martes, 4 de octubre de 2016

Mecanismo de Defensa somáticos (Corazas)

Cuando Wilheim Reich notó que tomar conciencia del sentido inconsciente del síntoma no era suficiente para su curación decidió centrarse en el análisis del carácter, lo que lo condujo a descubrir la íntima relación entre la musculatura ("coraza muscular") y los mecanismos de defensa psíquicos, es decir una resistencia somato-psíquica frente a la angustia, y a buscar la restauración del flujo energético vital. Dirá: "la rigidez de la musculatura es el lado somático de la represión y la base de su mantenimiento". (Ginger, p. 86)

Reich describió [también] tiempo atrás lo que llamó el reflejo de orgasmo. Bajo el efecto de una potente vigorización para el orgasmo, los movimientos del individuo se sincronizan regularmente. Nosotros creemos que la armonía que Reich describe en cuanto al orgasmo puede observarse en todas las grandes funciones que ponen notoriamente en primer plano al organismo total.

Explosiones culminantes análogas comprometen toda la musculatura en el acto de estornudar, toser, llorar, reír, vomitar y defecar. Supongamos que en su temprano adiestramiento higiénico un niño aprende que puede controlar la defecación apretando los esfínteres y que, en un pacto a lo Fausto, acaba por hacerlo habitualmente. Con esto evita accidentes temidos, pero a costa de una grave pérdida de riqueza funcional, que en realidad no podía prever. Cierto que no habrá más deslices evacuatorios, pero tiene que pagar un alto precio -restricciones en el movimiento de su pelvis o constricciones en su respiración-. A título de ejemplo,


contraiga usted fuertemente su esfínter anal
y observe los cambios consiguientes en su respiración.
Pruebe ahora hablar, siempre con el esfínter muy contraído.
El efecto no es desdeñable, ¿verdad? (Polster)

Gerda Boyesen

Por otro lado, Gerda Boyesen postuló que los procesos peristálticos de los intestinos (ejemplo: sonidos estomacales) juegan un papel importante en el proceso de eliminación de tóxicos y de descarga emocional. Así como las ondas peristálticas tienen una función específica en los procesos digestivos, también ocurren en respuesta a una presión orgánica asociada con estrés y tensión emocional. Gerda Boyesen le dio a esta función el término de “psicoperistalsis”, la cual, limpia y ayuda a expulsar los efectos residuales que permanecen en el cuerpo como producto de una situación emocional. Pero esta fase psicoperistáltica, mediante la cual el ciclo emocional debe completarse, sólo puede ocurrir en condiciones de paz y seguridad, cuando el organismo ya no está a la expectativa.

Corazas visceral y tisular
Cuando las personas viven en una atmósfera de estrés, tensión y conflicto, y nunca pueden sentirse profundamente seguras, la psicoperistalsis se inhibe. Finalmente, los músculos intestinales perderán la capacidad de responder a las presiones que estimularían el funcionamiento psicoperistáltico. Esta pérdida de respuesta es la “coraza visceral”. Cuando se pierde esta función de auto-regulación, el cuerpo nunca está completamente despejado de los efectos de tensión y estrés.

Con una función psicoperistáltica inadecuada, también hay una inadecuada circulación de los fluidos corporales y por lo tanto, no hay una limpieza apropiada de los tejidos. En consecuencia, la bioenergía ya no puede fluir libremente para vitalizar cada una de las células y, por ende, el funcionamiento celular se deteriora. Esto constituye entonces la “coraza tisular”.

[Supongo yo que esta psicoperistalsis se relaciona con los eructos y bostezos tan comunes por parte de terapeutas energéticos (incluidos curanderos) durante sus intervenciones].

Extraído de:
Polster, E. y Polster, M. (1974). Terapia Guestáltica. Bs. As.: Amorrortu.
Saasil (2012): http://www.paginasprodigy.com.mx/saasil/Pagina%20Web%20Centro%20de%20Psicoterapias%20Corporales_archivos/Page3090.htm