miércoles, 15 de febrero de 2017

Modificación de Conciencia y Salud (2)

“Y FUI ARREBATADO AL TERCER CIELO”:
La Modificación de la Conciencia y la Salud
Walter Ojeda Murguía
-Segunda Parte-
Ver primera parte aquí

Entonces arribamos a un segundo aspecto: hasta ahora todos estos aportes del campo espiritual a la salud en su mayoría han tenido como limitante circunscribirse a lo descriptivo, a lo fenomenológico. Se refieren casos de curación tras ir a una misa de sanación, a un culto evangélico de expulsión de demonios, a una reunión de sanación por la mente, a una ceremonia con Ayahuasca, etc. Pero, ¿Cómo se engranan estos fenómenos con el cuerpo? ¿Qué condiciones físicas se requieren para que suceda? ¿Cómo se enlazan con la superación de una enfermedad o trastorno?
Un antiguo prejuicio de considerar que los fenómenos espirituales no tienen nada que ver con el mundo material posiblemente haya mantenido un pobre interés de buscar dichas relaciones. Sin embargo esto viene cambiando en los últimos años con el avance de las neurociencias y el pensamiento holístico propio de nuestra época.
En la década de los ochenta el médico alemán Ryke Hamer descubre que tras un shock biológico, una experiencia que pone en peligro nuestra supervivencia u homeostasis (y que en el nivel humano puede ser llamada impacto emocional) el organismo, como totalidad, reacciona a tres niveles a la vez: a nivel de los órganos, a nivel cerebral (evidenciado a través de un detallado mapa organotópico) y a nivel psíquico (emocional/instintivo. No confundir con una respuesta psicológica, filtrada por las cogniciones).
Halló que zonas específicas del cerebro se llenaban de líquido como respuesta a los eventos traumáticos vividos, lo cual se mantenía mientras no se resolvieran aquellos. Y que cuando sucedían bioshocks consecutivos de la misma índole, lo cual debía acarrear que se formase edema en un lugar que ya estaba ocupado, sucedía que se edematizaba la misma zona pero del hemisferio cerebral contrario. A este evento le llamó constelación, y entre los varios tipos que halló, descubrió una en particular a la que llamó Constelación Planeante, Flotante o Volando (Hamer, 1995).
Este tipo de constelación (conflictos sin resolver) genera sueños o delirios en relación a elevarse, a volar; la persona camina como si flotara, y la sensación general es de placidez, de felicidad; los problemas no preocupan, pues no se piensa en ellos. Se vive en el aire.
El sentido biológico de funcionar así es el de una gran protección. Como la persona no puede o no sabe gestionar los dos conflictos que está viviendo, la vida le es demasiado dura, trasciende la realidad inmediata, se eleva sobre ella, evadiéndola (Corbera y Batilló, 2014).
Asimismo, otras constelaciones, como la Post- Mortal o la de la Corteza Frontal, o sus combinaciones serían el hardware sobre el que se haría posible el software imaginal.


En términos generales ante un bioshock la primera posibilidad es cambiar la realidad circundante y, si no se puede, se realiza una adaptación orgánica. Por ejemplo: Si tengo hambre busco que conseguir dinero para adquirir alimento pero, si no me es posible, el organismo hace un nódulo hepático. Como dice Fleche: “Los creativos van a encontrar soluciones inéditas... [En ese sentido] la locura tiene un sentido, una utilidad... Y la locura nos lleva hacia otros estados de consciencia” (Fleche, 2013).
Si la masa conflictual, es decir, el grado de amenaza percibido, es muy grande, haciendo sentir que la vida corre peligro, el organismo, que en condiciones normales desarrollaría una enfermedad como medio para restaurar el equilibrio biológico (proceso de autocuración), inhibe el proceso somático, a la espera de un momento más propicio, y activa un proceso psíquico, provocando cambios en la conciencia y el comportamiento (que incluye los llamados trastornos del comportamiento: cambios en la personalidad, disociaciones, psicosis).
Así lo expresa Vicente Herrera:
“Las amenazas de pérdida del espacio vital (territorio) y los miedos, constituyen los elementos subyacentes que se manifiestan con cuadros de alucinaciones auditivas, alucinaciones visuales, y en ciertas condiciones provocan cuadros de levitación - sueños y alucinaciones en los que el individuo flota en el aire- con contenidos de tanta intensidad de tipo espiritual, que llegan a situar al individuo en un nivel de conciencia favorable para conseguir la trascendencia.
Los diferentes comportamientos que se observan en la enfermedad mental sitúan, en parte, al individuo en una situación en la que no tiene que competir y, según qué problemas ha sufrido, queda aparcado a la espera de tiempos mejores si estos aparecen” (Herrera, 2009, pág. 88s)

