LAS MUJERES-ANCESTRO DE JESÚS
Luego de los tres patriarcas,
resaltan las cuatro mujeres mencionadas en su genealogía: Tamar, Rajab, Rut y
Betsabé. ¿Qué necesidad había de mencionarlas? Todas ellas tienen en común el
ser extranjeras. ¿Qué otro mensaje hay
detrás de su mención? Veamos en qué estuvieron implicadas.
Judá tuvo un hijo, Er, que
murió sin dejar descendencia. Según la costumbre judía, el hermano que le sigue
debe convertirse en marido de la cuñada para darle descendencia al hermano
muerto. Pero Onán, el hermano, no quiso darle descendencia. Entonces Tamar, que
así se llamaba la viuda de Er, con engaños logró concebir de su suegro Judá. Y
tuvo mellizos: Peres (Fares) y Zéraj (Zara). (Gn 38, 6 – 30). Peres
significa "el que se abre brecha", porque aunque Zéraj sacó la mano
primero, Peres nació en primer lugar.
"Salmón engendró, de
Rajab, a Booz". Rajab fue una prostituta extranjera que ayudó a los
israelitas a tomar la ciudad de Jericó. Tómese en cuanto que desde el punto de
vista de los jericoanos sería una traidora (Jos 2,1ss).
Booz desposa a Rut la moabita
(cfr. Rut), aunque Obed, su descendiente, es legalmente hijo de Kilyón, el
esposo muerto de Rut, el cual al parecer era infértil pues tras diez años de
matrimonio murió sin dejar descendencia. Obed engendró a Jesé y éste a David, quien
gobernó sobre Jerusalén 33 años (ojo con este número: la edad que vivió Jesús).
David engendra a Salomón con
la que fue mujer del general Urías,
Betsabé. Aunque Salomón nace dentro del matrimonio, su hermano es hijo del
adulterio y razón de la muerte de Urías, por encargo de David.
Entonces alrededor de las
mujeres del clan de Jesús tenemos:
incesto y esterilidad otra vez, prostitución, traición, adulterio y asesinato.
Y el que todas ellas sean extranjeras.
CONCEPCIÓN, GESTACIÓN E
INFANCIA
La tradición de la iglesia
católica señala que los padres de María, Ana y Joaquín, tenían una avanzada
edad y no albergaban esperanzas de tener descendencia, pero milagrosamente Ana se
quedó embarazada de María. A su vez, Zacarías e Isabel corrieron una suerte
similar a la de Ana y Joaquín. Considerando que Jesús y Juan Bautista eran
primos, vemos que estamos también frente a repeticiones genealógicas, de una
familia en la que grandes secretos y un cúmulo de cargas clamaron tanto por
salir a la luz que produjeron dos hombres santos. Dos hombres cuyas vidas
fueron consagradas a Dios. De Juan Bautista se sabe que “vivió en el desierto”,
es decir que fue encargado probablemente a los esenios. Jesús debe haber
corrido suerte parecida, pero sin separarse de la vida cotidiana (Larrañaga,
1989).
Concebido en la etapa de
noviazgo, durante el período de tres meses en que su madre fue a visitar a su
prima Isabel, -¿y qué oculta esta misteriosa concepción?- Jesús recibe un
primer impacto de rechazo ¿Cuáles son las vivencias de María en este período,
cómo vive su gestación? María debe estar preocupada: ¿qué dirá José cuándo se
entere? ¿Qué pensará José de mí, que dirá mi familia si me deja? ¿Y si decide
repudiarme? El repudio, si se hacía público, acarreaba el apedreamiento.
José, al enterarse, decide
romper el compromiso sin llamar la atención. Pero también oye la Voz: “El niño
viene a salvar, llámalo Jesús”. Y de esta forma acepta ser su padre adoptivo.
Jesús es una variante del
nombre Josué. Hoshea era el asistente de Moisés y fue el que se encargó de
hacer entrar a la tierra prometida a los israelitas. Moisés le cambió el nombre
por Josué: “YHVH salva”. (Nm 13, 16). Pensemos en la elección del nombre: ¿De
qué les salva a María y a José? ¿De qué o a quién debe salvar de la familia?
Estas son preguntas que obedecen al proyecto-sentido de aquel niño, a los propósitos
inconscientes de su concepción.
Tras nacer en Belén en un
establo, Jesús sigue viviendo bajo la zozobra y amenazas contra su vida, esta vez por parte
del gobernador Herodes. Él y sus padres tienen que huir a Egipto porque hay
orden de que debe morir. Sus primeros años de vida los vive como extranjero. ¿Cómo
marca su vida sentirse amenazado?, ¿ser extranjero en tierra extraña?
Al retorno de la familia a
Galilea la biblia nos muestra a un Jesús que da signos de hipermadurez, habla
como adulto con los adultos. ¿Quizá como resultado de tener que lidiar con sus
hermanos mayores, los hijos de José? ¿Quizá como resultado de contrarrestar los
sentimientos de indefensión, desarrollando su intelecto? Aprende el oficio de
carpintero de José, y recorre los poblados alternando con escapadas a la
soledad del desierto para sus meditaciones. La tradición dice que aun siendo
adolescente pierde al hombre que lo cuidó. Sin padre y sin papá, toma a Dios
por Padre y hace suyas la promesa hecha a Josué: “Sé valiente, sé fuerte, yo
estaré contigo” (Jos 1, 9)
Si volvemos nuestra mirada a
lo vivido por sus ancestros y repasamos lo vivido por el hijo de María y José,
tenemos que;
- · Sus abuelos eran estériles. Jesús mismo no tiene hijos.
- · Sufre miedo de morir (gestación y primera infancia).
