Igualmente hay casos de padres que han perdido a sus padres cuando eran pequeños, por abandono, divorcio o muerte; así, aunque quien acude a consulta no es el padre sino el hijo rebelde, inquieto o agresivo, con su conducta saca a la luz su necesidad de tener un padre presente, participativo y afectuoso. No obstante, ¿cómo puede pedirse al padre que realice sus funciones si perdió el suyo a una edad temprana, si no tuvo un modelo o enseñanza de cómo se comporta un padre?
Dicho hombre podrá ser adulto cuando esté listo para agradecer el regalo de la vida, inclinarse ante el destino difícil de los padres y resolver el tema de sus tristeza profunda. En este caso es necesario acercar a la persona al padre o madre para reconciliarse con ellos y después darles el lugar en su corazón. Hasta entonces el amor fluirá, la fuerza llegará y el padre o la madre podrán por fin ser padres adecuados de sus hijos.
[Sin embargo, a veces el orgullo o el resentimiento es tan grande que] la persona permanece en una actitud rebelde infantil; su corazón quiere a medias pero su cabeza no puede todavía inclinarse. Esa persona necesita más tiempo y más intimidad para trabajar lo pendiente.
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