viernes, 5 de diciembre de 2014

Musicoterapia y terapia de grupo (1)

La curación, en la medicina tradicional tribal, suele ir acompañada de cantos, cuyo ritmo monótono, a veces lento, a veces frenético, tiene claros efectos hipnóticos. Curiosamente el dios griego Apolo, está encargado tanto de la medicina como de la música.

""El buen éxito o el fracaso de la musicoterapia depende de factores humanos tanto como de factores musicales de relación. La ponderación de la respuesta del paciente a la música debe incluir lo que cabría llamar su "historia musical"(p. 113) "": lo que mamá oía durante la gestación, lo que se escuchaba en casa, sus gustos y aversiones, eventos importantes y la música que los acompañó, etc.

""Para establecer un rapport básico entre el paciente y la música, ésta debe ser elegida para que se satisfaga su esquema y rapidez mental. Una persona apática y lerda, por ejemplo, será más fácilmente envuelta por la música triste y lenta que por la alegre y rápida, e inversamente los pacientes inquietos y distraídos serán más fácilmente alcanzados por música rápida, fuerte y de tiempos alegres. Una vez que el terapeuta se ha introducido en el carácter del paciente y ha conseguido atraer momentáneamente su atención, mediante el empleo de música de carácter contrastante puede ir desarrollando gradualmente un desvío de la atención hacia un tempo diferente o un carácter diferente."" (p. 192)

""Si la música puede ayudar al oyente a explorar y a descubrir su yo interior mediante un proceso psicológico profundo, las actividades musicales pueden auxiliar al ejecutante para que adquiera o desarrolle el conocimiento de sí mismo (p. 120)""... El sonido de las propias voces registrado tiene un enorme impacto en las personas, así como el poder oír la música con aparatos de buena calidad e instrumentos bien afinados.

El terapeuta experimentado no planea de antemano el programa, sino que procura captar la modalidad del grupo desde el comienzo y elige música que refleje esa modalidad. De este modo llega a los oyentes al momento y, si lo desea, puede conducirlo desde un estado de ánimo hacia otros sentimientos.

Oír música puede llevar a algunos pacientes a desear una forma más activa de participación. Podemos advertir que algunos de ellos comienzan a marcar el compás espontáneamente o a susurrar la tonada. Nuestra propia experiencia nos dice que las mejores actividades musicales desarrollables en términos puramente recreativos son el canto o los movimientos al compás de la música... Aunque no tengan mucha voz, aun los pacientes tímidos intentarán susurrar en un grupo vocal que brinda un sentimiento de protección."" (p. 152s)

""El grupo musical es una situación protegida de la cual pueden surgir directores, asumir responsabilidades y les permite tomar decisiones por sí mismos o por el grupo. Este último factor es importante pues algunos pacientes sufren de indecisiones y a menudo esperan que otros asuman las responsabilidades por ellos... En algunos hospitales o escuelas especiales los pacientes dan conciertos a un auditorio invitado. Así, el grupo puede sopesar aun mejor su personalidad y suele comportarse exactamente como un grupo musical de aficionados normales haría en una situación similar, poniendo de manifiesto nerviosidad en la escena, complacencia, ansiedad, el placer de estar ante las candilejas, y la emoción de vivir un momento emocionante en el cual lo real y lo imaginario acaso no sean discernibles.
(...)
Encontramos en cualquier grupo terapéutico cierto número de personas cuya conducta es imprevisible o quizá objetable, y cuya habilidad musical acaso sea muy baja. Dado que todos pertenecen al grupo, la tolerancia social y musical es la clave de esa relación interpersonal, el tipo de tolerancia que ocurre cuando hay aceptación mutua de cada uno y de los demás... Aunque el grupo musical es en esencia un grupo tolerante que se propone disfrutar, resistirá cualquier comportamiento indeseable que pueda echar a perder su función; no tolerará elementos disolventes y es probable que luche contra ellos. (p. 162s)""

""El grupo no debe ser demasiado grande para no perder la intimidad, y para permitir la relación interpersonal. Pero ha de ser lo bastante grande para estimular el contagio del grupo. nuestra experiencia es que un grupo de diez a veinticinco oyentes es en la mayor parte de los casos razonable para un enfoque terapéutico."" (p. 167) Y en el caso de ejecutantes, máximo, unos quince.

Tomado de: Alvin, Juliette (1967). Musicoterapia. Buenos Aires: Paidós.