viernes, 25 de mayo de 2018

Explorar la relación madre-hijo

El ejercicio propuesto consiste en recortar tres formas en papeles de colores: una para sí, otra para su hijo, una para su madre, y representar, pegándolo, el lugar respectivo de estos personajes:

Primer cuadro: antes del nacimiento.
Segundo cuadro: después del nacimiento del niño.

He aquí el pegado de Jeanne:


En el primer cuadro encontramos formas concéntricas. Jeanne incluye a su hijo en ella misma y ella misma se incluye en su madre (Jeanne acababa de dar a luz hacía una semana). En el segundo cuadro, el niño está yuxtapuesto a ella misma, quien está todavía incluida en su madre, excepto en el lugar de la brecha abierta por el niño.

Cuando Jeanne comenta su producción, está muy consciente de haber traído su hijo al mundo: "Ahora ya salió, ya no forma parte de mí, él es él mismo". Pero ella no está absolutamente consciente de su propia relación confluente con su madre (fallecida hace más o menos un año).

Terapeuta: Y tú, ¿saliste de tu madre?
Jeanne (sorprendida de constatar su propio lugar en su dibujo): ¡No! Yo ¿sigo estando todavía en mi madre?
Ella reflexiona. El señalamiento de la terapeuta provoca un insight en ella.
T: Para tu hijo el paso del nacimiento lo hace salir de su madre, pero en ti ¿qué pasó?
J: Mi madre era autoritaria. Yo no podía escapármele, ella controlaba todo. Yo era la hija mayor. Ella era quien mandaba a mi padre.
T: Mira tu segundo dibujo ¿Cuál es tu forma de escapar de tu madre?
J: ¡Ah, sí! ¡Es el niño! Mi madre ya no me rodea más allí donde está el niño. La única forma de escapar era teniendo a mi vez un niño. es por eso que me casé.

Esta toma de conciencia permitirá abordar otro trabajo sobre la relación entre la muerte de la madre y el momento de la concepción de este nuevo niño, en plena depresión nerviosa que siguió al deceso.

Tomado de:
Ginger, S.  Ginger A. (1993). La Gestalt. Una terapia de contacto. México: Manual Moderno, p. 267