La locura, que en su momento tuvo un sentido, un sentido biológico, suele quedarse anclada, a la espera de tiempos mejores, pero que nunca llegan porque no nos damos por enterados, enceguecidos por nuestras creencias y temores, como aquella mujer que espera en el andén al novio que nunca llega[1].  
Esta activación de lo psíquico como una manera inteligente de protección biológica, para Hamer incluiría un suprasentido, el de poner en acción un programa biológico de tipo espiritual (fuerzas sobre-naturales), llevando la solución del conflicto a un nivel mayor, situando al individuo en un nivel de consciencia favorable para conseguir la trascendencia (Hamer, 1995, pág. 125). Refieren Corbera y Marañon (2012) que se han observado levitaciones en la remisión espontánea de tumores, lo que evidenciaría que dicho estado impulsa una regeneración orgánica.
Expresiones del suprasentido, además de los delirios, las alucinaciones y el interés por el mundo-otro, serían el desdoblamiento, las experiencias místicas, las canalizaciones; contacto con otras vidas, sensaciones energéticas, los sueños de tipo premonitorio, la expresión artística, la inventiva, etc.[2]
El aporte del doctor Hamer estaría mostrando que muchas de las llamadas experiencias espirituales se darían en respuesta a una situación de emergencia biológica, de supervivencia urgente, en la que la solución, al no poder encontrarse en el plano físico o mental, requiere de un nivel más elevado. Aunque gran parte de lo estudiado por él se circunscribe a una conflictiva específica (Constelación Planeante), es probable que existan otras condiciones físicas que lo posibiliten. Identificar dichas condiciones afinará aún más el trabajo que ya vienen desarrollando terapias de base neurocientífica como el EMDR (Souza de Carvalho, 2015).
Posiblemente esto explique porque surten efecto las sesiones shamánicas, las terapias llamadas espirituales, y los milagros de sanidad producidos en grupos religiosos de diversa índole. Nos conectan con el miedo primitivo a lo desconocido, al riesgo de morir, a ir al Infierno, nos colocan entre la espada y la pared y nos impelen a soltar el control y a abandonarnos a Lo Superior, como bien lo dijera James hace más de 100 años (véase su Conferencia IX, La Conversión, en James, 1902).
Todos estos aspectos son los que han de ser considerados por una medicina que pretenda ser integral, considerando cada aspecto e interacciones del organismo: el físico, cerebral, psíquico, espiritual y social; y el estado y estadio de conciencia del individuo (Wilber, 2008) (Álvaro, 2009).
Se abre un nuevo campo en la inducción y el acompañamiento de la modificación de la conciencia, focalizada y específica, pues hasta ahora había venido siendo difusa y general, realizándose en el nivel mental y/o espiritual sin relación con el nivel físico. Conocer la base estructural y el proceso biológico involucrado facilitará lograr estados que permitan el acceso a soluciones de problemáticas psíquicas y somáticas, desde un nivel más comprehensivo, puesto que, después de todo, no existe tal división entre mente y cuerpo, sólo un único organismo expresado en dos ámbitos.
La enfermedad, entendida como proceso autocurativo, muchas veces se mantiene porque quien la padece no encuentra la manera de resolver el conflicto causal. Cómo hemos visto, propiciar un cambio de nivel activando la conexión espiritual en nosotros, facilita el surgimiento de una solución trascendente, la desaparición del conflicto o, de ser necesario, su transformación. Elevarnos al cielo para obtener una nueva perspectiva y volver a la realidad cotidiana con nuevos bríos y nuevos enfoques.
…Convertidos.

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[1] Penélope, canción de Diego Torres.
[2] Véase: (Enríquez de Guevara, 201?)


Referencias

Álvaro, T. (2009). Crisis evolutiva de la profesión médica. En M. Almendro (Ed.), Krisis (pág. 207ss). Victoria-Gasteiz, España: La Llave.
Burney, C. (1991). La Imaginación Activa de Jung. En S. Grof, Sabiduría Antigua y Ciencia Moderna (págs. 207-210). Santiago de Chile: Cuatro Vientos.
Corbera, E., y Batilló, M. (2014). Tratado de Bioneuroemoción. Barcelona: El grano de mostaza.
Corbera, E. y Marañon, R. (2012). Tratado de Biodescodificación. Barcelona: Vedrá.
Doore, G. (. (1992). ¿Qué sobrevive? Buenos Aires: Planeta.
Enríquez de Guevara, D. (201?). Ryke Geerd Hamer Sobre las experiencias cercanas a la muerte y las experiencias fuera del cuerpo. Obtenido de http://wwwmundonuevo-daniel.blogspot.pe/2010/07/ryke-geerd-hamer-sobre-las-experiencias.html
Fernández, O. (1994). La creación como cura. Buenos Aires: Paidós.
Fleche, C. (2013). Trastornos de la Conducta. Seminario de Biodescodificación Enero 2013, (pág. 8). España.
Giove, R. (2002). La liana de los muertos al rescate de la vida. Tarapoto: Takiwasi.
Grof, S. (1993). La Mente Holotrópica. Barcelona: Kairós.
Hamer, R. (1995). Testamento de una Nueva Medicina. Tomo II. s/c: s/e.
Herrera, V. (2009). Facilitar la salud. Barcelona: s/e.
James, W. (1986, 1902). La variedades de la experiencia religiosa. Barcelona: Ediciones 62. Disponible aquí.
Kutschera, I. (2002). Enfermedad que Sana. Buenos Aires: Alma Lepik.
Ojeda, W. (2002). La Psicoterapia en el límite de la realidad. Obtenido de www.takiwasi.com: aquí.
Savage, J. (1992). Duelo por las vidas no vividas. Barcelona: Luciérnaga.
Souza de Carvalho, E. (2015). Sane su cuerpo, sane su cerebro. U.S.A.: Traumaclinic.
Valdivia, O. (1975). Hampicamayoc. Medicina Folklórica y su substrato aborigen en el Perú. Lima: UNMSM.
Vaughan, F. (1997). Sombras de lo sagrado. Madrid: Gaia.
Weber, G. (1999). Felicidad Dual. Barcelona: Herder.
Wilber, K. (1993). Psicología Integral. Barcelona: Kairós.
Wilber, K. (2008). La Visión Integral. Barcelona: Kairós.