sábado, 8 de mayo de 2010

Mater nostra

Dicen que muchos bebés lo primero que dicen es Pá! Hay que mirar las caras de sus abnegadas madres entre la sorpresa y el desencanto de no haber oído un Má! Y sin embargo esto sugiere un verdadero motivo de orgullo para esa mamá. ¿No le ha pasado que cuando le han preguntado su número telefónico no lo ha recordado y a respondido -a modo de disculpa- "es que como yo no me llamo a mi mismo"? Pues como que con los pequeños pasa lo mismo: mamá es parte de ellos.

Mamá es calor, es arrullo, es el límite que me contiene, es el espejo que me hace saber que existo, es una gran teta que sacia mi hambre, mi sed y mis angustias. Ella es Yo y Yo soy Ella.

¿Cómo llamarla si está conmigo, si soy yo mismo?

A esto le llamamos Fusión Madre-Bebé, de la que poco a poco nos vamos desprendiendo mutuamente, saliendo en busca de ese Pá! , dejando la teta, yendo a la escuela, haciendo amigos, formando parejas, yéndonos de casa, dándole su lugar a nuestro consorte. Si para nosotros, hijos, es un proceso a veces díficil, para nuestra madre lo es tanto o más, porque ella nos llevó en su barriga 9 largos meses, nos tuvo en sus brazos chiquitos y frágiles, cuidó de nosotros más grandes pero dependientes, y nos vió adentrarnos en el mundo, aunque para ella seguíamos, y siempre seguiremos, siendo "su pequeño, su pequeña".

No importa donde estés, mamá, aquí, en mi corazón, tu siempre serás la grande y yo, tu pequeño.

FELIZ VIDA, MAMA