“Y
FUI ARREBATADO AL TERCER CIELO”:
La Modificación de la Conciencia y la Salud
Walter Ojeda Murguía
Walter Ojeda Murguía
Entonces
arribamos a un segundo aspecto: hasta ahora todos estos aportes del campo
espiritual a la salud en su mayoría han tenido como limitante circunscribirse a
lo descriptivo, a lo fenomenológico. Se refieren casos de curación tras ir a una
misa de sanación, a un culto evangélico de expulsión de demonios, a una reunión
de sanación por la mente, a una ceremonia con Ayahuasca, etc. Pero, ¿Cómo se
engranan estos fenómenos con el cuerpo? ¿Qué condiciones físicas se requieren
para que suceda? ¿Cómo se enlazan con la superación de una enfermedad o
trastorno?
Un
antiguo prejuicio de considerar que los fenómenos espirituales no tienen nada que
ver con el mundo material posiblemente haya mantenido un pobre interés de
buscar dichas relaciones. Sin embargo esto viene cambiando en los últimos años
con el avance de las neurociencias y el pensamiento holístico propio de nuestra
época.
En la
década de los ochenta el médico alemán Ryke Hamer descubre que tras un shock
biológico, una experiencia que pone en peligro nuestra supervivencia u
homeostasis (y que en el nivel humano puede ser llamada impacto emocional) el
organismo, como totalidad, reacciona a tres niveles a la vez: a nivel de los
órganos, a nivel cerebral (evidenciado a través de un detallado mapa
organotópico) y a nivel psíquico (emocional/instintivo. No confundir con una
respuesta psicológica, filtrada por las cogniciones).
Halló
que zonas específicas del cerebro se llenaban de líquido como respuesta a los
eventos traumáticos vividos, lo cual se mantenía mientras no se resolvieran
aquellos. Y que cuando sucedían bioshocks consecutivos de la misma índole, lo
cual debía acarrear que se formase edema en un lugar que ya estaba ocupado, sucedía que se edematizaba la misma zona
pero del hemisferio cerebral contrario. A este evento le llamó constelación, y entre los varios tipos
que halló, descubrió una en particular a la que llamó Constelación Planeante, Flotante o Volando (Hamer, 1995) .
Este
tipo de constelación (conflictos sin resolver) genera sueños o delirios en
relación a elevarse, a volar; la persona camina como si flotara, y la sensación
general es de placidez, de felicidad; los problemas no preocupan, pues no se
piensa en ellos. Se vive en el aire.
El
sentido biológico de funcionar así es el de una gran protección. Como la
persona no puede o no sabe gestionar los dos conflictos que está viviendo, la
vida le es demasiado dura, trasciende la realidad inmediata, se eleva
sobre ella, evadiéndola (Corbera y Batilló, 2014) .
Asimismo,
otras constelaciones, como la Post-
Mortal o la de la Corteza Frontal,
o sus combinaciones serían el hardware sobre el que se haría posible el software
imaginal.
En términos generales ante un bioshock la primera posibilidad es cambiar la realidad circundante y, si no se puede, se realiza una adaptación orgánica. Por ejemplo: Si tengo hambre busco que conseguir dinero para adquirir alimento pero, si no me es posible, el organismo hace un nódulo hepático. Como dice Fleche: “Los creativos van a encontrar soluciones inéditas... [En ese sentido] la locura tiene un sentido, una utilidad... Y la locura nos lleva hacia otros estados de consciencia” (Fleche, 2013) .
