viernes, 5 de diciembre de 2014

ELEMENTOS TRANSFORMADORES EN LA PSICOTERAPIA GRUPAL

Entre aquellos elementos que impulsan el cambio en el proceso grupal se encuentran: (p. 194-208)
  1. El insight. En el espacio-tiempo de la sesión, a los aspectos internalizados aprisionarlos, descubrirlos, reconocerlos, mirarlos en ese "afuera" terapéutico que es la réplica más o menos exacta del "adentro", para entonces, en función del insight, aprobarlos, modificarlos, repararlos, o devolverlos, etc., de modo de permitir y favorecer el cambio hacia el crecimiento personal.
  2. El outsight. Se trata de la posibilidad y capacidad de percibir y descifrar la realidad contextual, ya no hablamos aquí del "afuera que exterioriza el adentro". Poder reconocer una propuesta sometedora y explotadora en una sonrisa cómplice, una palabra amable o una imagen televisiva.
  3. Relacionar el insight con el outsight. El poder eslabonar lo interno con el externo, rastrear el parentesco entre la mirada airada, punitiva, del padre de un adolescente, mirada incrustada en su interior ante la que solo cabe el temblor y el sometimiento con la aceptación del sufrimiento y la naturalización del displacer que provoca "la mirada airada" de una exigencia patronal arbitraria.
  4. La posibilidad de agrupamiento. En el sentido de la oportunidad extraordinaria de encontrarnos con otras personas, de sentirnos con alguien. La posibilidad de vivir la experiencia de que alguien se "meta" en nuestras cosas, no para apropiárselas, sino para devolverlas transformadas, descubriendo que lo de los demás también es mío. En el grupo terapéutico, hacerle bien a un compañero no significa ser amable con él, sino incluso agredirlo porque me fastidian sus conflictos también a partir de lo que a él lo bloquean o invalidan. O poder acariciarlo porque ese es su deseo, aunque él mismo no tenga conciencia de ello, y aunque en ese momento mi deseo quizá sea el de ser yo acariciado. Pero sabiendo que poder discriminar correctamente el deseo ajeno entendiéndolo, o simplemente sintiéndolo, es una forma más de discriminar el propio.
  5. La función especular, la posibilidad de observarse, escucharse, tocarse, desde el otro, siendo este otro mi espejo. Entonces no sólo con la palabra, sino también a través de las reacciones que provoco: bostezo, sonrisa, aburrimiento, interés, un cuerpo inclinándose hacia uno, etc., que permiten confirmar o modificar la propia perspectiva de sí mismo.
  6. La emulación. Las acciones de los otros miembros generan cambios en el resto, incluso estimulan a la acción de viejos deseos postergados. También es posible una emulación negativa, resistencial o poner en evidencia el rezago transformacional de alguien, que finalmente termina dejando el grupo.
  7. La solidaridad. Que incluso puede manifestarse fuera del espacio-tiempo grupal, como apoyo concreto ante cambios que desea implementar un miembro.
  8. La posibilidad de discriminar, afirmar y poner de manifiesto la propia identidad, pues a través de los Otros es que puedo llegar a ser Yo.
  9. La transformación inducida, entendida como aquella transformación que "ocurre" como emergente grupal, sin que podamos o tengamos que saber su origen o su intencionalidad. Aquí incluimos el dejar de prestar atención a las conductas parásitas o fuera de contexto.
  10. El descubrimiento y desarrollo de la capacidad de imaginar. Sobre esta condición del psiquismo se ejerce una sistemática presión social para su atrofia, pues la aceptación de prescripciones y roles alienantes son necesitados por el orden social para su mantenimiento y reproducción.
  11. La restitución del cuerpo al campo perceptivo, cognitivo y activo de la persona supone un importante vehículo hacia la transformación, además de ser transformador en sí mismo. (...) Lo corporal configura lo más concreto de la existencia. (Sin embargo vivimos alienados,) ...este distanciamiento entre la mente y el cuerpo determina la habitual, inevitable, sensación de extrañeza que todos sentimos respecto de nuestros latidos, nuestras secreciones, nuestras tibiezas. Extrañeza que de pronto puede inundarnos como reintegración catastrófica en casos de enfermedad o accidente. Relacionada con dicha alienación se halla la usual manera de referirnos al cuerpo como a algo que se "tiene", disfrazando el hecho de que en realidad se "es" un cuerpo propio, porque incluso el lenguaje no es más que uno de los registros expresivos de lo corporal (glotis, paladar, cerebro, etc.) (p. 120)
C (varón), profesor de gimnasia, y por lo tanto habituado a "vérselas con el cuerpo", le señaló a T (mujer) que por su forma de sentarse, con brazos y piernas cruzados estrechamente, daba la impresión de estar "atada", "anudada" por sí misma. Ello correspondía exactamente con las características de su personalidad global (inhibida, tímida, retraída). Le propusimos a C que hiciera algo con T, que la ayudara; este reacomodó la actitud corporal de T librándola de su "ligaduras". Se le preguntó a T qué sentía, y entonces pudo trasmitir un material ligado a sus fantasías sexuales infantiles, que hasta entonces había permanecido en la sombra.
En este ejemplo quisiera detenerme en algunos aspectos: cuando le pedimos a C que hiciera algo, que actuara, estábamos propugnando en el seno de dicho grupo la utilización de un código distinto del verbal, que resultaba indispensable puesto que T hacía gala de un "brillante" y paralizante manejo de racionalizaciones e intelectualizaciones verbales. (p. 52)
Las intervenciones facilitadoras son aquellas que se proponen asegurar una interacción operativa, con un grado de participación, compromiso e inteligibilidad que promueva  el proceso transformador.
Una intervención de este tipo puede consistir en lo siguiente:
  • Una pregunta a quien señaló algo: ¿Por qué será que se te ocurrió a ti decir eso?
  • Cuando alguien ha terminado de resaltar algo, proponer que cada uno de los integrantes del grupo digan brevemente qué sintieron, qué pensaron o qué entendieron
  • Rescatar para la interacción grupal, para la "olla", algún gesto o bostezo, denunciándolo y solicitando que sea verbalizado o que se intente verbalizarlo.
  • Si alguno de los integrantes está relatando verbalmente algo y resulta claro que la palabra es usada como defensa y no como vínculo, indicarle que interrumpa lo hablado y continúe con gestos o movimientos, etc.
En términos generales, puede decirse que una de las finalidades de este tipo de intervención es mantener un grado de "intensidad" operativa. (p. 174)

La Interpretación grupal no es aquella que se propone detectar una fantasía única, válida colectivamente, sino aquella intervención que abarca a más de un paciente. Las alternativas de selección son, según mi criterio, dos:
  1. Aquel material que se revela como más abarcador, es decir que su esclarecimiento o exploración se articulará con los impulsos, conflictos y deseos del mayor número posible de integrantes de un grupo terapéutico.
  2. El emergente impregnado de una intensidad afectiva que haga inevitable y útil su resolución, aunque sea privativo de uno sólo de los pacientes. Ya he esclarecido suficientemente que, aún en este caso, el nivel de la tarea será grupal, por la posibilidad de ocuparse del prójimo, de ponerse en su lugar, de dejar resonar en cada uno de sus conflictos emparentados, de cotejar los modelos de solución posibles con los actuados o elegidos personalmente, etc. (p. 183)
La psicoterapía debe estar al servicio (del nivel) del cliente. Estar en el grupo es como entrar a un sueño (N. del E.)

Tomado de:
O'Donnell, Pacho (1974). Teoría y técnica de la psicoterapia grupal. Bs. As.: Amorrortu,