sexual como algo impuro y oprobioso, que deba combatirse con violencia, no conseguiremos ni sublimarlo ni aniquilarlo, sino sólo sumergirlo en abismos oscuros del inconsciente, donde escapará a nuestra vigilancia y tenderá a vengarse, acechando a nuestra salud e influyendo en toda nuestra personalidad.
El instinto en sí no puede ser ni "bueno" ni "malo", y los excesos y perversiones de la vida sexual se derivan por lo común de debilidad o perversión de la fantasía y del sentido moral. El instinto sexual, que tiene una función biológica de la máxima importancia, debe ser dominado y disciplinado al igual que cualquier otra tendencia, sin violencia y sin horror. Las energías que quieren disciplinarse pueden emplearse de otra manera sublimándolas. (p. 137s)
5.3. TRANSFORMACIÓN Y SUBLIMACIÓN DE LAS ENERGÍAS COMBATIVAS
(Cfr. Cap. 16-17)
Los impulsos agresivos guardan relación con nuestra necesidad de autoafirmación. Su transformación implica la elevación y sublimación de la voluntad de poder. Para practicarlo, debemos cambiar y afinar poco a poco los móviles que nos impulsan a la lucha, los métodos que utilizamos para combatir y también la índole misma de la lucha y el campo de su manifestación. (p. 145s)... [Citaré algunas de las actividades para sublimar las energías agresivas:
- La actividad física: Deportes o actividad manual. En el caso del primero, siempre y cuando su cultivo no se vuelva excesivo (y por extensión, contraproducente).
- El combate de flagelos sociales; la defensa de derechos; la búsqueda de reformas, los trabajos en que se lucha contra la adversidad y la naturaleza agreste.
- La lucha espiritual y/o simbólica.]
¿Por qué tantas personas que bajo otros aspectos de buenas cualidades morales, se dedican con ardor, casi con entusiasmo, a criticar a los demás, y experimentan con ello una genuina voluptuosidad, que se revela en todo su ser?... En realidad podemos observar que diversos instintos y tendencias fundamentales encuentran en la crítica una gran satisfacción: [satisface nuestra necesidad de autoafirmación, nos produce un sentimiento de superioridad, cosquillea nuestra vanidad y presunción; ofrece un desahogo a nuestra agresividad]. Es un desahogo que mientras nos da la satisfacción de una victoria fácil, sin exponernos a peligros (ya que el enemigo está ausente), nos parece inocuo.
Añádase también que para muchas personas que deben soportar sin protestar el dominio de otros, o aceptar condiciones de vida y situaciones desagradables sin poder rebelarse contra ellas, la crítica constituye la única forma de proporcionar un libre desahogo a su hostilidad y al resentimiento reprimidos. (p. 150)
Muchas veces nos hacemos la ilusión de haber "sublimado" nuestra agresividad, cuando en realidad no hemos hecho sino recubrirla con una máscara de respeto y celo, bajo la cual esas tendencias se manifiestan de modo sutil y refinado, pero impulsadas por motivos que son todo menos superiores.
¿De dónde puede obtenerse la fuerza necesaria para efectuar la verdadera sublimación? De una concepción espiritual de la vida, del principio de solidaridad de todos los seres... La práctica de la meditación, de la aspiración a la elevación de los instintos, de ponerse al servicio de una causa superior.
Así por ejemplo, la crítica puede transformarse en un perspicaz y sabio discernimiento espiritual... Lo que en realidad distingue a la crítica del sano discernimiento es la actitud interna frente al hallazgo de las fallas ajenas. Quien posee discernimiento no tiende a acentuar y declarar los errores del otro, sino se inclina a compadecerle y a ayudarle. En lugar de hacer gala de la propia superioridad, trata de ayudar a los demás a rectificar y a elevarse. [usualmente no pontificando, sino con el ejemplo].