En términos generales ante un bioshock la primera posibilidad es cambiar la realidad circundante y, si no se puede, se realiza una adaptación orgánica. Por ejemplo: Si tengo hambre busco que conseguir dinero para adquirir alimento pero, si no me es posible, el organismo hace un nódulo hepático. Como dice Fleche: “Los creativos van a encontrar soluciones inéditas... [En ese sentido] la locura tiene un sentido, una utilidad... Y la locura nos lleva hacia otros estados de consciencia”
Si la
masa conflictual, es decir, el grado de amenaza percibido, es muy grande,
haciendo sentir que la vida corre peligro, el organismo, que en condiciones
normales desarrollaría una enfermedad como medio para restaurar el equilibrio
biológico (proceso de autocuración), inhibe el proceso somático, a la espera de
un momento más propicio, y activa un proceso psíquico, provocando cambios en la
conciencia y el comportamiento (que incluye los llamados trastornos del comportamiento:
cambios en la personalidad, disociaciones, psicosis).
Así lo
expresa Vicente Herrera:
“Las
amenazas de pérdida del espacio vital (territorio) y los miedos, constituyen
los elementos subyacentes que se manifiestan con cuadros de alucinaciones
auditivas, alucinaciones visuales, y en ciertas condiciones provocan cuadros de
levitación - sueños y
alucinaciones en los que el individuo flota en el aire- con contenidos de tanta
intensidad de tipo espiritual, que llegan a situar al individuo en un nivel de
conciencia favorable para conseguir la trascendencia.
Los
diferentes comportamientos que se observan en la enfermedad mental sitúan, en
parte, al individuo en una situación en la que no tiene que competir y, según
qué problemas ha sufrido, queda aparcado a la espera de tiempos mejores si
estos aparecen” (Herrera, 2009, pág. 88s)
La
locura, que en su momento tuvo un sentido, un sentido biológico, suele quedarse
anclada, a la espera de tiempos mejores, pero que nunca llegan porque no nos
damos por enterados, enceguecidos por nuestras creencias y temores, como aquella
mujer que espera en el andén al novio que nunca llega[1].
Esta
activación de lo psíquico como una manera inteligente de protección biológica,
para Hamer incluiría un suprasentido, el de poner en acción un programa biológico
de tipo espiritual (fuerzas sobre-naturales), llevando la solución del
conflicto a un nivel mayor, situando al individuo en un nivel de consciencia
favorable para conseguir la trascendencia (Hamer, 1995, pág. 125) . Refieren Corbera y Marañon (2012) que se han
observado levitaciones en la remisión
espontánea de tumores, lo que evidenciaría que dicho estado impulsa una
regeneración orgánica.
Expresiones
del suprasentido, además de los delirios, las alucinaciones y el interés por el
mundo-otro, serían el desdoblamiento, las experiencias místicas, las canalizaciones;
contacto con otras vidas, sensaciones energéticas, los sueños de tipo premonitorio,
la expresión artística, la inventiva, etc.[2]
El
aporte del doctor Hamer estaría mostrando que muchas de las llamadas
experiencias espirituales se darían en respuesta a una situación de emergencia
biológica, de supervivencia urgente, en la que la solución, al no poder
encontrarse en el plano físico o mental, requiere de un nivel más elevado. Aunque
gran parte de lo estudiado por él se circunscribe a una conflictiva específica
(Constelación Planeante), es probable que existan otras condiciones físicas que
lo posibiliten. Identificar dichas condiciones afinará aún más el trabajo que
ya vienen desarrollando terapias de base neurocientífica como el EMDR (Souza de Carvalho, 2015) .
Posiblemente
esto explique porque surten efecto las sesiones shamánicas, las terapias llamadas espirituales,
y los milagros de sanidad producidos en grupos religiosos de diversa índole.
Nos conectan con el miedo primitivo a lo desconocido, al riesgo de morir, a ir
al Infierno, nos colocan entre la espada y la pared y nos impelen a soltar el
control y a abandonarnos a Lo Superior, como bien lo dijera James hace más de
100 años (véase su Conferencia IX, La
Conversión, en James, 1902).
Todos
estos aspectos son los que han de ser considerados por una medicina que
pretenda ser integral, considerando cada aspecto e interacciones del organismo:
el físico, cerebral, psíquico, espiritual y social; y el estado y estadio de
conciencia del individuo (Wilber, 2008) (Álvaro, 2009) .
