Una de mis primeras "curas milagrosas" se debió a la aplicación intuitiva de esta técnica (la del "ir y venir"). Un hombre relativamente joven llegó a la terapia con la queja de impotencia sexual. Me relató con lujo de detalles cosas concernientes a su situación familiar, actividades sociales, etc. Pero lo más interesante fue su observación de que a pesar de que su salud en general era buena, estaba en tratamiento con un otorrinolaringólogo por una congestión nasal crónica. Esto me pareció la clave central de su problema, y recordando la observación de Fleiss-Freud de que la congestión de la mucosa nasal era muchas veces un desplazamiento proveniente de la zona genital, le pregunté si estaría dispuesto a interrumpir ese tratamiento por un tiempo. Estuvo de acuerdo. En la siguiente sesión le pedí que dirigiera su atención alternadamente de sus sensaciones nasales a sus sensaciones genitales inexistentes. Y ocurrió algo extraordinario. Disminuyó la congestión nasal y aumentó la tumefacción de su pene. Ahora podía respirar libremente y también mantener relaciones sexuales. No era tan sólo que interrumpía la erección y desplazaba tanto la sensación y la tumefacción a su nariz, sino que había comenzado a compartimentalizar sus síntomas.
Al considerar los desplazamientos de este modo, se hace evidente que éstos no pueden ser tratados dentro de la ubicación donde surgen debido a que en ese lugar no tienen ningún sentido funcional. Hay que llevar de vuelta el desplazamiento al sitio que le corresponde; únicamente podrá ser resuelto en el área donde tiene significado. El paciente que sufre de dolores oculares debidos a retención del llanto, podrá disolver sus dolores únicamente mediante el llanto. Del mismo modo aquel paciente que ha desplazado de sus testículos (en vernacular: sus pelotas) donde tiene semen retenido, a los globos oculares (y he tenido varios pacientes como éste) tendrá que desplazar sus dolores de vuelta a donde corresponden antes de poder tratarlo. Únicamente entonces podrá gozar de un buen orgasmo y perder su síntoma.
Tomado de:
Perls, F. (1976). El Enfoque Gestáltico. Santiago: Cuatro Vientos, p. 90.