Si a veces, por amor a la verdad y para ser fiel a los propios principios o por el bien de los demás, la persona dotada de discernimiento espiritual debe declarar en forma abierta su discrepancia, amonestar o poner en guardia; si tiene que defender una causa o una institución o bien una persona atacada injustamente, lo hace con valor y firmeza, pero siempre con mesura y dignidad, de modo sereno e impersonal, sin descender al nivel del adversario, ni utilizar los métodos de lucha de éste (p. 152s)
Los métodos de lucha se van elevando. En la etapa más baja, en la que reina el máximo separatismo, se mata al enemigo. En un nivel un poco más alto, se le vence, se le supera, pero no se le destruye. Más arriba se trata de dominar, disciplinar eliminar, no personas, sino algunas de sus actividades nocivas para los demás. En fin, en la cumbre el enemigo queda absorbido en nosotros mismos, nos volvemos una sola cosa con él, cuando se subliman y regeneran las energías internas combativas con la fuerza del espíritu. (p. 149)
Esta gran transformación de las energías combativas ha sido expresada por Mabel Collins en su libro La Luz sobre el sendero (La luce sul sentierro), [y nos muestra la viabilidad del uso de imágenes trascendentes para la elevación de las energías psíquicas]:
"1) Mantente al margen en la batalla inminente, y aunque combatas, no seas tú el guerrero.
2) Busca al Guerrero y deja que él combata en ti.
3) Recibe sus órdenes para el combate y obedécelas.
4) Obedécelo, no como si Él fuese un general, sino como si Él fuera tú mismo y sus palabras fuesen expresión de tus deseos secretos, porque Él es tú mismo, y sin embargo, infinitamente más sabio y más fuerte que tú. Búscalo; de lo contrario, en la fiebre y el fragor de la batalla, puedes pasar a su lado y Él no te reconocerá si tú no Lo reconoces. Si tu clamor llega a su oído vigilante, Él combatirá en ti y colmará el vacío interno que te oprime. Si es así, tú puedes, en pleno combate, permanecer tranquilo y reposado, manteniéndote a un lado y dejando que Él combate por ti. Entonces te será imposible dar un golpe en vano. Pero si no Lo buscas, si pasas sin verlo, no habrá salvaguardia para ti. Tu cerebro sufrirá vértigo, el corazón se sentirá incierto, y en medio del polvo de la batalla, la vista y los sentidos te fallarán y no distinguirás a tus amigos de tus enemigos. Él es tú mismo, y sin embargo tú eres finito y sujeto a error. Él es eterno y seguro. Él es la verdad eterna. Una vez que haya entrado en ti y se haya convertido en tu adalid, ya nunca te dejará por completo, y el día de la gran paz se hará uno contigo."
Esta gran transformación de las energías combativas ha sido expresada por Mabel Collins en su libro La Luz sobre el sendero (La luce sul sentierro), [y nos muestra la viabilidad del uso de imágenes trascendentes para la elevación de las energías psíquicas]:
"1) Mantente al margen en la batalla inminente, y aunque combatas, no seas tú el guerrero.
2) Busca al Guerrero y deja que él combata en ti.
3) Recibe sus órdenes para el combate y obedécelas.
4) Obedécelo, no como si Él fuese un general, sino como si Él fuera tú mismo y sus palabras fuesen expresión de tus deseos secretos, porque Él es tú mismo, y sin embargo, infinitamente más sabio y más fuerte que tú. Búscalo; de lo contrario, en la fiebre y el fragor de la batalla, puedes pasar a su lado y Él no te reconocerá si tú no Lo reconoces. Si tu clamor llega a su oído vigilante, Él combatirá en ti y colmará el vacío interno que te oprime. Si es así, tú puedes, en pleno combate, permanecer tranquilo y reposado, manteniéndote a un lado y dejando que Él combate por ti. Entonces te será imposible dar un golpe en vano. Pero si no Lo buscas, si pasas sin verlo, no habrá salvaguardia para ti. Tu cerebro sufrirá vértigo, el corazón se sentirá incierto, y en medio del polvo de la batalla, la vista y los sentidos te fallarán y no distinguirás a tus amigos de tus enemigos. Él es tú mismo, y sin embargo tú eres finito y sujeto a error. Él es eterno y seguro. Él es la verdad eterna. Una vez que haya entrado en ti y se haya convertido en tu adalid, ya nunca te dejará por completo, y el día de la gran paz se hará uno contigo."
Considerémonos "Caballeros del Espíritu", milicianos de una causa ideal: la de ayudar a la humanidad a salvarse de los peligros que la amenazan [no considerándonos "elegidos", sino milicianos anónimos, colaboradores de la evolución].
Tomado de
Assagioli, R. (1980, 1966). Psicosíntesis, armonía de la vida. México D.F.: Diana, Cap. 10 - 20 y apéndice.
(El presente texto es un extracto con algunos párrafos en paráfrasis. Donde hay corchetes y se menciona el "confróntese" (cfr.) se ha resumido o parafraseado.)