Se
abre un nuevo campo en la inducción y el acompañamiento de la modificación de
la conciencia, focalizada y específica, pues hasta ahora había venido siendo
difusa y general, realizándose en el nivel mental y/o espiritual sin relación con el nivel físico. Conocer
la base estructural y el proceso biológico involucrado facilitará lograr
estados que permitan el acceso a soluciones de problemáticas psíquicas y
somáticas, desde un nivel más comprehensivo, puesto que, después de todo, no
existe tal división entre mente y cuerpo, sólo un único organismo expresado en
dos ámbitos.
La
enfermedad, entendida como proceso autocurativo, muchas veces se mantiene
porque quien la padece no encuentra la manera de resolver el conflicto causal.
Cómo hemos visto, propiciar un cambio de nivel activando la conexión espiritual
en nosotros, facilita el surgimiento de una solución trascendente, la
desaparición del conflicto o, de ser necesario, su transformación. Elevarnos al
cielo para obtener una nueva perspectiva y volver a la realidad cotidiana con
nuevos bríos y nuevos enfoques.
…Convertidos.
________________________
________________________
Referencias
Álvaro, T. (2009). Crisis evolutiva de la profesión
médica. En M. Almendro (Ed.), Krisis (pág. 207ss). Victoria-Gasteiz,
España: La Llave.
Burney, C. (1991). La Imaginación
Activa de Jung. En S. Grof, Sabiduría Antigua y Ciencia Moderna (págs.
207-210). Santiago de Chile: Cuatro Vientos.
Corbera, E., y Batilló, M. (2014).
Tratado de Bioneuroemoción. Barcelona: El grano de mostaza.
Corbera, E. y Marañon, R. (2012).
Tratado de Biodescodificación. Barcelona: Vedrá.
Doore, G. (. (1992). ¿Qué
sobrevive? Buenos Aires: Planeta.
Enríquez de Guevara, D. (201?). Ryke
Geerd Hamer Sobre las experiencias cercanas a la muerte y las experiencias
fuera del cuerpo. Obtenido de
http://wwwmundonuevo-daniel.blogspot.pe/2010/07/ryke-geerd-hamer-sobre-las-experiencias.html
Fernández, O. (1994). La creación como cura. Buenos
Aires: Paidós.
Fleche, C. (2013). Trastornos de la
Conducta. Seminario de Biodescodificación Enero 2013, (pág. 8).
España.
Giove, R. (2002). La liana de los
muertos al rescate de la vida. Tarapoto: Takiwasi.
Grof, S. (1993). La Mente Holotrópica. Barcelona:
Kairós.
Hamer, R. (1995). Testamento de una
Nueva Medicina. Tomo II. s/c: s/e.
Herrera, V. (2009). Facilitar la
salud. Barcelona: s/e.
James, W. (1986, 1902). La
variedades de la experiencia religiosa. Barcelona: Ediciones 62. Disponible aquí.
Kutschera, I. (2002). Enfermedad
que Sana. Buenos Aires: Alma Lepik.
Ojeda, W. (2002). La Psicoterapia
en el límite de la realidad. Obtenido de www.takiwasi.com: aquí.
Savage, J. (1992). Duelo por las
vidas no vividas. Barcelona: Luciérnaga.
Souza de Carvalho, E. (2015). Sane
su cuerpo, sane su cerebro. U.S.A.: Traumaclinic.
Valdivia, O. (1975). Hampicamayoc.
Medicina Folklórica y su substrato aborigen en el Perú. Lima: UNMSM.
Vaughan, F. (1997). Sombras de lo
sagrado. Madrid: Gaia.
Weber, G. (1999). Felicidad Dual.
Barcelona: Herder.
Wilber, K. (1993). Psicología
Integral. Barcelona: Kairós.
Wilber, K. (2008). La Visión
Integral. Barcelona: Kairós.