viernes, 14 de octubre de 2016

Terapia de grupo y desnudez

En los años 60 Paul Brindim desarrolló una propuesta de grupo terapéutico desnudo, tanto en el desarrollo personal, como en la formación y en grupos de discapacitados físicos y pacientes con injurias físicas. Su interés era explorar la desnudez, discutir las fantasías y sentimientos que despierta el cuerpo propio y ajeno y desenredar las dificultades de la autoimagen corporal.

Maslow ya había sugerido estos grupos antes, suponiendo que:
"La gente se sentiría mucho más liberada, más espontánea, menos defensiva. Si puedo aprender a [aceptar la forma] de mis glúteos o la protuberancia de mi abdomen, seguramente sería más libre y menos defensivo..." (1965, Eupsychian Management)

Bindrim lo realizaba en estilo "maratón", sesiones de 24 horas que empezaban por la noche y continuaban hasta el atardecer del día siguiente. Unas ocho horas se dedicaban al encuentro verbal y no-verbal, cuatro horas para dormir y otras ocho horas para más experiencias no verbales. Y finalmente unas dos o tres horas para la integración de lo vivido.

Utilizaba varías técnicas al mismo tiempo: llevar a hombros y mecerse en la piscina, masaje posterior en alternancia, empleo del biberón para estimular la regresión a la infancia, conciencia sensorial, etc. Todo esto con la finalidad de mejorar la relación consigo mismo (autoimagen física y psíquica) y reencontrar o encontrar la confianza de un bebé en la vida y su amor por la vida.

El proceso de desvestirse en los grupos de Bindrim se llevaba a cabo de una manera sistemática y gradual. En primer lugar, ocurría después de varias horas de encuentro; luego, en cuartos separados se desvestían -ya que el propósito no era hacer una suerte de strip tease. En segundo lugar, cuando todos los participantes estaban desnudos se entraba a un cuarto semioscuro, donde se escuchaba un fondo de música clásica o semiclásica. Después se proyectaban varios colores sobrios en todo el ambiente con lo cual se eliminara la fase exhibicionista. Se trataba de lograr un acercamiento lo más pronto posible para evitar caer en aberraciones de uno u otro tipo. (Schutzenberger p, 219)

Si alguna persona presentaba una respuesta de angustia muy elevada por mostrar sus órganos genitales, Bindrim la invitaba a enseñarse repetidamente a varios o todos los participantes, hasta que se extinguía la incomodidad. Tanto en este ejemplo, como en muchos otros incidentes del maratón al desnudo, Bindrim reconoce y aplica los principios conductuales. En el caso recién descrito se trata de una desensibilización "in vivo" pero también hace implosión cuando frente a un espejo se le pide a la persona que delante de todos los participantes muestre la parte de su cuerpo que más angustia le provoca.


En un contrato que el participante firmaba antes de entrar al grupo, éste se comprometía a evitar cualquier manipulación sexual con las demás personas, al igual que cuando está vestido; a no tomar fotografías ni escribir artículos sobre lo que se escucha en el grupo. El alcohol y las drogas estaban terminantemente prohibidos, y esa noche que pasaban juntos, cada uno dormía separado, aun siendo marido y mujer. Se pretendía aprender a distinguir la sensualidad de la sexualidad, en el sentido de que es posible que personas del mismo sexo o del sexo opuesto entren en contacto piel con piel para expresarse afecto mutuamente (Kort, p. 81).

Bindrim subraya que el contacto sensual es a menudo considerado como una invitación a la intimidad sexual, y por tanto que la prohibición de la intimidad sexual lleva consigo la prohibición del contacto corporal. Propone entonces distinguir entre ambas cosas animando la sensualidad y protegiendo la sexualidad, de modo que se extienda la expresión autorizable a los dos sexos. Ilustra esto declarando que el contacto físico cariñoso entre dos hombres, por ejemplo, lleva consigo el temor a la homosexualidad. Las defensas individuales frente a la homosexualidad latente llevan pues a Bindrim a prohibir la expresión sexual abierta. Algunos subrayan por otra parte que el tabú del cariño es actualmente más fuerte que el tabú sexual. Según Ruitenbeck, esta prohibición es beneficiosa para los individuos "que harían de la actividad sexual una defensa contra la proximidad emocional"(Colin y Lemaitre, p. 115).

Otra de las facetas importantes del maratón desnudo es la facilitación de experiencias cumbre (Maslow) mediante la saturación sensorial... Se recordaban experiencias cumbre y lo que contribuyó a su emergencia o ante un instante de respuesta emotiva culminante (placer, ira o llanto) y Bindrim la reforzaba exacerbándola con estímulos auditivos, táctiles, gustativos, olfativos y visuales, que la persona misma traía al comienzo de la sesión. Un ejemplo que él mismo cita es el de "un participante quien llegó a una experiencia pico mientras comía chocolate, tocaba una piel de zorro, escuchaba a Scheherazada, olía perfume, miraba un cuadro con un  paisaje verde y cantaba al mismo tiempo".