- · Vive como extranjero.
- · Defiende a la mujer adúltera y a la prostituta.
- · Es traicionado.
- · Es condenado a morir.
El sentido de la vida de Jesús
es el salvar, cargando con los pecados de todos: incesto, cobardía, robo,
prostitución, traición, asesinato, fornicación, adulterio, idolatría. Como
Josué, conducirá a la gente a una nueva vida. También debe reparar una larga
tradición de poco aprecio a las esposas: Sara, Rebeca, Lía ¿Esto dificultó que
estableciera una relación tempranamente? ¿Por esto revalora a la mujer, teniendo discípulas
en una época donde era mal visto esto?
Llevaba consigo también, las
huellas del rechazo, pero a él le sirvieron de impulso, fue su factor de
resiliencia. Lo que le hizo compasivo. Lo que lo preparó para enfrentar el
final de su destino.
Podemos atisbar la crianza de
Jesús tomando en cuenta la de Jiddu Krishnamurti. Éste fue identificado como el
avatar de esta época por un grupo de esoteristas, quienes lo criaron y educaron
para la realización de su misión. Por lo que conocemos actualmente de la vida
piadosa de los judíos del primer siglo, es muy probable que Jesús haya sido
tomado a cargo por los esenios para cumplir una misión con la que se fue
identificando poco a poco: “soy descendiente del Rey David, mi nombre es Jesús,
soy el Salvador, quien hará entrar al mundo a la tierra prometida, no tengo
padre ¡mi padre es Dios mismo!, soy el Siervo de YHVH, el despreciado y
ensalzado (Véase los Cantos del Siervo de YHVH en Is 42, 49 y 50). Si pago el
precio, YHVH me dará descendencia y alargará mis días” (Is 53, 10).
Fuertemente identificado con
su misión, emprende su predicación alrededor de los 30 años, la que durará
hasta los 33 años (33 años gobernó David sobre Jerusalén). Número
significativo, pues oculta el simbolismo de la evolución espiritual. Está listo
para dejar su identidad cuando a integrado sus bases, el de donde proviene, su
Columna (la columna vertebral tiene 33 huesos, y allí están codificados los
valores y creencias de nuestros ancestros, nuestros cimientos).
Es el chivo expiatorio y a la
vez el chivo del sacrificio (Lv. 16), el que carga y se lleva los pecados y el
que con su sangre los paga. En terapia familiar se usa la expresión “chivo
expiatorio” para indicar a la persona que hace el síntoma familiar, quien carga
con los secretos. Jesús no solo ha cargado con los secretos y las vergüenzas,
sino que decide llevarlas a su fin con su muerte. El hijo que se sacrifica para
agrado de su padre (como Isaac). Pero su simple muerte física sólo haría
perpetuar el secreto para la siguiente generación. Lo que hará la diferencia es
la muerte de su identidad: sabiendo de donde viene puede elegir a donde va. Se
le ha prometido: “si te das en expiación, verás descendencia y se alargarán tus
días”.
No perdamos de vista que, por
su don de gentes y su capacidad para curar, debió ser formado por los esenios o los terapeutas, dos grupos conocedores de las leyes que rigen el orden
cósmico, lo espiritual, lo psíquico y lo físico. Dicho esto, es posible que
preparase su muerte clínica – simbólica para resurgir a una vida nueva, libre
de las ataduras de su árbol genealógico. Con un nuevo nombre y destino. La
realización de su misión exterior e interior. El cumplimiento de la profecía y
su trascendencia. Había cumplido las profecías, pagado el precio, ahora era
libre de vivir su propia vida... (¿éste es el secreto del Santo Grial?)
Jesús, hijo de madre
adolescente, hermanastro, hijo adoptivo, huérfano, fiestero, hombre de oración
y soledad, respetuoso de las leyes humanas, radical en las leyes espirituales,
bueno con los niños, experto en curar el cuerpo y el alma.
Habiéndole enfatizado como el
Hijo de Dios, hemos perdido de vista que, como le llamaba Marcos, él es, sobre
todo, “el Hijo del Hombre”. Es su plena humanidad la que lo eleva a ser uno con
la divinidad. Es el reconocimiento de nuestros orígenes, de nuestra plena
humanidad, con sus aciertos, errores, vergüenzas y orgullos. Que nadie es
perfecto, que ninguna familia es perfecta o, mejor dicho, que todas las
familias son perfectas en su imperfección. Y es todo esto lo que hace posible
que logremos ser humildes, compasivos y espiritualmente encarnados.
El legado de su genealogía es,
a mi parecer, uno de los mayores aportes de la Buena Nueva. El simbolismo que
acompaña su vida es un mensaje codificado para todos aquellos dispuestos a
recorrer su propio camino, no para ser como él sino, como era su deseo,
"para hacer cosas mayores que él".
Referencias:
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K. (1961, 1909). Estudios sobre
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preguntar por el camino. Buenos Aires: Alma Lepik, p. 359.
Larrañaga,
I. (1989). El pobre de Nazaret. Bogotá:
Paulinas.
Ojeda,
W. (2016). Y fui arrancado al tercer cielo. El papel de la modificación de la
conciencia para recuperar la salud. Solaris
N° 1 Vol. 1, pp. 67-75. Lima: NIOS.
Schonfeld,
H. (1977). El complot de Pascua.
Barcelona: Grijalbo.
Wallace,
I. (1972). La Palabra. Barcelona: Planeta.
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El presente texto ha sido publicado en: Ojeda, W. (2017). El árbol genealógico de Jesús como modelo de evolución espiritual. Solaris. Año 2 N° 2, pp. 83-90. Lima: NIOS.