sábado, 17 de diciembre de 2016

Caso: El escultor homicida

Un escultor se había beneficiado satisfactoriamente del tratamiento con un analista progresivo; finalmente se decidió que cambiara de analista, porque permanecían porfiadamente dos síntomas importantes: su incapacidad para trabajar y la obsesiva idea de asesinar a su mujer. Después de las primeras entrevistas le sugerí que debería experimentar esculpiendo el asesinato de su mujer. Al día siguiente regresó entusiasmado, informándome que por primera vez en años había trabajado durante tres horas con interés y placer. Su habilidad para expresarse con lápiz y greda, esto es, en un nivel no verbal, continuaron siendo de gran ayuda en su tratamiento. En su caso, lo obvio que había sido descuidado fue que su medio de expresión era el modelaje, y no el lenguaje.


Referencia:
Perls, F. (1948). Teoría y Técnica de Integración de la Personalidad, en: Stevens, J. (comp.) (2008). Esto es Gestalt. Santiago de Chile: Cuatro Vientos.