La combinación de estos estímulos que afectan a cada uno de los sentidos depende del condicionamiento individual y es por ello que cada individuo debía venir preparado al maratón con su propia selección. Muchos califican la experiencia como un "viaje sin drogas", porque al mismo tiempo que la conciencia se encuentra invadida por una emoción intensa, se le presenta estímulos externos que tiene una significación particular que acelera las asociaciones apareadas con esa emoción (Kort, pp. 80ss).

Ginger y Ginger, hablando de su propio trabajo señalan que:

El impacto del trabajo corporal nos parece que es considerablemente amplificado con el recurso de la desnudez [no necesariamente completa, puede ser sólo en ropa de baño].

El trabajo con desnudos colectivos acelera considerablemente los desbloqueos, sobretodo de tipo relacional, afetivo o sexual; permite la renuncia a una imagen mítica de perfección (vehiculizada por los medios de comunicación, publicidad, etc.) para el provecho de la conquista de una imagen de si mismo narcisista más realista, aceptada por el otro y aceptable para si mimo. El trabajo en grupo nos parece, para estos casos, una mejor indicación que una terapia individual, a pesar de las frecuentes reticencias iniciales de este tipo de clientes. Claro está, el trabajo alrededor de la aceptación del cuerpo simboliza una recuperación narcisista más profunda y global (p. 280).

...[Sin embargo] consideramos que el trabajo psicoterapéutico de grupo al desnudo puede volverse traumatizante si es instaurado sobre un modo imperativo y brutal, como cuando Bindrim, incitaba a sus participantes a un examen público detallado de todas las partes del cuerpo, hasta las más íntimas.

Nosotros preferimos introducir eventualmente la desnudez de manera más espontánea (y facultativa), en ocasión de un trabajo en agua caliente, en piscina o en jacuzzi. [El jacuzzi] evoca, conscientemente o no, la situación prenatal intrauterina, y no es raro que las personas se acomoden espontáneamente en posición fetal, acurrucadas entre los cuerpos desnudos, bañándose en un "líquido amniotico" caliente. Este setting favorece diversas sensaciones corporales de tipo regresivo y permite el surgimiento de muchas secuencias arcaicas (verdaderamente "prenatales" o "transpersonales"), acompañadas de sentimientos de bienestar "oceánico" o al contrario de angustia existencial o de abandono.

La vasodilatación provocada por el calor lleva a una aceleración de la circulación sanguínea y de la respiración, modificando la tasa de oxígeno y el pH de la sangre, realizando así, de alguna manera, una "autointoxicación" discreta de la neocorteza, comparable a la obtenida con la hiperventilación forzada tipo rebirthing [Este tipo de modificación de conciencia puede observarse también con el uso del temazcal o "cabaña del sudor" orientado ritualmente].


Además del trabajo de regresión; el medio particular constituido por el agua a la temperatura del cuerpo, así como la desnudez, permiten la experimentación de muchas situaciones: experiencia de abandonarse, miedo de ser sumergido, placer de la inmersión en apnea, contacto cercano con los otros cuerpos desnudos, trabajo de la imagen del cuerpo y sobre la sexualidad.

Aprovechando la desnudez inducida por el baño, proponemos con frecuencia una sesión de Masaje Californiano o Masaje Gestalt, que se trata de un masaje sensitivo euforizante, que tiene como fin a la vez una relajación en el bienestar por una erotización difusa de la piel provocando un escape y no tensión sexual, una mejor integración del esquema corporal y una relación compartida con la pareja o acompañante en una concentración sucesiva en el acto de recibir o de dar calor, ternura o energía.

Nos gusta proponer una variante "desimétrica": una de las dos parejas ofrece el masaje y la otra  lo recibe (durante una duración que puede llegar a una hora) y esto sin reciprocidad. Queremos romper así el equilibrio estático del comercio social donde se supone que cada uno devuelve lo más pronto posible lo que ha recibido. Queremos estimular tanto la gratuidad del don desinteresado como el valor de la demanda espontánea, así  como la toma de responsabilidad de elegir la necesidad dominante del momento y de las prioridades.

No está sobreetendido en este caso, que en una próxima sesión los papeles serán automáticamente invertidos, ni tampoco, que las mismas parejas se encuentren juntas (Ginger, p. 196-198)

Cada uno sigue su propio ritmo.

P.D.: En la actualidad una forma respetuosa de este tipo de trabajo lo podemos encontrar en la Biodanza acuática.

Condensado de:
Colin, L. y Lemaitre, J. M. (1979). El Potencial Humano. Barcelona: Kairós.
Ginger, S. y Ginger, A. (1993). Gestalt: una terapia de contacto. México D.F.: Manual Moderno.
Kort, F. (1971). Psicoterapia de Grupo y Desarrollo del Potencial Humano. Caracas: Monte Ávila.
Schutzenberger, A. (1980). Nuevas Terapias de Grupo. Madrid: Pirámide.