- La agresión en los niños no debe ser castigada con nalgadas, golpes o aislamientos en un cuarto. No debemos continuar la herencia que recibimos.
- Todo el mundo en una familia tiene derecho a expresar su rabia; incluso los niños pueden o deben tener la iniciativa de decir a sus padres lo que les enoja para liberarse de ésta.
- Dicha forma de vivir la rabia debe ser mostrada vivencialmente a los niños.
- Cuando los padres tienen una discusión entre ellos, pueden hacerlo en presencia de los niños, pero con la condición de que la terminen y se separen reconciliados. No hay que tener miedo de afectar a los niños con esto: es importante que aprendan que una pareja puede enojarse y pelear sin el temor de que pueda ser catastrófico: lo más importante aquí es la reconciliación.
- La rabia debe ser expresada en forma verbal y con la garganta; se vale chillar, reprochar y hasta gritar; no se vale tocar el cuerpo del otro [ni arrojarle cosas].
- Cualquier pleito debe terminar en reconciliación. [no dejar de dormir juntos por un pleito, la cercanía de los cuerpos facilita el re-acercamiento]
- Expresarse desde el propio sentir: usar "mensajes yo": "Me molesta esa cara que pones", "me siento ofendido por tus palabras", "Estoy harto de lo mismo" (en lugar de "mensajes tú": "tú me sacas de quicio", "me has ofendido", "imbécil"). Para que no quepan dudas: los "mensajes yo" excluyen los insultos, las alusiones al pasado, el sarcasmo. Expresar la rabia es expresar "mi rabia" de la situación concreta. Así no hay manera que expresar la rabia sea una falta de respeto. [este acápite es una síntesis propia]
Tomado de:
Rincón, L. (2009). El abrazo que lleva al amor. México. Prekop, p. 139s